La muerte de Adolf Hitler siempre ha estado llena de misterio. Según la historia oficial, el 30 de abril de 1945 Hitler se suicidaba junto a Eva Braun en el Búnker de la Cancillería (Führerbunker) de Berlín.
Posteriormente se quemaron sus cadáveres, pero los informes confusos, las diferentes versiones dadas por los soviéticos, y la falta de información sobre el paradero de los restos de Hitler, sirvieron para alimentar todo tipo de rumores. Se comenzó a especular con la posibilidad de que Hitler siguiera vivo, basándose en la teoría de que Hanna Reitsch, la célebre aviadora alemana, habría sacado al Führer vivo de Alemania durante la Batalla de Berlín.
Nacida en 1912 en Silesia, actualmente Polonia pero parte del Imperio Alemán por aquella época, Hanna Reitsch estudió medicina, sin embargo muy pronto comenzó a interesarse por la aviación. Realizó sus primeras prácticas de vuelo en Grunau (Silesia) en 1932, y poco después se matriculó en una escuela de vuelo amateur para aviones a motor en Staaken (cerca de Berlín).
La aviadora alemana no tardó en destacar entre sus compañeros. Fue contratada en 1933 por Wolf Hirth como instructora de vuelo, y poco después la Ufa Film Company (cadena de televisión alemana) la reclutó como piloto de acrobacias, estableciendo un récord de resistencia no oficial para mujeres, de once horas y veinte minutos.
En 1934 se unió a Wolf Hirth y otros populares pilotos de acrobacias de la época como Peter Riedel y Heini Dittmar, para hacer una expedición a Sudamérica. Mientras se encontraba en Argentina, se convirtió en la primera mujer en ganar la Insignia de Plata C.
En junio de 1934, Reitsch se convirtió en miembro de la Deutsche Forschungsanstalt für Segelflug (DFS) y en poco tiempo sería contratada como piloto de pruebas por la Luftwaffe, la Fuerza Aérea Alemana.
A pesar de que físicamente era pequeña (con una estatura de 1,50 metros) y muy delgada (apenas sobrepasaba los 40 kilos), Hanna Reitsch tenía el cabello rubio, ojos azules y siempre aparecía con una sonrisa ante las cámaras, por lo que fue reclutada para la propaganda del Tercer Reich a finales de los años 30 y principios de la década de 1940. Su habilidad para volar, su deseo de publicidad y sus cualidades fotogénicas la convirtieron rápidamente en una estrella de la propaganda nazi.
En 1938 Reitsch fue la primera mujer piloto de helicópteros y uno de los pocos pilotos en volar el Focke-Achgelis Fa 61 (Focke-Wulf Fw 61), el primer helicóptero totalmente controlable, una hazaña por la que recibió la Medalla de vuelo militar.
Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, Reitsch fue piloto de pruebas para el popular bombardero Junkers Ju 87 Stuka y participó en los proyectos de bombarderos Dornier Do 17, recibiendo la Cruz de Hierro de Segunda Clase de mano de Hitler el 28 de marzo de 1941.
También fue la primera mujer en pilotar un jet y un avión propulsado por cohete, el Messerschmitt Me 163 Komet en 1942. En uno de estos vuelos sufrió un grave accidente que la hizo pasar cinco meses en un hospital recuperándose, siendo galardonada con la Cruz de Hierro de Primera Clase después del accidente.
Durante los últimos días de la guerra, Hitler despidió a Hermann Göring como jefe de la Luftwaffe y nombró al amante de Reitsch, el coronel general Robert Ritter von Greim, para reemplazarlo. Greim y Reitsch, volaron en un Fieseler Fi 156 Storch hasta Berlín, donde se encontraron con el dictador en el búnker de Hitler, llegando a la ciudad el 26 de abril, cuando las tropas del Ejército Rojo ya estaban en la zona central de Berlín.
Reitsch aterrizó en una pista de aterrizaje improvisada en el Tiergarten, cerca de la Puerta de Brandenburgo, y cuando se encontró con el Führer, éste le dio a la aviadora dos cápsulas de veneno, para ella y para von Greim. Von Greim recibió la orden de que la Luftwaffe atacara a las fuerzas soviéticas que acababan de llegar a Potsdamer Platz y se asegurara de que Heinrich Himmler fuera castigado por su traición al haber hecho un contacto no autorizado con los Aliados para rendirse. Al parecer, la aviadora intentó convencer a Hitler de que escapara en su avión y huyera con ella de Berlín, pero Hitler se negó.
Durante la tarde del 28 de abril, Reitsch consiguió sacar a su amante von Greim de la sitiada Berlín en un avión Arado Ar 96, utilizando la misma pista de aterrizaje improvisada del Tiergarten. Sería el último avión alemán que salió de Berlín.
Las tropas del ejército soviético, que se abrían paso a través del Tiergarten desde el norte, intentaron derribar el avión por temor a que Hitler escapara en él, pero Reitsch despegó con éxito y consiguió huir, aunque pocos días después serían capturados por las tropas estadounidenses en Austria.
Los oficiales de inteligencia militar de Estados Unidos interrogaron a ambos pero no les sonsacaron ningún tipo de información relevante, por lo que tras 18 meses retenida, liberaron a Hanna Reitsch. Por su parte, Ritter von Greim se suicidó en la prisión el 24 de mayo de 1945.
Tras su liberación, su popularidad siguió siendo enorme, llegando incluso a ser invitada a la Casa Blanca en 1961 por el presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy. También continuó destacando como aviadora durante años, ganando campeonatos y batiendo nuevos récords, como conseguir el récord de altitud de las mujeres (6.848 metros). Reitsch voló hasta los últimos días de su vida, cuando murió en agosto de 1979 de un ataque al corazón en Frankfurt a la edad de 67 años.
Hanna Reitsch fue una de las pilotos más célebres de la historia de Alemania, y su relación con Hitler era de confianza en muchos casos, ya que el Führer siempre tuvo a la aviadora en una alta estima. Las teorías de la conspiración sobre la posibilidad de que Hitler no muriera realmente en el búnker de Berlín, y que pudiera haber salido vivo de Alemania, se deben en gran parte al intrépido vuelo que realizó Reitsch durante el sitio de Berlín para llegar hasta el Führerbunker y ver personalmente a Hitler.
Tras el suicidio de Hitler y Eva Braun el 30 de abril de 1945, se subieron los cuerpos al patio de la Cancillería del Reich, donde fueron incinerados y enterrados con prisas, debido a la incesante lluvia de bombas. Si bien el Ejército Rojo debía haber encontrado los restos de Adolf Hitler con la toma de Berlín, Stalin negó tener pruebas de su muerte, e incluso se llegó a acusar a Estados Unidos y Gran Bretaña de ocultar una presunta huida de Hitler.
La falta de información alimentó rápidamente los rumores de que Hitler seguía vivo. Según estas teorías, el dictador habría conseguido escapar en el avión de Hanna Reitsch hacia España, y posteriormente habría huido a Sudamérica, ya fuera en avión o en el interior de un submarino, viviendo bajo una identidad falsa en Argentina, Chile o Perú.
El destino final de los restos de Hitler se convirtió en un misterio, y la propia aviadora Hanna Reitsch aumentaría la leyenda tras la publicación de su libro autobiográfico "Fliegen, mein Leben" (Volar, Mi vida) en 1951. En una edición posterior del libro, Reitsch decidió añadir una extraña línea final donde daba a entender que podía haber sacado a Hitler de Alemania, con la frase: "¿Zögern Sie nicht, begrüßen Sie Hitler aus Berlin?" (¿No lo dudes, saludos a Hitler desde Berlin?).
Aunque no existen pruebas de que Hitler hubiera sobrevivido a la Segunda Guerra Mundial, y la hipótesis suele encuadrarse en las denominadas "teorías de la conspiración", lo cierto es que el gobierno de los Estados Unidos consideró seriamente esta posibilidad, enviándose agentes del FBI a América del sur para investigar los presuntos avistamientos de Hitler en Argentina.
Con la caída de la Unión Soviética se comenzaron a desclasificar documentos secretos de la KGB donde aparentemente se aclaraba lo sucedido con los restos de Hitler. Según estos documentos, miembros del Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos (NKVD) identificaron el cuerpo de Hitler pocos días despúes de terminar la Batalla de Berlín.
Junto a los cuerpos de Adolf Hitler y Eva Braun se encontrarían también los restos de Joseph Goebbels, de su esposa Magda Goebbels y de sus seis hijos después de que su madre les administrara una dosis letal de cianuro tras la muerte del Führer.
El NKVD llevó los restos mortales del dictador a Magdeburgo junto a los restos de la familia Goebbels, y en febrero de 1946 los enterraron, aunque el destino de los restos se mantuvo en secreto por órdenes de Stalin. Décadas después, antes de que la KGB tuviera que ceder el control de las instalaciones al gobierno de la República Democrática de Alemania, en 1970 se envió desde la URSS un equipo especial para destruir secretamente los cadáveres. Según la documentación, se quemaron los restos de los cadáveres que encontraron dentro de las cajas y arrojaron las cenizas al río Biederitz, un afluente del Elba.
Como curiosidad, poco antes de su muerte el 24 de agosto de 1979, Hanna Reitsch envió una carta al piloto británico Eric Brown donde le decía: "Comenzó en el búnker, allí debe terminar". La célebre aviadora moría pocas semanas después de un infarto al corazón, pero nunca se realizó una autopsia del cadáver. Según comentó el propio piloto Eric Brown, el mensaje de la carta significaba que Reitsch había decidido acabar con su vida de la misma forma que su amante Ritter von Greim, tomando la cápsula de veneno que les había dado Hitler.
Posteriormente se quemaron sus cadáveres, pero los informes confusos, las diferentes versiones dadas por los soviéticos, y la falta de información sobre el paradero de los restos de Hitler, sirvieron para alimentar todo tipo de rumores. Se comenzó a especular con la posibilidad de que Hitler siguiera vivo, basándose en la teoría de que Hanna Reitsch, la célebre aviadora alemana, habría sacado al Führer vivo de Alemania durante la Batalla de Berlín.
Nacida en 1912 en Silesia, actualmente Polonia pero parte del Imperio Alemán por aquella época, Hanna Reitsch estudió medicina, sin embargo muy pronto comenzó a interesarse por la aviación. Realizó sus primeras prácticas de vuelo en Grunau (Silesia) en 1932, y poco después se matriculó en una escuela de vuelo amateur para aviones a motor en Staaken (cerca de Berlín).
La aviadora alemana no tardó en destacar entre sus compañeros. Fue contratada en 1933 por Wolf Hirth como instructora de vuelo, y poco después la Ufa Film Company (cadena de televisión alemana) la reclutó como piloto de acrobacias, estableciendo un récord de resistencia no oficial para mujeres, de once horas y veinte minutos.
En 1934 se unió a Wolf Hirth y otros populares pilotos de acrobacias de la época como Peter Riedel y Heini Dittmar, para hacer una expedición a Sudamérica. Mientras se encontraba en Argentina, se convirtió en la primera mujer en ganar la Insignia de Plata C.
En junio de 1934, Reitsch se convirtió en miembro de la Deutsche Forschungsanstalt für Segelflug (DFS) y en poco tiempo sería contratada como piloto de pruebas por la Luftwaffe, la Fuerza Aérea Alemana.
A pesar de que físicamente era pequeña (con una estatura de 1,50 metros) y muy delgada (apenas sobrepasaba los 40 kilos), Hanna Reitsch tenía el cabello rubio, ojos azules y siempre aparecía con una sonrisa ante las cámaras, por lo que fue reclutada para la propaganda del Tercer Reich a finales de los años 30 y principios de la década de 1940. Su habilidad para volar, su deseo de publicidad y sus cualidades fotogénicas la convirtieron rápidamente en una estrella de la propaganda nazi.
En 1938 Reitsch fue la primera mujer piloto de helicópteros y uno de los pocos pilotos en volar el Focke-Achgelis Fa 61 (Focke-Wulf Fw 61), el primer helicóptero totalmente controlable, una hazaña por la que recibió la Medalla de vuelo militar.
Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, Reitsch fue piloto de pruebas para el popular bombardero Junkers Ju 87 Stuka y participó en los proyectos de bombarderos Dornier Do 17, recibiendo la Cruz de Hierro de Segunda Clase de mano de Hitler el 28 de marzo de 1941.
También fue la primera mujer en pilotar un jet y un avión propulsado por cohete, el Messerschmitt Me 163 Komet en 1942. En uno de estos vuelos sufrió un grave accidente que la hizo pasar cinco meses en un hospital recuperándose, siendo galardonada con la Cruz de Hierro de Primera Clase después del accidente.
Durante los últimos días de la guerra, Hitler despidió a Hermann Göring como jefe de la Luftwaffe y nombró al amante de Reitsch, el coronel general Robert Ritter von Greim, para reemplazarlo. Greim y Reitsch, volaron en un Fieseler Fi 156 Storch hasta Berlín, donde se encontraron con el dictador en el búnker de Hitler, llegando a la ciudad el 26 de abril, cuando las tropas del Ejército Rojo ya estaban en la zona central de Berlín.
Reitsch aterrizó en una pista de aterrizaje improvisada en el Tiergarten, cerca de la Puerta de Brandenburgo, y cuando se encontró con el Führer, éste le dio a la aviadora dos cápsulas de veneno, para ella y para von Greim. Von Greim recibió la orden de que la Luftwaffe atacara a las fuerzas soviéticas que acababan de llegar a Potsdamer Platz y se asegurara de que Heinrich Himmler fuera castigado por su traición al haber hecho un contacto no autorizado con los Aliados para rendirse. Al parecer, la aviadora intentó convencer a Hitler de que escapara en su avión y huyera con ella de Berlín, pero Hitler se negó.
Durante la tarde del 28 de abril, Reitsch consiguió sacar a su amante von Greim de la sitiada Berlín en un avión Arado Ar 96, utilizando la misma pista de aterrizaje improvisada del Tiergarten. Sería el último avión alemán que salió de Berlín.
Las tropas del ejército soviético, que se abrían paso a través del Tiergarten desde el norte, intentaron derribar el avión por temor a que Hitler escapara en él, pero Reitsch despegó con éxito y consiguió huir, aunque pocos días después serían capturados por las tropas estadounidenses en Austria.
Los oficiales de inteligencia militar de Estados Unidos interrogaron a ambos pero no les sonsacaron ningún tipo de información relevante, por lo que tras 18 meses retenida, liberaron a Hanna Reitsch. Por su parte, Ritter von Greim se suicidó en la prisión el 24 de mayo de 1945.
Tras su liberación, su popularidad siguió siendo enorme, llegando incluso a ser invitada a la Casa Blanca en 1961 por el presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy. También continuó destacando como aviadora durante años, ganando campeonatos y batiendo nuevos récords, como conseguir el récord de altitud de las mujeres (6.848 metros). Reitsch voló hasta los últimos días de su vida, cuando murió en agosto de 1979 de un ataque al corazón en Frankfurt a la edad de 67 años.
Hanna Reitsch fue una de las pilotos más célebres de la historia de Alemania, y su relación con Hitler era de confianza en muchos casos, ya que el Führer siempre tuvo a la aviadora en una alta estima. Las teorías de la conspiración sobre la posibilidad de que Hitler no muriera realmente en el búnker de Berlín, y que pudiera haber salido vivo de Alemania, se deben en gran parte al intrépido vuelo que realizó Reitsch durante el sitio de Berlín para llegar hasta el Führerbunker y ver personalmente a Hitler.
Tras el suicidio de Hitler y Eva Braun el 30 de abril de 1945, se subieron los cuerpos al patio de la Cancillería del Reich, donde fueron incinerados y enterrados con prisas, debido a la incesante lluvia de bombas. Si bien el Ejército Rojo debía haber encontrado los restos de Adolf Hitler con la toma de Berlín, Stalin negó tener pruebas de su muerte, e incluso se llegó a acusar a Estados Unidos y Gran Bretaña de ocultar una presunta huida de Hitler.
La falta de información alimentó rápidamente los rumores de que Hitler seguía vivo. Según estas teorías, el dictador habría conseguido escapar en el avión de Hanna Reitsch hacia España, y posteriormente habría huido a Sudamérica, ya fuera en avión o en el interior de un submarino, viviendo bajo una identidad falsa en Argentina, Chile o Perú.
El destino final de los restos de Hitler se convirtió en un misterio, y la propia aviadora Hanna Reitsch aumentaría la leyenda tras la publicación de su libro autobiográfico "Fliegen, mein Leben" (Volar, Mi vida) en 1951. En una edición posterior del libro, Reitsch decidió añadir una extraña línea final donde daba a entender que podía haber sacado a Hitler de Alemania, con la frase: "¿Zögern Sie nicht, begrüßen Sie Hitler aus Berlin?" (¿No lo dudes, saludos a Hitler desde Berlin?).
Aunque no existen pruebas de que Hitler hubiera sobrevivido a la Segunda Guerra Mundial, y la hipótesis suele encuadrarse en las denominadas "teorías de la conspiración", lo cierto es que el gobierno de los Estados Unidos consideró seriamente esta posibilidad, enviándose agentes del FBI a América del sur para investigar los presuntos avistamientos de Hitler en Argentina.
Con la caída de la Unión Soviética se comenzaron a desclasificar documentos secretos de la KGB donde aparentemente se aclaraba lo sucedido con los restos de Hitler. Según estos documentos, miembros del Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos (NKVD) identificaron el cuerpo de Hitler pocos días despúes de terminar la Batalla de Berlín.
Junto a los cuerpos de Adolf Hitler y Eva Braun se encontrarían también los restos de Joseph Goebbels, de su esposa Magda Goebbels y de sus seis hijos después de que su madre les administrara una dosis letal de cianuro tras la muerte del Führer.
El NKVD llevó los restos mortales del dictador a Magdeburgo junto a los restos de la familia Goebbels, y en febrero de 1946 los enterraron, aunque el destino de los restos se mantuvo en secreto por órdenes de Stalin. Décadas después, antes de que la KGB tuviera que ceder el control de las instalaciones al gobierno de la República Democrática de Alemania, en 1970 se envió desde la URSS un equipo especial para destruir secretamente los cadáveres. Según la documentación, se quemaron los restos de los cadáveres que encontraron dentro de las cajas y arrojaron las cenizas al río Biederitz, un afluente del Elba.
Como curiosidad, poco antes de su muerte el 24 de agosto de 1979, Hanna Reitsch envió una carta al piloto británico Eric Brown donde le decía: "Comenzó en el búnker, allí debe terminar". La célebre aviadora moría pocas semanas después de un infarto al corazón, pero nunca se realizó una autopsia del cadáver. Según comentó el propio piloto Eric Brown, el mensaje de la carta significaba que Reitsch había decidido acabar con su vida de la misma forma que su amante Ritter von Greim, tomando la cápsula de veneno que les había dado Hitler.
Vaya toda una historia
ResponderEliminar