El Reloj Long Now, popularmente conocido como el reloj de los 10.000 años, es un proyecto de reloj de la Long Now Foundation con la idea no sólo de medir el tiempo los próximos 10.000 años , sino también de aguantar ese tiempo para poder medirlo , ya que está pensado para perdurar a una posible extinción de la humanidad en ese tiempo.
La maquinaria que lleva y la forma de medir el tiempo es cuanto menos , sorprendente , el reloj estaría divido en milenios en vez de en horas y usaría los siglos a modo de minutero y los años como segundero.
El proyecto fue concebido por Danny Hillis en 1986 y el primer prototipo empezó a funcionar el 31 de diciembre de 1999, justo a tiempo para el fin de milenio. A medianoche el indicador de la fecha pasó de 01999 a 02000, y la campana dobló dos veces anunciando el fin del segundo milenio.
El prototipo mide unos dos metros y está expuesto en el Museo de Ciencias de Londres, pero para situar la versión definitiva del reloj ( cuando esta sea construido ) la fundación ha comprado un terreno en el parque nacional de la Gran Cuenca (Nevada).
La ventaja es que este es un lugar seco, remoto y sin valor económico, lo que asegurará al reloj contra la corrosión, el vandalismo y el desarrollo. Hillis ha declarado que la elección de este lugar también está relacionada con que este sea el hábitat de un gran número de pinos de más de 5.000 años.
Un grupo investigadores inquietos fundaron una organización sin ánimo de lucro, llamada The Long Now Foundation. Organizaron conferencias, consultaron a expertos e incluso redefinieron su particular calendario para que incluyera un dígito extra.
La idea original se publicó en 01995 ( curioso como interpretan los años sus creadores ) y el grupo se unión en 01996, hacia 01999 ya tenían resueltas algunas cuestiones y construido un primer prototipo. El reloj definitivo tendría que marcar el año 10000 con precisión , medirá 12 metros , dará las campanadas cada siglo y el cuco saldrá cada 1000 años.
El primer prototipo del reloj de los 10.000 años se planteó como una versión a pequeña escala de lo que sería el reloj monumental definitivo. Se debatieron algunas cuestiones de diseño y se decidió utilizar un sistema de pesas que se suben manualmente de vez en cuando, «dándole cuerda».
Para evitar desgastes, su tic-tac se produce sólo cada 30 segundos. El conteo exacto de las horas, días, años solares y otras efemérides astronómicas se calcula gracias a una serie de discos en forma de pesas situadas bajo el reloj, que emplean un sistema binario mecánico muy eficiente, tan preciso como una calculadora.
Por el camino se descartaron ideas como usar computadoras en su interior, energía nuclear o solar para alimentarlo indefinidamente y otras soluciones exóticas: nada de eso podría durar tanto tiempo o podría resultar peligroso e ineficiente.
Los principios quedaron claros tras meditar sobre el tema: El reloj debería poder ser mantenido por «gente conocimientos de la edad de bronce» en el caso hipotético de que perdurase a una posible extinción masiva de la humanidad.
Para ello , debería poderse descubrir su funcionamiento simplemente examinándolo desde fuera; debería ser posible mejorarlo con el paso del tiempo y deberían poderse crear diversos modelos basados en las mismas ideas a diversos tamaños, desde los más pequeños a gigantescos monumentos.
Hacia 02005 el equipo se embarcó en la construcción del Orrery, un mecanismo similar al del reloj de los 10.000 años, en forma de esfera armilar en la que los seis planetas visibles por el ojo humano dan vueltas con gran precisión. La idea era probar hasta dónde se podría llegar con la precisión de los cálculos y diversos materiales.
Las seis capas inferiores son nuevamente una calculadora binaria que va rotando los planetas, con 28 bits de precisión: cada poco más de 365 días, la Tierra; cada 88 días Mercurio; cada 29,7 años Saturno. Se construyó en acero inoxidable y sólo necesita una vuelta completa del mecanismo cada 12 horas para calcular la posición detallada de todos los planetas.
Como es evidente , este no era un reloj cualquiera, así que para hacer algo con estilo, los creadores hablaron de la idea con Brian Eno.
El músico había ideado un algoritmo para producir secuencias aleatorias de agradables notas musicales, que había usado en alguna obra. Al ritmo de una campanada cada día durante los próximos diez mil años se necesitan 3,5 millones de combinaciones diferentes si no se quiere repetir ninguna. Eso es lo que produce un mecanismo especial que reproduce el algoritmo de Eno, que ha sido probado con otros materiales en otras obras artísticas. Un mecanismo similar se incluirá en la versión definitiva del reloj.
Por su tamaño definitivo, probablemente tan grande como para que la gente pueda pasearse por dentro de él, como hoy hacemos por el interior de la Torre Eiffel o la Estatua de la Libertad, se necesitaba un sitio despejado. También convendría buscar un lugar estable poco proclive a terremotos, inundaciones, tornados y otros desastres naturales.
Tras mucho buscar, encontraron el Monte Washington en el estado de Nevada, un parque natural desértico. En 01999 la fundación pudo comprar allí un terreno y es probable que el reloj se sitúe en el interior de una montaña.
Otra opción es una zona de similares características donada en Texas por Jeff Bezos, el multimillonario fundador de Amazon, quien además financiaría su construcción (muchos pioneros del mundo de la tecnología están también detrás del proyecto con sus donaciones). Durante su construcción, expertos medioambientales además velarán por su integración con el entorno.
Como nombre se eligió Clock One (Reloj Uno), sencillo pero elegante, que además indica que tal vez en el futuro podrían seguirle otros relojes más. El Clock One estará situado en cualquier caso «bajo tierra» y podrá ser visitado como atracción turística . La versión gigante además utilizará efemérides solares para auto-ajustarse de vez en cuando y mantener la precisión.
Las ideas y proyectos de la fundación Long Now no acaba aquí . El proyecto Roseta , es un prototipo de disco de níquel concebido para almacenar informaciones durante 10.000 años. El disco ya dispone de frases almacenadas en 1.000 lenguas, pero sus autores pretenden inventariar y conservar las frases en todas las lenguas conocidas.
El proyecto imita a las grabaciones realizadas sobre la Piedra de Roseta . En el disco ya hay grabadas más de 300.000 páginas de texto destinadas a la lectura por parte de nuestros descendientes y en el que figurarán, entre otros documentos, los seis primeros libros de la Biblia escritos en al menos mil lenguas humanas.
El disco es la nueva versión de la Piedra de Roseta, que en vez de pesar cientos de kilos, es un círculo de níquel de cinco centímetros de diámetro con las claves documentales de nuestra civilización escritas en todas las lenguas humanas, para facilitar su comprensión por las inteligencias futuras.
Paralelamente, la Fundación Long Now trabaja en otro proyecto conocido como Ely Server, que pretende conservar documentos informáticos completos durante los 10.000 años de la vida del reloj. Estos archivos serán dinámicos, ya que se irán actualizando con las novedades que se produzcan durante el tiempo de la vida útil del reloj.
Como dijo Einstein , el tiempo es relativo , viendo estas ideas y proyectos ya en marcha , parece cierto .
Para los interesados en estos proyectos , podéis visitar la web oficial de esta Fundación , The Long Now Foundation ( en inglés ) para saber mas .
La maquinaria que lleva y la forma de medir el tiempo es cuanto menos , sorprendente , el reloj estaría divido en milenios en vez de en horas y usaría los siglos a modo de minutero y los años como segundero.
El proyecto fue concebido por Danny Hillis en 1986 y el primer prototipo empezó a funcionar el 31 de diciembre de 1999, justo a tiempo para el fin de milenio. A medianoche el indicador de la fecha pasó de 01999 a 02000, y la campana dobló dos veces anunciando el fin del segundo milenio.
El prototipo mide unos dos metros y está expuesto en el Museo de Ciencias de Londres, pero para situar la versión definitiva del reloj ( cuando esta sea construido ) la fundación ha comprado un terreno en el parque nacional de la Gran Cuenca (Nevada).
La ventaja es que este es un lugar seco, remoto y sin valor económico, lo que asegurará al reloj contra la corrosión, el vandalismo y el desarrollo. Hillis ha declarado que la elección de este lugar también está relacionada con que este sea el hábitat de un gran número de pinos de más de 5.000 años.
Un grupo investigadores inquietos fundaron una organización sin ánimo de lucro, llamada The Long Now Foundation. Organizaron conferencias, consultaron a expertos e incluso redefinieron su particular calendario para que incluyera un dígito extra.
La idea original se publicó en 01995 ( curioso como interpretan los años sus creadores ) y el grupo se unión en 01996, hacia 01999 ya tenían resueltas algunas cuestiones y construido un primer prototipo. El reloj definitivo tendría que marcar el año 10000 con precisión , medirá 12 metros , dará las campanadas cada siglo y el cuco saldrá cada 1000 años.
El primer prototipo del reloj de los 10.000 años se planteó como una versión a pequeña escala de lo que sería el reloj monumental definitivo. Se debatieron algunas cuestiones de diseño y se decidió utilizar un sistema de pesas que se suben manualmente de vez en cuando, «dándole cuerda».
Para evitar desgastes, su tic-tac se produce sólo cada 30 segundos. El conteo exacto de las horas, días, años solares y otras efemérides astronómicas se calcula gracias a una serie de discos en forma de pesas situadas bajo el reloj, que emplean un sistema binario mecánico muy eficiente, tan preciso como una calculadora.
Por el camino se descartaron ideas como usar computadoras en su interior, energía nuclear o solar para alimentarlo indefinidamente y otras soluciones exóticas: nada de eso podría durar tanto tiempo o podría resultar peligroso e ineficiente.
Los principios quedaron claros tras meditar sobre el tema: El reloj debería poder ser mantenido por «gente conocimientos de la edad de bronce» en el caso hipotético de que perdurase a una posible extinción masiva de la humanidad.
Para ello , debería poderse descubrir su funcionamiento simplemente examinándolo desde fuera; debería ser posible mejorarlo con el paso del tiempo y deberían poderse crear diversos modelos basados en las mismas ideas a diversos tamaños, desde los más pequeños a gigantescos monumentos.
Hacia 02005 el equipo se embarcó en la construcción del Orrery, un mecanismo similar al del reloj de los 10.000 años, en forma de esfera armilar en la que los seis planetas visibles por el ojo humano dan vueltas con gran precisión. La idea era probar hasta dónde se podría llegar con la precisión de los cálculos y diversos materiales.
Las seis capas inferiores son nuevamente una calculadora binaria que va rotando los planetas, con 28 bits de precisión: cada poco más de 365 días, la Tierra; cada 88 días Mercurio; cada 29,7 años Saturno. Se construyó en acero inoxidable y sólo necesita una vuelta completa del mecanismo cada 12 horas para calcular la posición detallada de todos los planetas.
Como es evidente , este no era un reloj cualquiera, así que para hacer algo con estilo, los creadores hablaron de la idea con Brian Eno.
El músico había ideado un algoritmo para producir secuencias aleatorias de agradables notas musicales, que había usado en alguna obra. Al ritmo de una campanada cada día durante los próximos diez mil años se necesitan 3,5 millones de combinaciones diferentes si no se quiere repetir ninguna. Eso es lo que produce un mecanismo especial que reproduce el algoritmo de Eno, que ha sido probado con otros materiales en otras obras artísticas. Un mecanismo similar se incluirá en la versión definitiva del reloj.
Por su tamaño definitivo, probablemente tan grande como para que la gente pueda pasearse por dentro de él, como hoy hacemos por el interior de la Torre Eiffel o la Estatua de la Libertad, se necesitaba un sitio despejado. También convendría buscar un lugar estable poco proclive a terremotos, inundaciones, tornados y otros desastres naturales.
Tras mucho buscar, encontraron el Monte Washington en el estado de Nevada, un parque natural desértico. En 01999 la fundación pudo comprar allí un terreno y es probable que el reloj se sitúe en el interior de una montaña.
Otra opción es una zona de similares características donada en Texas por Jeff Bezos, el multimillonario fundador de Amazon, quien además financiaría su construcción (muchos pioneros del mundo de la tecnología están también detrás del proyecto con sus donaciones). Durante su construcción, expertos medioambientales además velarán por su integración con el entorno.
Como nombre se eligió Clock One (Reloj Uno), sencillo pero elegante, que además indica que tal vez en el futuro podrían seguirle otros relojes más. El Clock One estará situado en cualquier caso «bajo tierra» y podrá ser visitado como atracción turística . La versión gigante además utilizará efemérides solares para auto-ajustarse de vez en cuando y mantener la precisión.
Las ideas y proyectos de la fundación Long Now no acaba aquí . El proyecto Roseta , es un prototipo de disco de níquel concebido para almacenar informaciones durante 10.000 años. El disco ya dispone de frases almacenadas en 1.000 lenguas, pero sus autores pretenden inventariar y conservar las frases en todas las lenguas conocidas.
El proyecto imita a las grabaciones realizadas sobre la Piedra de Roseta . En el disco ya hay grabadas más de 300.000 páginas de texto destinadas a la lectura por parte de nuestros descendientes y en el que figurarán, entre otros documentos, los seis primeros libros de la Biblia escritos en al menos mil lenguas humanas.
El disco es la nueva versión de la Piedra de Roseta, que en vez de pesar cientos de kilos, es un círculo de níquel de cinco centímetros de diámetro con las claves documentales de nuestra civilización escritas en todas las lenguas humanas, para facilitar su comprensión por las inteligencias futuras.
Paralelamente, la Fundación Long Now trabaja en otro proyecto conocido como Ely Server, que pretende conservar documentos informáticos completos durante los 10.000 años de la vida del reloj. Estos archivos serán dinámicos, ya que se irán actualizando con las novedades que se produzcan durante el tiempo de la vida útil del reloj.
Como dijo Einstein , el tiempo es relativo , viendo estas ideas y proyectos ya en marcha , parece cierto .
Para los interesados en estos proyectos , podéis visitar la web oficial de esta Fundación , The Long Now Foundation ( en inglés ) para saber mas .