La brujería era considerada hace siglos como una gran amenaza para la sociedad cristiana europea. Si bien las cazas de brujas se habían producido ya durante la Edad Media e incluso antes con la persecución de supuestos magos o prácticas paganas en la Antigüedad, es a partir de 1450 cuando se produce en Europa la gran caza de brujas que pasaría a la historia.
Durante casi tres siglos, miles de personas, principalmente mujeres, fueron acusadas de brujería y ejecutadas, en muchos casos, quemadas en la hoguera. Una época en la que la histeria, la ignorancia y el miedo a lo desconocido alimentó estas persecuciones.
De ello se aprovecharon también los denominados "cazadores de brujas", fanáticos que vieron en las persecuciones de brujas de Europa Central una buena oportunidad para ganar dinero o poder (o ambas cosas). Algunos de estos infames cazadores de brujas reales se llegaron a hacer incluso más famosos que las supuestas "brujas" que perseguían.
De todos los cazadores de brujas que ha habido en la historia, Matthew Hopkins probablemente sea uno de los más prolíficos. A Hopkins y a sus seguidores se les atribuye haber "acreditado" cerca de 200 casos de brujería. Algo que le convirtió en una celebridad en la época, otorgándose él mismo el título de "cazador de brujas".
No se sabe demasiado de la vida de Hopkins antes de dedicarse a la búsqueda de brujas. Parece ser que nació en la década de 1620 en Inglaterra y ejerció como abogado sin demasiado éxito. La caza de brujas le proporcionaba una fuente de ingresos adicional que con el tiempo se acabó convirtiendo en su única dedicación. Es probable que Hopkins en realidad no fuera un fanático, si no que se dedicó a la caza de brujas exclusivamente por dinero.
Las leyes sobre brujería en la Inglaterra del siglo XVII era más suave que en la Europa Continental, sin embargo también se usaba la tortura (ya se había producido algún juicio famoso en la isla como los juicios por brujería de North Berwick en Escocia). Algunas de las técnicas de tortura que usaba Hopkins era la privación del sueño del acusado por brujería y obligarles a caminar toda la noche sin descanso hasta que confesaran. En los casos más difíciles, usaba técnicas más extremas. Una de ellas consistía en atar a la supuesta bruja y sumergirla en el agua. El razonamiento era que al ser brujas habían negado su bautismo y por lo tanto serían repelidas por el agua saliendo a flote, para ser ejecutadas por brujería. Si no eran brujas, se hundirían y se ahogarían e irían al cielo.
De los últimos años de la vida de Hopkins apenas hay documentación aunque se cree que también él llegó a ser acusado de brujería y tuvo que someterse a juicio para ser exculpado.
Michaelis era un Gran Inquisidor de la Inquisición francesa a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII. Es el autor del libro "La admirable historia de la posesión y conversión de un mujer penitente" de 1612. Entre otras cosas, el libro relata una jerarquía de demonios que se usa de referencia incluso hoy en día. Coloca a Lucifer en la parte superior, seguido de Belcebú, Leviatán y Asmodeo. Supuestamente, Michaelis obtuvo la información de primera mano durante un caso de posesión demoníaca.
En 1611, el año en el que se dieron el mayor número de casos de brujería en Francia, en la pequeña ciudad de Aix-en-Provence se empezaron a producir numerosos casos de monjas que decían estar poseídas por demonios. El clero local solicitó la ayuda de Michaelis, que por entonces era ya conocido como un temible inquisidor que había enviado a más de 18 brujas a la hoguera.
Una joven monja llamada Madeleine de Demandolx de la Palud afirmó está poseída por demonios y culpó de ello al sacerdote local, el Padre Gaufridi. Según la joven, el sacerdote había hecho un pacto con el diablo y participó en perversiones sexuales mientras ella estaba poseída. Poco tiempo después, más monjas afirmaron estar también poseídas.
Michaelis ordenó exorcizar a las monjas y acusó a Gaufridi de brujería. A pesar de que no se encontró ninguna prueba que implicara al Padre Gaufridi, se aceptó el testimonio de las monjas supuestamente poseídas (algo sin precedentes hasta esos momentos en Francia) y Gaufridi fue quemado en la hoguera.
En 1609 en la provincia francesa de Labort (Lapurdi, País Vasco francés), se comenzaron a producir más acusaciones de brujería de las habituales, llegando en ocasiones a la violencia. El motivo fue probablemente los choques culturales entre vascos, franceses y españoles que residían en la zona. El rey Enrique IV de Francia designó al juez de Burdeos como el encargado de resolver la situación. Ese juez era Pierre de Lancre.
Tras ser nombrado por el propio rey, Pierre de Lancre obtuvo mucho poder y lo utilizó al máximo sin perder el tiempo. En solo cuatro meses que estuvo en la región de Lapurdi, ejecutó a decenas de personas por brujería, según algunas fuentes hasta cerca de 80.
Y pudieron ser muchas más, ya que según Lancre había miles de brujas activas por la zona que debían ser quemadas en la hoguera. Sin embargo se le comenzó a ver como un sanguinario y fue despedido de su cargo. Llegó a escribir tres libros sobre brujería donde presentaba algunos signos para reconocer a las brujas como bailar "indecentemente" o comer demasiado.
Este magistrado francés del siglo XVI dijo haber estado involucrado en la condena y ejecución de más de 900 brujas. Sin embargo, aunque Remy ganó una reputación como cazador de brujas temible e implacable, no han quedado registros judiciales de un número tan alto y únicamente se le han podido atribuir 128 casos.
Nicholas Remy trabajaba como historiador y abogado. Tras la muerte de su hijo, acusó a un mendigo local de haberle lanzado una maldición y dedicó todo su afán a combatir la brujería. Su fervor fue recompensado y rápidamente ascendió en la escala social, convirtiéndose en noble en 1583 y siendo nombrado procurador general para el Ducado de Lorena en 1591.
Es el autor del libro "Demonolatría", publicado en 1595 y que se convirtió en el libro más popular de Europa sobre la caza de brujas. Remy creía realmente que las brujas existían y consideraba que hacía justicia quemándolas. Afirmaba que la brujería se llevaba en la sangre y se transmitía de padres a hijos, por lo que si unos padres eran acusados de brujería, probablemente los hijos también serían brujas. Según su idea, había que eliminar las líneas de sangre por completo en estos casos.
Schonenberg fue el arzobispo responsable de los juicios por brujería más grandes de Europa. A finales del siglo XVI, la región que rodea a la ciudad alemana de Trier estaba teniendo problemas cada vez más frecuentes relacionados con la esterilidad. Ante la falta de respuestas, se comenzó a culpar a la brujería.
Esto llevó a una búsqueda de brujas sin precedentes en la región. Cada ciudad y cada pueblo dentro de la diócesis de Trier se escudriñó en busca de alguna señal de brujería, produciéndose miles de acusaciones. Tanto jueces como sacerdotes o concejales fueron llevados a juicio, a los que no fueron ejecutados se les confiscó sus bienes y se les condenó al exilio junto a sus hijos.
Los juicios durarían más de una década, entre 1581 y 1593. Solo en la ciudad de Trier fueron ejecutadas 368 personas, junto a varias decenas más por toda la región. Todas ellas, a causa de la persecución iniciada por Johann von Schonenberg.
Como arzobispo de Trier, Schonenberg tenía un gran poder. Los que se oponían a él eran detenidos rápidamente, perseguidos y por lo general asesinados. Se cree que en realidad, todas estas persecuciones formaban parte de un plan mayor que pretendía purgar la región de "indeseables", entre los que se incluían las brujas, los judíos y los protestantes. En todo caso, las cacerías de brujas dejaron una gran huella en la región. Cuando terminaron los juicios en 1593 la ciudad de Trier estaba empobrecida, había visto reducida su población notablemente y se había convertido en una sombra de la ciudad que fue anteriormente.
Durante casi tres siglos, miles de personas, principalmente mujeres, fueron acusadas de brujería y ejecutadas, en muchos casos, quemadas en la hoguera. Una época en la que la histeria, la ignorancia y el miedo a lo desconocido alimentó estas persecuciones.
De ello se aprovecharon también los denominados "cazadores de brujas", fanáticos que vieron en las persecuciones de brujas de Europa Central una buena oportunidad para ganar dinero o poder (o ambas cosas). Algunos de estos infames cazadores de brujas reales se llegaron a hacer incluso más famosos que las supuestas "brujas" que perseguían.
Matthew Hopkins
De todos los cazadores de brujas que ha habido en la historia, Matthew Hopkins probablemente sea uno de los más prolíficos. A Hopkins y a sus seguidores se les atribuye haber "acreditado" cerca de 200 casos de brujería. Algo que le convirtió en una celebridad en la época, otorgándose él mismo el título de "cazador de brujas".
No se sabe demasiado de la vida de Hopkins antes de dedicarse a la búsqueda de brujas. Parece ser que nació en la década de 1620 en Inglaterra y ejerció como abogado sin demasiado éxito. La caza de brujas le proporcionaba una fuente de ingresos adicional que con el tiempo se acabó convirtiendo en su única dedicación. Es probable que Hopkins en realidad no fuera un fanático, si no que se dedicó a la caza de brujas exclusivamente por dinero.
Las leyes sobre brujería en la Inglaterra del siglo XVII era más suave que en la Europa Continental, sin embargo también se usaba la tortura (ya se había producido algún juicio famoso en la isla como los juicios por brujería de North Berwick en Escocia). Algunas de las técnicas de tortura que usaba Hopkins era la privación del sueño del acusado por brujería y obligarles a caminar toda la noche sin descanso hasta que confesaran. En los casos más difíciles, usaba técnicas más extremas. Una de ellas consistía en atar a la supuesta bruja y sumergirla en el agua. El razonamiento era que al ser brujas habían negado su bautismo y por lo tanto serían repelidas por el agua saliendo a flote, para ser ejecutadas por brujería. Si no eran brujas, se hundirían y se ahogarían e irían al cielo.
De los últimos años de la vida de Hopkins apenas hay documentación aunque se cree que también él llegó a ser acusado de brujería y tuvo que someterse a juicio para ser exculpado.
Sebastian Michaelis
Michaelis era un Gran Inquisidor de la Inquisición francesa a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII. Es el autor del libro "La admirable historia de la posesión y conversión de un mujer penitente" de 1612. Entre otras cosas, el libro relata una jerarquía de demonios que se usa de referencia incluso hoy en día. Coloca a Lucifer en la parte superior, seguido de Belcebú, Leviatán y Asmodeo. Supuestamente, Michaelis obtuvo la información de primera mano durante un caso de posesión demoníaca.
En 1611, el año en el que se dieron el mayor número de casos de brujería en Francia, en la pequeña ciudad de Aix-en-Provence se empezaron a producir numerosos casos de monjas que decían estar poseídas por demonios. El clero local solicitó la ayuda de Michaelis, que por entonces era ya conocido como un temible inquisidor que había enviado a más de 18 brujas a la hoguera.
Una joven monja llamada Madeleine de Demandolx de la Palud afirmó está poseída por demonios y culpó de ello al sacerdote local, el Padre Gaufridi. Según la joven, el sacerdote había hecho un pacto con el diablo y participó en perversiones sexuales mientras ella estaba poseída. Poco tiempo después, más monjas afirmaron estar también poseídas.
Michaelis ordenó exorcizar a las monjas y acusó a Gaufridi de brujería. A pesar de que no se encontró ninguna prueba que implicara al Padre Gaufridi, se aceptó el testimonio de las monjas supuestamente poseídas (algo sin precedentes hasta esos momentos en Francia) y Gaufridi fue quemado en la hoguera.
Pierre de Lancre
En 1609 en la provincia francesa de Labort (Lapurdi, País Vasco francés), se comenzaron a producir más acusaciones de brujería de las habituales, llegando en ocasiones a la violencia. El motivo fue probablemente los choques culturales entre vascos, franceses y españoles que residían en la zona. El rey Enrique IV de Francia designó al juez de Burdeos como el encargado de resolver la situación. Ese juez era Pierre de Lancre.
Tras ser nombrado por el propio rey, Pierre de Lancre obtuvo mucho poder y lo utilizó al máximo sin perder el tiempo. En solo cuatro meses que estuvo en la región de Lapurdi, ejecutó a decenas de personas por brujería, según algunas fuentes hasta cerca de 80.
Y pudieron ser muchas más, ya que según Lancre había miles de brujas activas por la zona que debían ser quemadas en la hoguera. Sin embargo se le comenzó a ver como un sanguinario y fue despedido de su cargo. Llegó a escribir tres libros sobre brujería donde presentaba algunos signos para reconocer a las brujas como bailar "indecentemente" o comer demasiado.
Nicholas Remy
Este magistrado francés del siglo XVI dijo haber estado involucrado en la condena y ejecución de más de 900 brujas. Sin embargo, aunque Remy ganó una reputación como cazador de brujas temible e implacable, no han quedado registros judiciales de un número tan alto y únicamente se le han podido atribuir 128 casos.
Nicholas Remy trabajaba como historiador y abogado. Tras la muerte de su hijo, acusó a un mendigo local de haberle lanzado una maldición y dedicó todo su afán a combatir la brujería. Su fervor fue recompensado y rápidamente ascendió en la escala social, convirtiéndose en noble en 1583 y siendo nombrado procurador general para el Ducado de Lorena en 1591.
Es el autor del libro "Demonolatría", publicado en 1595 y que se convirtió en el libro más popular de Europa sobre la caza de brujas. Remy creía realmente que las brujas existían y consideraba que hacía justicia quemándolas. Afirmaba que la brujería se llevaba en la sangre y se transmitía de padres a hijos, por lo que si unos padres eran acusados de brujería, probablemente los hijos también serían brujas. Según su idea, había que eliminar las líneas de sangre por completo en estos casos.
Johann von Schonenberg
Schonenberg fue el arzobispo responsable de los juicios por brujería más grandes de Europa. A finales del siglo XVI, la región que rodea a la ciudad alemana de Trier estaba teniendo problemas cada vez más frecuentes relacionados con la esterilidad. Ante la falta de respuestas, se comenzó a culpar a la brujería.
Esto llevó a una búsqueda de brujas sin precedentes en la región. Cada ciudad y cada pueblo dentro de la diócesis de Trier se escudriñó en busca de alguna señal de brujería, produciéndose miles de acusaciones. Tanto jueces como sacerdotes o concejales fueron llevados a juicio, a los que no fueron ejecutados se les confiscó sus bienes y se les condenó al exilio junto a sus hijos.
Los juicios durarían más de una década, entre 1581 y 1593. Solo en la ciudad de Trier fueron ejecutadas 368 personas, junto a varias decenas más por toda la región. Todas ellas, a causa de la persecución iniciada por Johann von Schonenberg.
Como arzobispo de Trier, Schonenberg tenía un gran poder. Los que se oponían a él eran detenidos rápidamente, perseguidos y por lo general asesinados. Se cree que en realidad, todas estas persecuciones formaban parte de un plan mayor que pretendía purgar la región de "indeseables", entre los que se incluían las brujas, los judíos y los protestantes. En todo caso, las cacerías de brujas dejaron una gran huella en la región. Cuando terminaron los juicios en 1593 la ciudad de Trier estaba empobrecida, había visto reducida su población notablemente y se había convertido en una sombra de la ciudad que fue anteriormente.
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