Denominado inicialmente como Vasen, este enorme barco de guerra sueco de principios del siglo XVII es el único galeón original que se conserva. Se hundió en 1628 en su viaje inaugural y fue rescatado en 1961 tras seis años de trabajos para sacarlo a flote. Además de su importancia histórica para conocer más en detalle los antiguos galeones, el Vasa se encuentra en un estado de conservación excelente, habiéndose rescatado la mayor parte del barco, incluyendo sus espectaculares tallas y esculturas de la popa, casi intactas.
Los galeones son grandes barcos a vela que se comenzaron a utilizar a principios del siglo XVI por el Imperio español ante la necesidad de transportar grandes cargas tras el descubrimiento de América en 1492. En unas décadas se convirtió en el barco principal para el comercio de las naciones europeas, siendo utilizado también en las batallas. A partir de 1607 se terminó por definir el término (diferenciándolos de las naos) y se les pasó a denominar a estos grandes barcos destructores utilizados exclusivamente con fines militares como galeones de guerra.
El Vasa fue construido por órdenes del Rey Gustavo II Adolfo de Sueca (Dinastía Vasa) como parte de su expansión militar cuando el país se encontraba en guerra con la República de las dos naciones (Polonia y Lituania) durante la guerra de los treinta años, en la que intervinieron gran parte de las potencias europeas entre 1618 y 1648. Suecia necesitaba mejorar su flota si quería controlar el mar Báltico, para ello, el rey mandó construir cuatro grandes naves, la mayor de ellas sería el Vasen (Vasa), el orgullo de la armada sueca.
La nave se comenzó a construir en los astilleros de Estocolmo a finales de 1625 tras talar miles de robles en fincas privadas suecas e importar maderas de Riga y Amsterdam. Su construcción se encargó al maestro carpintero Henrik Hybertsson y a su socio Arendt de Groote, ambos de origen holandés. El "Maestro Henrik" nunca llegó a ver el Vasa completado, ya que murió en el verano de 1626 dejando la supervisión de los trabajos en manos de otro maestro carpintero holandés, Henrik "Hein" Jacobsson.
Tras terminar la cubierta superior y el castillo de popa, las telas del barco tuvieron que ser importadas de Holanda ya que Suecia carecía de industria para suministrarlas. Las velas del barco se hicieron principalmente en cáñamo y lino. En enero de 1628 el rey visitó los astilleros de Estocolmo y realizó la que sería probablemente su única visita a bordo de la nave. Unos meses después, se llevó a cabo una prueba de estabilidad de la nave, para la cual, treinta hombres corrieron de un lado a otro de la cubierta para balancear el barco, sin embargo tuvieron que parar al poco de empezar por miedo a que la nave zozobrara.
En agosto de 1626 el rey Gustavo II Adolfo ordenó que se instalaran 72 cañones de bronce de a 24 libras en la cubierta del barco. Sin embargo eran demasiados para una sola cubierta y tuvo que modificarse la estructura original para poder situar los cañones en dos cubiertas (finalmente se instalaron 64 cañones), quedando el centro de gravedad del barco más alto de lo previsto. El Vasa se convirtió con esta modificación en uno de los primeros barcos de guerra con dos cubiertas de armas completas, algo que le daba al galeón una enorme potencia de fuego pero que comprometía su navegabilidad.
El Vasa no era la nave más grande que se había construido ni el barco con mayor número de armas de fuego, sin embargo era probablemente el buque de guerra más poderoso del mar Báltico y de todo el Norte de Europa hasta la fecha.
La batería de cañones de los laterales podían disparar de forma combinada hasta casi 600 libras (270 kilos) de munición, un auténtico récord para la época. Y pudo ser mayor, ya que de los 72 cañones que se iban a instalar en el barco, ocho de ellos no se entregaron a tiempo para ser montados. La fundición de los cañones era lenta y no podían producirlos al ritmo que necesitaban para los numerosos barcos que en esos momentos se construían.
Aún así, el Vasa era un galeón de guerra temible, el día de su botadura iba armado con 48 cañones de a 24 libras, 8 cañones de a 3 libras, 2 cañones de a 1 libra, 6 grandes stormstycken (obuses), 900 kilos de pólvora y cerca de 1.000 armas de fuego. Sus dimensiones eran también considerables, el galeón Vasa medía 69 metros de largo (eslora), una manga de casi 12 metros, 52 metros de alto y un peso de 1.210 toneladas. Contaba con 1.275 metros cuadrados de velamen y una tripulación de 145 hombres y 300 soldados.
Como era costumbre en los buques de guerra de la época, el Vasa fue decorado ricamente para glorificar al monarca e intimidar al enemigo. El simbolismo usado en las esculturas estaba muy influenciado por la época gloriosa de civilizaciones antiguas como Roma, Grecia o Egipto. También se incluyeron figuras de estilo grotesco holandés que representan criaturas fantásticas y aterradoras como sirenas, tritones, hombres salvajes o monstruos marinos. Gran parte de la ornamentación fue pintada con colores muy vivos como rojo o azul brillante.
Las esculturas están talladas en madera de roble y pino y algunas, como el león de 3 metros del mascarón de proa, se componen de varias piezas talladas de manera individual. En total, el barco cuenta con más de 500 esculturas que se tardaron en tallar cerca de dos años por un equipo de seis escultores con sus correspondientes ayudantes y aprendices.
Finalmente, el 10 de agosto de 1628 el capitán Söfring Hansson ordenó al Vasa partir en su viaje inaugural. El día estaba en calma y el barco llevaba las troneras abiertas para lanzar unas salvas cuando dejara Estocolmo. Cuando el Vasa pasó a sotavento en los acantilados cerca de Södermalm una ráfaga de viento llenó sus velas y lo escoró bruscamente a babor. Tras enderezarse, otra fuerte ráfaga de viento al pasar por Tegelviken obligó a virar de nuevo la nave, esta vez, entrando agua en el barco en las cubiertas inferiores. El agua comenzó a inundar la bodega y el barco se hundió rápidamente a una profundidad de 32 metros y a solo 120 metros de la orilla.
Los supervivientes se aferraron a los escombros y a los mástiles superiores que aún estaban por encima de la superficie. Muchos barcos cercanos acudieron al instante al rescate, a pesar de ello y de estar muy cerca de la orilla, 30 personas perecieron en el naufragio del Vasa.
El galeón se hundió ante cientos (incluso miles) de personas. Ciudadanos de Estocolmo que habían acudido a ver la inauguración de este gran barco y que fueron testigos de la catástrofe junto a numerosos embajadores extranjeros.
El rey Gustavo II Adolfo de Suecia que se encontraba en Polonia en esos momentos, fue informado por carta del hundimiento. Tras una larga investigación en la que se interrogó a los supervivientes, entre ellos al capitán Söfring Hansson, se intentó buscar tanto las causas del naufragio como un "chivo expiatorio". Se cuestionó si el barco fue manejado correctamente, si la tripulación había bebido o si había habido errores en su construcción. Finalmente nadie fue castigado o encontrado culpable por negligencia y la culpa recayó en Henrik "El Maestro" Hybertsson, muerto y enterrado años antes.
Pocos días después del desastre comenzaron los primeros intentos por recuperar el barco. La tecnología de la época era insuficiente y lo único que se consiguió fue enderezar el buque. Treinta años después, en 1663, un equipo de buzos de Suecia y Finlandia consiguió recuperar más de 50 cañones del pecio con una simple campana de buceo.
Aunque era imposible de reflotar el barco en la época, el Vasa no cayó en el olvido y durante décadas se realizaron inmersiones para ver los restos del naufragio e intentar recuperar objetos. Hasta su recuperación en 1961, el barco ha sufrido más de 300 años de erosión e intentos fallidos de reflote que también lo han dañado. A pesar de ello, el galeón ha mantenido a lo largo de los siglos un excelente estado de conservación.
A mediados de 1950 fue localizado de nuevo por el arqueólogo aficionado Anders Franzes, estableciéndose en 1956 el Comité Vasa para investigar la posibilidad de reflotar y conservar la nave. Entre los métodos de recuperación posibles, se propuso llenar la nave de pelotas de ping-pong o congelar el barco en un gran bloque de hielo.
El Vasa fue finalmente recuperado tras cientos de inmersiones de buzos que cavaron túneles para instalar cables de acero sujetos a grúas en la superficie, posteriormente se realizaron numerosas ascensiones hasta ser remolcado a un dique seco. Los trabajos duraron varios años y el ascenso final del barco a la superficie comenzó el 8 de abril de 1961. En la mañana del 24 de abril de 1961 el Vasa era reflotado ante miles de espectadores. El único galeón original que se ha conservado volvía a emerger tras 333 años en el fondo marino, como una auténtica capsula del tiempo dado su buen estado de conservación.
Del Vasa se han conservado cuatro cubiertas, siendo las cubiertas inferiores del buque las mejor conservadas. En el interior se han hallado cañones, objetos personales de los marineros, cofres, herramientas de trabajo, zapatos, dinero y un buen número de objetos cotidianos. También se han conservado varios barriles de pólvora de la bodega, diez velas del barco y aparejos.
Entre 1961 y 1988 el galeón fue ubicado en una instalación temporal denominada Wasavarvet (Astillero Vasa). Esta instalación era muy pequeña y dificultaba enormemente las labores de conservación del barco por lo que se decidió hacer un museo permanente donde fue remolcado. El museo Vasa abrió al público en 1990 en Estocolmo, donde se puede conocer algo más sobre su historia y contemplar este magnífico galeón: Vasa Museet.
El rescate del pecio sirvió también para poder investigar las causas de su hundimiento. Según los investigadores, el Vasa naufragó debido a varios factores: el barco tenía una gran inestabilidad, un centro de gravedad muy alto y demasiado peso en las cubiertas tal como había sido construido el casco. El tener las troneras abiertas cuando se produjo un golpe de viento fue lo que terminó por hundir el galeón, el capitán mandó cerrarlas en cuanto la nave comenzó a inundarse, sin embargo era ya demasiado tarde.
A pesar del fracaso del Vasa, Suecia logró su objetivo con el resto de su impresionante flota. Durante el siglo XVII pasó de ser un reino de Europa del norte escasamente poblado con poca influencia, a una de las grandes potencias del continente europeo. Tras acabar controlando gran parte de la península escandinava y aumentando sus territorios considerablemente, fue el poder dominante en el mar Báltico. Fue un siglo tan exitoso para Suecia que este periodo en la historia del Imperio sueco se le conoce como "stormaktstiden" (edad de la grandeza).
El Vasa ha sido objeto de cientos de libros, artículos y estudios sobre la arqueología marina. El museo Vasa es uno de los lugares más visitados de Suecia cada año e incluso, este mítico barco ha influenciado a otros más actuales. En Japón se puede encontrar en lago Ashi un barco de recreo inspirado en el Vasa y curiosamente, el legendario barco "el holandés errante" de la película "Piratas del Caribe", guarda también muchas similitudes tanto en su estructura como en su decoración con el Vasa, el único galeón original que ha llegado hasta nuestros días.
Los galeones son grandes barcos a vela que se comenzaron a utilizar a principios del siglo XVI por el Imperio español ante la necesidad de transportar grandes cargas tras el descubrimiento de América en 1492. En unas décadas se convirtió en el barco principal para el comercio de las naciones europeas, siendo utilizado también en las batallas. A partir de 1607 se terminó por definir el término (diferenciándolos de las naos) y se les pasó a denominar a estos grandes barcos destructores utilizados exclusivamente con fines militares como galeones de guerra.
El Vasa fue construido por órdenes del Rey Gustavo II Adolfo de Sueca (Dinastía Vasa) como parte de su expansión militar cuando el país se encontraba en guerra con la República de las dos naciones (Polonia y Lituania) durante la guerra de los treinta años, en la que intervinieron gran parte de las potencias europeas entre 1618 y 1648. Suecia necesitaba mejorar su flota si quería controlar el mar Báltico, para ello, el rey mandó construir cuatro grandes naves, la mayor de ellas sería el Vasen (Vasa), el orgullo de la armada sueca.
La nave se comenzó a construir en los astilleros de Estocolmo a finales de 1625 tras talar miles de robles en fincas privadas suecas e importar maderas de Riga y Amsterdam. Su construcción se encargó al maestro carpintero Henrik Hybertsson y a su socio Arendt de Groote, ambos de origen holandés. El "Maestro Henrik" nunca llegó a ver el Vasa completado, ya que murió en el verano de 1626 dejando la supervisión de los trabajos en manos de otro maestro carpintero holandés, Henrik "Hein" Jacobsson.
Tras terminar la cubierta superior y el castillo de popa, las telas del barco tuvieron que ser importadas de Holanda ya que Suecia carecía de industria para suministrarlas. Las velas del barco se hicieron principalmente en cáñamo y lino. En enero de 1628 el rey visitó los astilleros de Estocolmo y realizó la que sería probablemente su única visita a bordo de la nave. Unos meses después, se llevó a cabo una prueba de estabilidad de la nave, para la cual, treinta hombres corrieron de un lado a otro de la cubierta para balancear el barco, sin embargo tuvieron que parar al poco de empezar por miedo a que la nave zozobrara.
En agosto de 1626 el rey Gustavo II Adolfo ordenó que se instalaran 72 cañones de bronce de a 24 libras en la cubierta del barco. Sin embargo eran demasiados para una sola cubierta y tuvo que modificarse la estructura original para poder situar los cañones en dos cubiertas (finalmente se instalaron 64 cañones), quedando el centro de gravedad del barco más alto de lo previsto. El Vasa se convirtió con esta modificación en uno de los primeros barcos de guerra con dos cubiertas de armas completas, algo que le daba al galeón una enorme potencia de fuego pero que comprometía su navegabilidad.
El Vasa no era la nave más grande que se había construido ni el barco con mayor número de armas de fuego, sin embargo era probablemente el buque de guerra más poderoso del mar Báltico y de todo el Norte de Europa hasta la fecha.
La batería de cañones de los laterales podían disparar de forma combinada hasta casi 600 libras (270 kilos) de munición, un auténtico récord para la época. Y pudo ser mayor, ya que de los 72 cañones que se iban a instalar en el barco, ocho de ellos no se entregaron a tiempo para ser montados. La fundición de los cañones era lenta y no podían producirlos al ritmo que necesitaban para los numerosos barcos que en esos momentos se construían.
Aún así, el Vasa era un galeón de guerra temible, el día de su botadura iba armado con 48 cañones de a 24 libras, 8 cañones de a 3 libras, 2 cañones de a 1 libra, 6 grandes stormstycken (obuses), 900 kilos de pólvora y cerca de 1.000 armas de fuego. Sus dimensiones eran también considerables, el galeón Vasa medía 69 metros de largo (eslora), una manga de casi 12 metros, 52 metros de alto y un peso de 1.210 toneladas. Contaba con 1.275 metros cuadrados de velamen y una tripulación de 145 hombres y 300 soldados.
Como era costumbre en los buques de guerra de la época, el Vasa fue decorado ricamente para glorificar al monarca e intimidar al enemigo. El simbolismo usado en las esculturas estaba muy influenciado por la época gloriosa de civilizaciones antiguas como Roma, Grecia o Egipto. También se incluyeron figuras de estilo grotesco holandés que representan criaturas fantásticas y aterradoras como sirenas, tritones, hombres salvajes o monstruos marinos. Gran parte de la ornamentación fue pintada con colores muy vivos como rojo o azul brillante.
Las esculturas están talladas en madera de roble y pino y algunas, como el león de 3 metros del mascarón de proa, se componen de varias piezas talladas de manera individual. En total, el barco cuenta con más de 500 esculturas que se tardaron en tallar cerca de dos años por un equipo de seis escultores con sus correspondientes ayudantes y aprendices.
Finalmente, el 10 de agosto de 1628 el capitán Söfring Hansson ordenó al Vasa partir en su viaje inaugural. El día estaba en calma y el barco llevaba las troneras abiertas para lanzar unas salvas cuando dejara Estocolmo. Cuando el Vasa pasó a sotavento en los acantilados cerca de Södermalm una ráfaga de viento llenó sus velas y lo escoró bruscamente a babor. Tras enderezarse, otra fuerte ráfaga de viento al pasar por Tegelviken obligó a virar de nuevo la nave, esta vez, entrando agua en el barco en las cubiertas inferiores. El agua comenzó a inundar la bodega y el barco se hundió rápidamente a una profundidad de 32 metros y a solo 120 metros de la orilla.
Los supervivientes se aferraron a los escombros y a los mástiles superiores que aún estaban por encima de la superficie. Muchos barcos cercanos acudieron al instante al rescate, a pesar de ello y de estar muy cerca de la orilla, 30 personas perecieron en el naufragio del Vasa.
El galeón se hundió ante cientos (incluso miles) de personas. Ciudadanos de Estocolmo que habían acudido a ver la inauguración de este gran barco y que fueron testigos de la catástrofe junto a numerosos embajadores extranjeros.
El rey Gustavo II Adolfo de Suecia que se encontraba en Polonia en esos momentos, fue informado por carta del hundimiento. Tras una larga investigación en la que se interrogó a los supervivientes, entre ellos al capitán Söfring Hansson, se intentó buscar tanto las causas del naufragio como un "chivo expiatorio". Se cuestionó si el barco fue manejado correctamente, si la tripulación había bebido o si había habido errores en su construcción. Finalmente nadie fue castigado o encontrado culpable por negligencia y la culpa recayó en Henrik "El Maestro" Hybertsson, muerto y enterrado años antes.
Pocos días después del desastre comenzaron los primeros intentos por recuperar el barco. La tecnología de la época era insuficiente y lo único que se consiguió fue enderezar el buque. Treinta años después, en 1663, un equipo de buzos de Suecia y Finlandia consiguió recuperar más de 50 cañones del pecio con una simple campana de buceo.
Aunque era imposible de reflotar el barco en la época, el Vasa no cayó en el olvido y durante décadas se realizaron inmersiones para ver los restos del naufragio e intentar recuperar objetos. Hasta su recuperación en 1961, el barco ha sufrido más de 300 años de erosión e intentos fallidos de reflote que también lo han dañado. A pesar de ello, el galeón ha mantenido a lo largo de los siglos un excelente estado de conservación.
A mediados de 1950 fue localizado de nuevo por el arqueólogo aficionado Anders Franzes, estableciéndose en 1956 el Comité Vasa para investigar la posibilidad de reflotar y conservar la nave. Entre los métodos de recuperación posibles, se propuso llenar la nave de pelotas de ping-pong o congelar el barco en un gran bloque de hielo.
El Vasa fue finalmente recuperado tras cientos de inmersiones de buzos que cavaron túneles para instalar cables de acero sujetos a grúas en la superficie, posteriormente se realizaron numerosas ascensiones hasta ser remolcado a un dique seco. Los trabajos duraron varios años y el ascenso final del barco a la superficie comenzó el 8 de abril de 1961. En la mañana del 24 de abril de 1961 el Vasa era reflotado ante miles de espectadores. El único galeón original que se ha conservado volvía a emerger tras 333 años en el fondo marino, como una auténtica capsula del tiempo dado su buen estado de conservación.
Del Vasa se han conservado cuatro cubiertas, siendo las cubiertas inferiores del buque las mejor conservadas. En el interior se han hallado cañones, objetos personales de los marineros, cofres, herramientas de trabajo, zapatos, dinero y un buen número de objetos cotidianos. También se han conservado varios barriles de pólvora de la bodega, diez velas del barco y aparejos.
Entre 1961 y 1988 el galeón fue ubicado en una instalación temporal denominada Wasavarvet (Astillero Vasa). Esta instalación era muy pequeña y dificultaba enormemente las labores de conservación del barco por lo que se decidió hacer un museo permanente donde fue remolcado. El museo Vasa abrió al público en 1990 en Estocolmo, donde se puede conocer algo más sobre su historia y contemplar este magnífico galeón: Vasa Museet.
El rescate del pecio sirvió también para poder investigar las causas de su hundimiento. Según los investigadores, el Vasa naufragó debido a varios factores: el barco tenía una gran inestabilidad, un centro de gravedad muy alto y demasiado peso en las cubiertas tal como había sido construido el casco. El tener las troneras abiertas cuando se produjo un golpe de viento fue lo que terminó por hundir el galeón, el capitán mandó cerrarlas en cuanto la nave comenzó a inundarse, sin embargo era ya demasiado tarde.
A pesar del fracaso del Vasa, Suecia logró su objetivo con el resto de su impresionante flota. Durante el siglo XVII pasó de ser un reino de Europa del norte escasamente poblado con poca influencia, a una de las grandes potencias del continente europeo. Tras acabar controlando gran parte de la península escandinava y aumentando sus territorios considerablemente, fue el poder dominante en el mar Báltico. Fue un siglo tan exitoso para Suecia que este periodo en la historia del Imperio sueco se le conoce como "stormaktstiden" (edad de la grandeza).
El Vasa ha sido objeto de cientos de libros, artículos y estudios sobre la arqueología marina. El museo Vasa es uno de los lugares más visitados de Suecia cada año e incluso, este mítico barco ha influenciado a otros más actuales. En Japón se puede encontrar en lago Ashi un barco de recreo inspirado en el Vasa y curiosamente, el legendario barco "el holandés errante" de la película "Piratas del Caribe", guarda también muchas similitudes tanto en su estructura como en su decoración con el Vasa, el único galeón original que ha llegado hasta nuestros días.