Harald Sigurdsson, conocido popularmente como Harald Hardrada ("severo gobernante"), fue un histórico jefe vikingo del siglo XI que, gracias a su ambición, acabó convirtiéndose en rey de Noruega (Harald III Haardrade) en el año 1046.
Un
legendario guerrero que participó a lo largo de su vida en numerosas batallas, tanto en Europa como incluso en Oriente Medio, llegando a reclamar también el trono de Dinamarca y posteriormente el de Inglaterra tras intentar
invadir las islas británicas.
Para la mayoría de historiadores, Harald Hardrada fue probablemente el último gran jefe y rey vikingo que hubo, y su muerte en el año 1066 es la fecha que se suele tomar habitualmente como el final de la era vikinga.
Gracias a históricos manuscritos y documentos antiguos, como la
Crónica anglosajona o
Sagas legendarias nórdicas como las
Sagas reales (
Sagas de los reyes) o las
Sagas islandesas (Sagas de los islandeses), podemos conocer algo mejor la
verdadera historia de Harald Hardrada, donde en ocasiones se mezcla el mito con el personaje histórico y los hechos reales.
Primeros años y el exilio
Hijo de Åsta Gudbrandsdatter y de Sigurd Syr (segundo marido de su madre y un poderoso gobernante de la zona), Harald Sigurdsson nació en la antigua región noruega de Ringerike en el año 1015, siendo el menor de tres hermanastros. Uno de sus medio hermanos era el rey Olaf II de Noruega (Olaf Haraldsson), quien sería canonizado años después y conocido como "Olaf el Santo" (San Olaf).
Durante su juventud, Harald aprendió muy pronto a luchar y la oportunidad de mostrar su valor en el combate le llegaría muy joven, a la edad de 15 años.
En el año 1028, el rey
Canuto el Grande, quien por entonces era rey de Dinamarca (
Canuto II de Dinamarca) y rey de Inglaterra (Knut the Great), invadió Noruega para hacerse también con el trono. Como resultado de la batalla y las revueltas que sucedieron, Olaf, el hermano de Harald, se vio obligado a exiliarse, junto a su hijo
Magnus Olafsson, al
Rus de Kiev, mientras Canuto se proclamaba rey de Noruega.
Yaroslav I el Sabio, gran príncipe de Nóvgorod y Kiev, ofreció a Olaf ser el nuevo rey de Bulgaria, pero Olaf lo rechazó ya que su plan era regresar a Noruega y recuperar su trono.
Cuando Harald se enteró del regreso de su hermano en el año 1030, reclutó 600 hombres en las tierras altas de Noruega para encontrarse con Olaf y su ejército en su llegada por el este, atravesando Suecia.
Los Jarls (jefes vikingos) y sus ejércitos que eran fieles a Olaf, junto a su hermano Harald y sus guerreros, se enfrentaron a las fuerzas de Knut (Canuto) el 29 de julio de 1030 en la histórica batalla de Stiklestad. La batalla resultó en una derrota de los dos hermanos frente a los noruegos leales a Knut. Olaf murió en el combate (según las crónicas anglosajonas fue asesinado por sus propios hombres), mientras que Harald resultó gravemente herido a pesar de demostrar un destacable talento militar en la lucha.
La
muerte de Olaf durante la batalla de Stiklestad sería considerada después un martirio, ya que cuando se encontró su cuerpo, un ciego aseguró que podía ver de nuevo tras frotarse los ojos con la sangre del cuerpo. Poco después sería canonizado y se convertiría en
Olaf el Santo, uno de los personajes más importantes para el
cristianismo en Escandinavia desde
Guthrum, un rey vikingo que se convirtió al cristianismo en el siglo IX.
Tras la derrota en Stiklestad, Harald logró escapar a una remota granja en el este de Noruega donde curó sus heridas. Posteriormente atravesó las montañas suecas, y aproximadamente un año después de la batalla llegó junto a varios de sus hombres al Rus de Kiev.
Al igual que su hermano, el gobernante Yaroslav I el Sabio acogió rápidamente a Harald en su reino. Necesitado de líderes militares, Yaroslav nombró a Harald capitán de sus ejércitos y el vikingo lucharía durante los siguientes años como jefe militar en tierras rusas, combatiendo contra los enemigos y rivales de Kiev, como las tribus y nómadas de la estepa.
Tras pasar varios años en el Rus de Kiev, en torno al año 1034, Harald y el resto de sus hombres se trasladaron al sur de
Constantinopla, capital del Imperio romano de Oriente (
Imperio bizantino), uniéndose a la
Guardia Varega, una tropa de élite de la época.
Harald y sus hombres participaron en varias
campañas en el Mediterráneo combatiendo a los piratas árabes y posteriormente continuaron sus campañas en Asia Menor, en la península de Anatolia, atacando las ciudades gobernadas por quienes apoyaban a estos piratas. Gracias a su liderazgo militar, Harald rápidamente comenzó a destacar como uno de los
grandes jefes entre la Guardia Varega.
Para el año 1035 ya habían conseguido expulsar a los árabes hacia el este, combatiendo en campañas en Mesopotamia, donde, según la leyenda, participó en la captura de 80 fortalezas árabes.
Según relatan las
sagas nórdicas, durante los siguientes años Harald realizó varias expediciones junto a sus hombres, participando además en diferentes campañas en Jerusalén, en la
antigua tierra de Canaán. Posteriormente, en el año 1038, se unió a los bizantinos en un viaje a Sicilia para intentar recuperar la isla de los musulmanes sarracenos.
Acabada la expedición bizantina a Sicilia, intentó sin éxito aplacar una revuelta lombardo-normanda en el sur de Italia en el año 1041, regresando poco después junto a los varegos a Constantinopla. Al poco de llegar, fue enviado de nuevo a otra campaña, luchando para el ejército del emperador Miguel IV en la batalla de Ostrovo, en la península de los Balcanes, al sur de Bulgaria, a finales del año 1041. Tras la exitosa batalla, se ganó el peculiar apodo de "Harald el quemador de búlgaros" (Bolgara brennir).
Sus exitosas campañas militares y años de servicio no pasaron desapercibidas, siendo recibido con honores a su regreso a Constantinopla y ascendiendo en su posición. Sin embargo, el favor de Harald en la corte imperial le duró poco, ya que a la muerte del emperador Miguel IV en diciembre de 1041 se produjeron una serie de revueltas y conflictos entre el nuevo emperador Miguel V y la poderosa emperatriz Zoe.
Durante estos tiempos convulsos Harald acabó siendo arrestado, aunque no se sabe con exactitud el motivo de su arresto, ni cómo consiguió escapar poco después de la cárcel. En todo caso, Harald acabó liderando a los varegos en las revueltas, cegando al emperador Miguel V que moriría poco después, y al parecer participando también en los saqueos.
Tras sus años en Constantinopla y sus exitosas campañas, Harald se hizo inmensamente rico (algunas fuentes indican que parte de su riqueza pudo provenir de los saqueos en palacio), y para asegurar su fortuna, periódicamente realizaba envíos al Rus de Kiev para que fuera custodiada por el propio Yaroslav I el Sabio.
Con la restauración en el trono de la emperatriz Zoe junto a
Constantino IX en el año 1042,
Harald solicitó regresar a Noruega. Zoe le negó la petición, pero Harald consiguió escaparse junto a sus hombres más leales a través del estrecho del Bósforo,
navegando por el Mar Negro hasta llegar finalmente al Rus de Kiev, donde decidió establecerse por un tiempo.
Por sus hazañas militares en el imperio bizantino, Yaroslav el Sabio concedió a Harald la mano de su hija Elisaveta de Kiev (Elisiv Yaroslavna) y probablemente proporcionó información muy valiosa sobre el estado del imperio, ya que poco después, en 1043, Yaroslav dirigiría un ataque naval contra Constantinopla.
Regreso a Noruega
Reconocido ya como un gran líder militar e inmensamente rico, Harald decidió que era el momento de
recuperar el trono de Noruega, perdido años antes por su hermano Olaf. En ese momento, el rey de Noruega era
Magnus I el bueno, hijo ilegítimo de Olaf y por tanto sobrino de Harald. Magnus ostentaba además el trono de Dinamarca, tras haber derrotado al pretendiente
Sweyn Estridsson (
Svend II de Dinamarca).
Partiendo desde la ciudad de Nóvgorod (Holmgard) en el año 1045, Harald y sus hombres emprendieron el viaje hacia el oeste, atravesando posteriormente el Mar Báltico, y llegando a finales de año a la ciudad de Sigtuna en Suecia.
Lo primero que hizo Harald es reunirse con el exiliado Svend, formando una alianza a la que se sumó el rey sueco Anund Jacobo (Anund Jakob Jonsson) para atacar a Magnus. Lanzaron un ataque inicial en las costas danesas para provocar un levantamiento de la población contra Magnus, aunque no lo consiguieron.
Al enterarse de las noticias del ataque, Magnus regresó inmediatamente a Noruega sabiendo que el siguiente ataque de Harald sería para conseguir el trono noruego. En lugar de un enfrentamiento militar, se consiguió
establecer la paz llegando a un acuerdo.
Como parte del trato de 1046, Harald y Magnus gobernarían juntos Noruega. Ambos compartirían el reinado y a la muerte de Magnus sería Harald quien heredaría el trono. A cambio tendría que ceder a Magnus la mitad de sus riquezas. En el trato también se repartió la sucesión del trono danés, que pasaría a Svend tras la muerte de Magnus.
El gobierno bicéfalo de Noruega fue muy breve, ya que Magnus moriría poco después, en el año 1047. La relación entre Harald y Magnus al parecer fue muy tensa en todo momento, llegando casi a enfrentamientos físicos en las pocas reuniones que celebraron.
Nada más enterarse de la muerte de Magnus, Harald reunió rápidamente a los jefes y Jarls locales y se proclamó rey de Noruega y Dinamarca, juntando un ejército para derrotar a Svend y echarle del país. Sin embargo, varios poderosos caudillos y señores de la guerra, como Einar Tambarskjelve (Einar Thambarskelfir) y que contaban con su ejército propio, se opusieron a los planes de Harald en Noruega.
Convertido ya en el
rey Harald III de Noruega, buscando la unificación del país y para establecer alianzas, Harald se casó en el año 1048 con
Tora Torbergsdatter, perteneciente a una de las familias más poderosas de Noruega. Sin embargo, aún contaba con cierta oposición de algunos nobles, liderados por
Einar Tambarskjelve, por lo que la confrontación se hizo inevitable.
En una demostración de poder, Einar se presento en el año 1050 en la corte de Harald, situada en Nidaros (Trondheim), con ocho barcos y cerca de 500 hombres. Aunque no se sabe con exactitud lo que sucedió, algunas fuentes señalan que Harald solicitó a Einar reunirse en una granja cercana para hablar y llegar a un acuerdo. Sus planes al parecer eran otros y al llegar a la granja, Einar fue asesinado junto a su hijo.
En todo caso, la muerte de Einar acabó finalmente con la oposición a su reinado en Noruega y el resto de nobles acabaron por someterse a Harald negociando la paz. Fue en esta época, cuando tuvo que lidiar con los conflictos internos, cuando Harald se ganó su apodo de "Hardrada" (Haardrade), cuya traducción al español del nórdico antiguo sería "duro" o "severo" gobernante, o "el que gobierna con dureza".
El reinado de Harald Hardrada en Noruega estuvo marcado por una política severa, resolviendo las disputas con mano dura, pero también trajo un período de paz y prosperidad al país. A nivel económico, se desarrolló una moneda noruega que permitió comerciar con el resto de Escandinavia, con regiones cercanas como Escocia e Irlanda y también con lugares lejanos como el Rus de Kiev o Constantinopla.
Al parecer propulsó también el cristianismo en el país, construyéndose numerosas iglesias por toda Noruega durante su reino y, según recogen las sagas nórdicas, Harald Hardrada fue el fundador de Oslo, un lugar donde pasó mucho tiempo y que tiempo después se convertiría en la capital de Noruega.
Como un
auténtico vikingo, su espíritu viajero fue también legendario. No solo exploró gran parte de su reino, sino que organizó varias expediciones explorando los mares más allá de su reino. Según la leyenda,
Harald Hardrada pudo también haber participado en un
viaje a la mítica tierra de Vinland, que los marineros vikingos habían descubierto poco antes.
Invasiones de Dinamarca e Inglaterra
Mientras solucionaba las disputas internas en Noruega, Harald no había olvidado sus pretensiones sobre el trono de Dinamarca. Su objetivo era instaurar de nuevo el "Imperio del Mar del Norte" que anteriormente había conseguido Canuto el Grande. Para ello, organizó una guerra contra Svend, lanzando constantes ataques al territorio danés entre 1048 y 1064.
La mayoría de los ataques consistían en incursiones rápidas y muy violentas, realizando saqueos en Jutlandia y en lugares concretos como Hedeby, una ciudad que quemó hasta los cimientos. Los saqueos y ataques de Harald a Dinamarca solían ser exitosos, pero no terminaban de conseguir el objetivo final de invadir el país y derrotar a Svend.
En el año 1062 se planteó un cambio de estrategia y se organizó un gran ataque en la que sería probablemente la batalla naval más grande del conflicto, la
Batalla de Niså.
Harald Hardrada partió de Noruega con un gran ejército y una flota de 300 barcos, encontrándose con las fuerzas de Svend (similares en número), el 9 de agosto de 1062. La batalla resultó en un gran derramamiento de sangre y una victoria de Harald sobre los daneses, sin embargo Svend pudo escapar y una vez más Harald no consiguió invadir Dinamarca a pesar de su victoria.
Cansado de las innumerables batallas contra Svend, que suponían además un enorme coste económico para sus arcas, y tras tener que lidiar con un pequeño levantamiento en las Tierras Altas de Noruega lideradas por el señor de la guerra Haakon Ivarsson (que solucionó aplastando la revuelta a sangre y fuego), en el año 1064 decidió llegar a un acuerdo de paz con el rey danés. En el trato se estableció que ambos reyes mantendrían sus respectivos reinados respetando las fronteras establecidas anteriormente.
Tras aceptar que no podía conseguir el trono de Dinamarca,
Harald Hardrada decidió centrar sus esfuerzos en
invadir Inglaterra, basando su legítima aspiración al trono en un antiguo acuerdo entre Magnus el Bueno y Harthacnut (Canuto Hardeknut) que se remontaba al año 1038. El trono de Inglaterra acabó recayendo en
Eduardo el Confesor, y a la muerte de éste,
Harold Godwinson (
Haroldo II de Inglaterra) se proclamó
rey de Inglaterra.
Junto a Harald, había otros aspirantes al trono de Inglaterra, como
William, Duque de Normandía (Guillermo I de Inglaterra) o
Tostig Godwinson, hermano de Harold Godwinson y anteriormente
conde de Northumbria. Los tres pretendientes se aliaron entre ellos para lanzar una
gran invasión vikinga a Inglaterra como no se había visto desde los tiempos del "
Gran ejército pagano", ocurrida dos siglos antes.
En la primavera de 1066, Harald comenzó a reunir una inmensa flota cerca de la localidad de Solund, en el fiordo de Sogn (Sognefjord). Con su buque insignia al frente, llamado "Ormen" (Serpiente), para septiembre ya había juntado unos 300 barcos, formando un ejército de entre 10.000 y 15.000 hombres.
Dejando a su hijo Magnus II como rey de Noruega, y a su esposa Tora, en su expedición para invadir Inglaterra se llevó a su primera esposa Elisaveta, a sus hijas y a su segundo hijo, Olaf III. En su camino se detuvo al norte de Escocia en las islas Shetland y en las Orcadas (Orkney), pertenecientes por entonces a Noruega, donde reclutó más tropas y se le unieron jefes locales como los hermanos Paul y Erlend Thorfinnsson. También hizo un alto en la ciudad de Dunfermline, donde Malcolm III de Escocia le facilitó otros 2.000 hombres.
Con su enorme ejército preparado para la invasión de Inglaterra, Harald Hardrada se reunió con su aliado Tostig Godwinson en Tynemouth el 8 de septiembre de 1066. Si bien la aportación de Tostig a las fuerzas conjuntas fue mucho menor de lo esperado por Harald, trayendo apenas 12 barcos. Para desviar la atención de las fuerzas inglesas, se realizaron algunas pequeñas incursiones en el sur de Inglaterra, haciendo creer así que se iba a producir una gran invasión desde Normandía comandada por William.
Lanzaron los primeros ataques a las localidades costeras, arrasando y quemando ciudades como Scarborough. Muchas ciudades cercanas de Northumbria se rindieron rápidamente a Harald en cuanto comenzaron a correr las noticias. Tras desembarcar en Ricall, empezaron a adentrarse en el reino, y la primera gran batalla se produciría el 20 de septiembre al sur de York, en la denominada "Batalla de Fulford".
Harald Hardrada y su ejército se enfrentaron a las fuerzas de los condes Morcar de Northumbria y Edwin de Mercia, resultando en una gran victoria de los noruegos y la rendición de la ciudad de York el 24 de septiembre. Sería también la última batalla en la que el ejército escandinavo vencería a las fuerzas inglesas.
Tras regresar a Ricall donde estaban embarcados, Harald y Tostig dejaron a un tercio de su ejército apostados en el lugar y se dirigieron hacia York solo con armaduras ligeras, ya que simplemente debían encontrarse en Stamford Bridge con los ciudadanos de York para negociar quién debería administrar la ciudad bajo el gobierno de Harald.
Sin embargo, al llegar al lugar vieron acercarse rápidamente y fuertemente armados al
ejército del rey inglés Harold Godwinson, produciéndose el 25 de septiembre de 1066 la decisiva
batalla de Stamford Bridge.
Superiores en número, las fuerzas inglesas se lanzaron al ataque, mientras los noruegos se preparaban para el combate, consiguiendo detener temporalmente el avance inglés en el puente gracias a un gigantesco vikingo que se plantó en medio del puente repartiendo hachazos y creando una especie de tapón que proporcionó el tiempo suficiente a sus compañeros para formar un muro de escudos.
Harald Hardrada moriría finalmente en la batalla de Stamford Bridge debido a una flecha que le atravesó la garganta. Según las crónicas antiguas, al parecer luchó en modo "
berserker", sin armadura corporal, sin escudo y combatiendo con una espada de dos manos sin ninguna protección.
Cuando la batalla estaba ya prácticamente perdida para los noruegos, apareció en su ayuda el resto del ejército vikingo, comandados por Eystein Orre, aunque la derrota ya era un hecho. Eystein murió también en la batalla, y entre los pocos escandinavos que sobrevivieron y consiguieron regresar a Noruega, se encontraba Olaf III, el hijo de Harald.
En todo caso, la alegría por la victoria le duró muy poco a Harold Godwinson, ya que pocas semanas después, con un ejército muy debilitado por las guerras contra los vikingos, William le derrotaría en la batalla de Hastings, convirtiéndose en el rey Guillermo I de Inglaterra.
El último vikingo
Con la paulatina imposición del cristianismo en Escandinavia, en sustitución de los dioses de la mitología nórdica y sus tradiciones paganas, la derrota de Harald Hardrada en la batalla de Stamford Bridge supuso irremediablemente el fin de las invasiones vikingas en Europa, y es considerado tradicionalmente el hecho histórico que marcó el final de la era vikinga.
Junto a su forma de vida, inmersa siempre en batallas y conquistas, también ayudó su imponente aspecto físico para que Harald Hardrada sea denominado habitualmente como el último rey vikingo, ya que es uno de los mejores representantes de la imagen más tópica de un auténtico vikingo.
Según recoge
Snorri Sturluson, historiador y escritor islandés autor de la
Edda Menor o Edda prosaica, un histórico manuscrito del siglo XIII,
Harald Hardrada era más alto que la mayoría de hombres y muy fuerte, con un
cabello largo rubio, barba y bigote. Influenciado por el cristianismo en los lugares que había vivido de joven, durante su reinado buscó promover el cristianismo en Noruega, pero como demostraron los
hechos históricos, nada de esto pareció importarle a la hora de tomar decisiones, en las que no se dejó influir por la moralidad o valores cristianos.
Tras su muerte en Stamford Bridge, en el año 1067 se trasladó el cuerpo de Harald Hardrada a Noruega, para ser enterrado en la iglesia de María en Nidaros (actualmente la Catedral de Trondheim). Un siglo después los restos serían traslados al antiguo Priorato de Helgeseter, demolido posteriormente en el siglo XVII.
En la actualidad, los restos mortales del rey Harald III de Noruega se encuentran en lo que queda de este antiguo cementerio casi abandonado, motivo por lo que se han realizado numerosas peticiones (sin éxito) para que el cuerpo sea exhumado y enterrado en la Catedral de Trondheim, donde se encuentran los restos de su antecesor, Magnus I el Bueno y su hijo Magnus Haraldsson.
En Oslo, capital de Noruega y ciudad fundada por el propio Harald, se pueden visitar en la actualidad dos monumentos en honor a este legendario rey vikingo. Uno de ellos es un relieve de bronce sobre granito erigido en 1905 que representa a Harald a caballo, situado en la plaza Harald Hardrådes plass; y el otro es un gran relieve realizado en 1950 que se puede ver en la fachada del Ayuntamiento de Oslo.