Criptozoología: los casos más extraños y curiosos

La criptozoología es una disciplina pseudocientífica dedicada al estudio y la búsqueda de animales cuya existencia no ha sido confirmada científicamente, pero que en mucho casos forman parte de mitos, leyendas o supuestos avistamientos esporádicos. Estos animales, conocidos como críptidos, incluyen, entre otros, criaturas como el Yeti, el Monstruo del Lago Ness o el Kraken.

Los casos más extraños y curiosos de la criptozoología
Sin embargo, también existen casos fascinantes de criaturas que inicialmente fueron consideradas como críptidos o animales de leyenda, pero que posteriormente fueron confirmados por la ciencia como animales que realmente existieron, como el Okapi, el Calamar gigante o el Celacanto, mostrando así que la naturaleza aún guarda secretos por descubrir y que en ocasiones existe un trasfondo real para algunos animales mitológicos

Aunque no es reconocida como una rama oficial de la zoología, la criptozoología despierta un gran interés entre el público debido a su conexión con la cultura popular, las leyendas urbanas, la exploración de lo desconocido y la posibilidad de descubrir nuevas especies. Los científicos por su parte, critican la falta de evidencia sólida y el uso limitado de métodos rigurosos en esta área.

De una forma u otra, la criptozoología está repleta de casos fascinantes, extraños y curiosos, desde criaturas con descripciones sorprendentes hasta historias que han capturado la imaginación de personas de todo el mundo durante siglos.  

Mothman (Hombre Polilla)

El Mothman, conocido en español como el "Hombre Polilla" es una de las criaturas más emblemáticas del folclore contemporáneo de Estados Unidos. Su historia está cargada de misterios, supuestos avistamientos y conexiones con eventos trágicos que han mantenido vivo el interés por este críptido desde la década de 1960.

El origen del Mothman se remonta a mediados de los años 60, cuando fue avistado por primera vez en noviembre de 1966 en Point Pleasant, una pequeña ciudad en el estado de Virginia Occidental. Dos parejas jóvenes, Roger y Linda Scarberry junto a Steve y Mary Mallette, informaron haber visto una figura extraña mientras conducían por un área cercana a la Planta de TNT, una antigua fábrica de municiones abandonada desde la Segunda Guerra Mundial. Describieron al ser como una figura humanoide de gran tamaño, con alas inmensas y ojos rojos brillantes que parecían «hipnóticos».

Típica imagen del legendario Mothman
Tras este encuentro inicial, más residentes de Point Pleasant comenzaron a reportar avistamientos de una criatura similar. Algunos afirmaban que el Mothman volaba sobre sus vehículos a velocidades sorprendentes, mientras que otros lo veían posado en árboles o tejados. La criatura se convirtió rápidamente en el centro de todo tipo de rumores y especulaciones, atrayendo la atención de periodistas y curiosos.

El evento que consolidó al Mothman como un presagio de tragedias ocurrió el 15 de diciembre de 1967, poco más de un año después del primer avistamiento. Ese día, el puente Silver Bridge, que conectaba Point Pleasant con Gallipolis, Ohio, colapsó durante la hora punta, causando la muerte de 46 personas. Aunque la investigación oficial atribuyó el desastre a un fallo estructural en una de las cadenas del puente, algunos comenzaron a especular que el Mothman había estado involucrado debido a varios testigos afirmaron haber visto a la criatura cerca del puente en los días previos a la tragedia. Estas historias alimentaron la idea de que el Mothman no era simplemente un animal desconocido, sino un mensajero o presagio de desgracias inminentes.

Desde entonces, el Mothman ha sido objeto de diversas interpretaciones y estudios. Algunos investigadores sugieren que los testigos pudieron haber confundido a un ave grande, como un Ñandú o un búho de grandes dimensiones, con el Mothman. De hecho, la Planta de TNT y sus alrededores son un hábitat conocido para aves como la grulla canadiense, que posee una envergadura impresionante y ojos que reflejan la luz de manera llamativa.

Por otro lado, algunos criptozoólogos y ufólogos creen que el Mothman podría ser una criatura interdimensional, un extraterrestre o incluso una manifestación sobrenatural. Estas teorías se apoyan en los numerosos informes de luces extrañas y ovnis en el cielo de Point Pleasant durante el mismo período en que ocurrieron los avistamientos del Mothman.

El periodista John Keel, autor del libro The Mothman Prophecies (1975), exploró estas conexiones en profundidad. Keel argumentó que los avistamientos del Mothman formaban parte de un patrón más amplio de fenómenos paranormales en la región, que incluía encuentros con hombres de negro y llamadas telefónicas inexplicables.

Aunque los avistamientos del Mothman en Point Pleasant disminuyeron tras el colapso del puente Silver Bridge, la criatura continuó apareciendo en otros lugares. Por ejemplo, se reportaron avistamientos similares en Chernóbil antes del desastre nuclear de 1986, en el colapso de un puente en Minneapolis en 2007 y en otras tragedias de menor escala. Estas historias, aunque muchas veces difíciles de verificar, han contribuido a fortalecer la leyenda del Mothman como un presagio de desastres.

Hoy en día, Point Pleasant celebra su conexión con el Mothman a través del "Festival del Mothman" un evento anual que atrae a miles de visitantes interesados en el folclore y lo paranormal. La ciudad también alberga una estatua de acero del Mothman y un museo dedicado a su historia y avistamientos.

No cabe duda de que el Mothman ha trascendido su origen como un simple avistamiento para convertirse en un símbolo cultural. Ha inspirado libros, documentales y películas, como la adaptación cinematográfica de The Mothman Prophecies protagonizada por Richard Gere en 2002. En estas representaciones, el Mothman oscila entre ser una figura aterradora y un enigma fascinante.

Pero a pesar de las múltiples explicaciones y teorías, el Mothman sigue siendo un misterio sin resolver. Ya sea una criatura real, un fenómeno natural malinterpretado o una leyenda urbana alimentada por el miedo y la imaginación, su historia permanece como un recordatorio de cómo lo desconocido puede capturar la mente humana y convertirse en parte del folclore moderno.

Supuesta fotografía real del Mothman - Hombre polilla


La rata gigante de Bosavi

Este enorme roedor, perteneciente a la familia Muridae, fue hallado en 2009 en la selva tropical de Papúa Nueva Guinea durante una expedición de científicos liderada por el zoólogo británico Kristofer Helgen y un equipo de la BBC. Su descubrimiento fue parte de un esfuerzo por documentar la biodiversidad en el cráter del monte Bosavi, una región prácticamente inexplorada que alberga especies únicas.

El hallazgo de la rata gigante de Bosavi fue un evento significativo en la zoología moderna. Los investigadores encontraron al roedor en la densa vegetación del cráter, a más de mil metros sobre el nivel del mar. Lo que más llamó la atención fue su tamaño excepcional: medía aproximadamente 82 centímetros de la nariz a la cola y pesaba alrededor de 1,5 kilogramos, lo que la convertía en una de las ratas más grandes del mundo. Además, su comportamiento dócil y su aparente falta de miedo a los humanos sugerían que la especie no había tenido contacto previo con depredadores o personas.

Fotografía Rata gigante de Bosavi
Desde el punto de vista biológico, la rata gigante de Bosavi pertenece al género Mallomys, que agrupa a roedores de gran tamaño endémicos de Nueva Guinea. Su pelaje espeso y lanoso le permite resistir las condiciones húmedas de la selva, mientras que su dieta, presumiblemente herbívora, se basa en frutos, semillas y otros materiales vegetales del bosque. Su aislamiento en el cráter volcánico ha favorecido su evolución sin la presión de los depredadores comunes en otras regiones.

Los pobladores locales, en especial los habitantes de la etnia kasua, conocían la existencia de este roedor mucho antes de su descubrimiento científico. En su folclore y leyendas, hablaban de una gran rata que habitaba los bosques y rara vez era vista fuera de su hábitat. Sin embargo, su presencia no había sido documentada oficialmente hasta la expedición de 2009. Esto conecta directamente a la criatura con el campo de la criptozoología, ya que durante años se consideró un animal legendario o un posible caso de "criptofauna", es decir, una especie cuya existencia era sugerida por relatos, pero no confirmada por la ciencia.

Dentro del ámbito de la criptozoología, la rata gigante de Bosavi es un ejemplo clave de cómo algunos animales considerados "mitológicos" o desconocidos pueden resultar reales cuando se exploran hábitats inexplorados. Durante décadas, exploradores, misioneros y cazadores locales informaron sobre roedores de gran tamaño en la selva de Papúa Nueva Guinea, pero sin pruebas concluyentes, estos informes fueron tomados como exageraciones o relatos folclóricos. Su descubrimiento en 2009 demuestra que, en ciertos casos, los relatos tradicionales pueden estar basados en observaciones legítimas de fauna aún no catalogada.

Además, el caso de la rata gigante de Bosavi ha servido como punto de comparación para otros posibles "roedores críptidos" reportados en distintas partes del mundo, como las enormes ratas mencionadas en relatos de la Amazonía o el misterioso roedor gigante del lago Victoria en África. Aunque la mayoría de estos casos no han sido corroborados científicamente, el descubrimiento en Bosavi ha dado credibilidad a la idea de que aún existen especies de mamíferos de gran tamaño esperando ser descubiertas en regiones remotas.

A pesar de la emoción que generó su descubrimiento, la rata gigante de Bosavi enfrenta una serie de amenazas, principalmente la deforestación y la degradación de su hábitat debido a la expansión de actividades humanas. La región del monte Bosavi sigue siendo una de las áreas más biodiversas del mundo, pero la intervención humana pone en riesgo a muchas de sus especies únicas. Hasta la fecha, no se han realizado estudios exhaustivos sobre el tamaño de la población de esta rata, lo que deja abierta la incógnita sobre su estado de conservación.

Tamaño Rata gigante de Bosavi


El Ahool

El Ahool es una criatura legendaria que forma parte del folclore de Java, Indonesia. Es descrito como un animal alado de enorme tamaño, con una envergadura de hasta 3,7 metros. Su apariencia recuerda tanto a un murciélago como a un ave, con un cuerpo cubierto de pelaje gris oscuro, ojos grandes y redondeados que reflejan la luz de manera brillante, y una cabeza que algunos describen como similar a la de un simio. Estas características lo distinguen de cualquier especie conocida en la región.

El sonido característico que le da su nombre, un grito agudo y prolongado que se asemeja a «ahool», es frecuentemente reportado por quienes aseguran haberlo escuchado o avistado. Este peculiar grito suele resonar en las noches de las densas selvas tropicales de Java, generando un ambiente de misterio y temor entre los locales.

Tamaño del gigantesco Ahool a escala
Uno de los relatos más destacados sobre el Ahool proviene del explorador y naturalista británico Ernest Bartels, quien reportó un encuentro con esta criatura en 1925. Bartels, hijo del conocido ornitólogo M. E. G. Bartels, se encontraba explorando una cascada en una región remota de Java cuando afirmó haber visto una enorme figura alada pasar rápidamente por encima de él. Posteriormente, en 1927, Bartels tuvo otro encuentro cuando escuchó el característico grito del Ahool mientras acampaba cerca de un río en el corazón de la selva.

Los informes de Bartels no solo atrajeron la atención de los naturalistas de la época, sino también de criptozoólogos que buscaban pruebas de la existencia de especies desconocidas. Sin embargo, debido a la falta de evidencias tangibles, los relatos del Ahool han permanecido en el ámbito de lo especulativo.

En la cultura de Java, las historias sobre criaturas misteriosas no son raras. El Ahool comparte similitudes con otros seres mitológicos de la región, lo que sugiere que podría formar parte de una rica tradición oral destinada a explicar fenómenos naturales o a disuadir a las personas de aventurarse en las peligrosas selvas por la noche.

Desde una perspectiva biológica, algunos científicos han especulado que el Ahool podría ser una especie de murciélago gigante aún no descubierto. Java es hogar de una vasta biodiversidad, incluyendo varias especies de murciélagos de gran tamaño como el zorro volador de la fruta, cuya envergadura puede alcanzar los 1,5 metros. Sin embargo, ningún murciélago conocido se acerca al impresionante tamaño descrito para el Ahool.

Otros sugieren que podría tratarse de un ave grande confundida con un murciélago en condiciones de poca luz. Las aves nocturnas como los búhos también pueden generar sonidos peculiares y tener ojos que brillan intensamente, lo que podría explicar algunos avistamientos.

Aunque los informes sobre el Ahool se han vuelto menos frecuentes en las últimas décadas, aún persisten relatos de encuentros esporádicos. Algunos exploradores y aldeanos han reportado haber visto sombras gigantescas cruzando el cielo nocturno o escuchado gritos que no pueden atribuirse a animales conocidos.

Representación del mítico Ahool


El Mapinguarí

Según los relatos, el Mapinguarí es un ser gigantesco, de hasta dos metros de altura, con un cuerpo cubierto de pelaje rojizo o marrón que habita en la vasta región selvática de Sudamérica. Su aspecto combina características humanas y animales, lo que lo convierte en una figura imponente y aterradora. Algunos testigos afirman que tiene una boca adicional en el estómago, además de en su rostro, y que su aliento desprende un olor nauseabundo que puede desorientar o paralizar a quienes lo enfrentan.

Otra de las peculiaridades del Mapinguarí es su resistencia a las armas tradicionales. Se dice que su piel es tan gruesa que las flechas y los cuchillos no pueden atravesarla. En algunos relatos, también se le atribuye un tercer ojo en la frente y garras largas que utiliza para desgarrar la vegetación y, según las leyendas, a quienes osan perturbar su hábitat.

La historia del Mapinguarí tiene profundas raíces en las tradiciones orales de los pueblos indígenas del Amazonas, como los Yanomami y los Tupi-Guaraní. Para estas comunidades, el Mapinguarí es más que una criatura física; también es un guardián espiritual de la selva, encargado de proteger los bosques y sus recursos de la explotación y el abuso por parte de los humanos.

Representación del Mapinguarí
Algunas teorías sugieren que el mito del Mapinguarí podría estar inspirado en encuentros con gigantes mamíferos prehistóricos como el megaterio, un perezoso gigante extinto que habitó Sudamérica hace miles de años. La posibilidad de que algunos grupos humanos antiguos hayan convivido con estos animales podría haber dado origen a los relatos que, con el tiempo, evolucionaron hasta convertirse en la leyenda moderna.

Aunque los relatos sobre el Mapinguarí son predominantemente orales, algunos casos documentados han llamado la atención de investigadores y exploradores. Durante el siglo XX, exploradores y naturalistas europeos y estadounidenses que viajaron al Amazonas recogieron testimonios de cazadores y comunidades locales que afirmaban haber visto a la criatura. Estos encuentros solían ocurrir en las profundidades de la selva, en lugares apartados y difíciles de alcanzar.

En la década de 1930, el explorador Percival Fawcett, uno de los aventureros que inspiró al personaje de Indiana Jones, reportó escuchar historias de un ser gigantesco que coincidía con la descripción del Mapinguarí. Más recientemente, en 1997, un equipo de investigadores de Brasil entrevistó a un grupo de cazadores que afirmaron haber visto a la criatura mientras recorrían una zona remota del estado de Acre. Los hombres describieron al ser como un depredador solitario que emitió un rugido ensordecedor antes de desaparecer en la espesura.

Desde un punto de vista científico, el Mapinguarí podría ser una combinación de varios factores. Una teoría popular es que los avistamientos modernos son interpretaciones erróneas de animales conocidos, como osos hormigueros gigantes que son comunes en la región y cuya apariencia o comportamiento podría parecer extraño a los ojos no entrenados.

Por otro lado, algunos criptozoólogos sugieren que el Mapinguarí podría ser un remanente vivo del megaterio. Aunque esta posibilidad es altamente especulativa, no se puede descartar completamente debido a las vastas áreas inexploradas de la selva amazónica. Además, el descubrimiento de nuevas especies en la región respalda la idea de que podrían existir criaturas desconocidas para la ciencia.


El Hombre Lagarto de Scape Ore

El conocido como "Hombre Lagarto de Scape Ore Swamp" es probablemente una de las leyendas criptozoológicas más intrigantes de Estados Unidos. Su historia se originó en el condado de Lee, Carolina del Sur, en la década de 1980, cuando varios residentes reportaron encuentros con una criatura humanoide con características reptilianas.

El primer avistamiento documentado ocurrió el 29 de junio de 1988, cuando un joven llamado Christopher Davis aseguró haber sido atacado por una criatura de gran tamaño mientras cambiaba una rueda de su coche cerca del pantano de Scape Ore. Davis describió a la criatura como un ser de aproximadamente dos metros de altura, con ojos rojos brillantes, piel verdosa y escamosa, y manos con tres dedos largos afilados. Según su testimonio, la criatura intentó aferrarse a su automóvil mientras él huía a toda velocidad.

Representación del Hombre Lagarto de Scape Ore
El testimonio de Davis llamó la atención de la prensa y pronto otras personas comenzaron a reportar avistamientos similares. Varios testigos afirmaron haber visto huellas grandes de tres dedos cerca del pantano, lo que avivó aún más la especulación sobre la existencia del Hombre Lagarto. En las semanas siguientes, la Oficina del Sheriff del Condado de Lee investigó los informes, pero no encontró evidencias concluyentes de la existencia de la criatura. A pesar de ello, el mito acabó arraigando en la cultura local.

Durante el verano de 1988, otros residentes de la zona aseguraron haber visto a la criatura merodeando cerca de sus propiedades. Algunos informaron haber encontrado daños en vehículos y estructuras que atribuyeron al Hombre Lagarto. En un caso particular, un hombre llamado Tom y su esposa encontraron su automóvil con abolladuras y marcas de arañazos profundos, lo que desató la creencia de que la criatura era extremadamente agresiva.

Con el tiempo, el fenómeno se convirtió en un atractivo turístico y un símbolo del folclore de Carolina del Sur. Se comenzaron a vender camisetas y souvenirs con la imagen del Hombre Lagarto, y la historia fue presentada en programas de televisión especializados en fenómenos inexplicables y paranormales. Sin embargo, los avistamientos se fueron reduciendo con el tiempo, y algunos escépticos sugieren que todo fue una exageración mediática o un engaño elaborado.

A pesar de la falta de pruebas tangibles, el mito del Hombre Lagarto de Scape Ore Swamp sigue vivo hoy en día. En 2015, un hombre llamado Jim Wilson afirmó haber capturado una fotografía de la criatura en una zona boscosa cercana al pantano, lo que volvió a despertar el interés en la historia. Aunque la imagen era borrosa y difícil de verificar, los creyentes en lo paranormal lo consideraron una posible prueba de que el ser sigue habitando la región.

Hasta la fecha, el Hombre Lagarto de Scape Ore sigue siendo un misterio sin resolver. Mientras algunos lugareños creen que se trata de un ser real que se esconde en los pantanos de Carolina del Sur, muchos otros lo consideran simplemente una leyenda moderna nacida del miedo y la imaginación colectiva. 

Supuesta fotografía real del Hombre Lagarto de Scape Ore


El Orang Pendek

El nombre de esta enigmática criatura, Orang Pendek, significa literalmente "hombre corto" en indonesio, y se refiere a un supuesto un homínido bípedo de pequeña estatura que, según relatos locales, habita en las densas selvas de la isla de Sumatra. Durante siglos, los habitantes de la región han afirmado haber visto a este ser, describiéndolo como un primate de no más de un metro de altura, con un cuerpo robusto, pelaje oscuro y una notable inteligencia.

Imagen del Orang Pendek
Entre los primeros testimonios documentados sobre el Orang Pendek encontramos los relatos de los exploradores coloniales holandeses en el siglo XIX. Varias expediciones reportaron avistamientos de una criatura humanoide desconocida, similar en apariencia a un pequeño simio, pero con una postura y movimientos que recordaban a los de los humanos. 

Posteriormente, en el siglo XX, diversos investigadores occidentales comenzaron a prestar atención a estos relatos, intrigados por la posibilidad de que el Orang Pendek fuera una especie aún no identificada por la ciencia.

En la década de 1920, un zoólogo británico llamado Edward Jacobson recopiló informes de los nativos que aseguraban haber visto al Orang Pendek en múltiples ocasiones. Describieron a la criatura como esquiva, solitaria y muy hábil para moverse a través de la densa vegetación. Más adelante, en la década de 1990, la investigadora británica Debbie Martyr se trasladó a Sumatra con el objetivo de estudiar estos avistamientos de cerca. Durante sus años de trabajo en la región, Martyr afirmó haber observado personalmente al Orang Pendek en varias ocasiones. Según sus descripciones, el ser tenía un rostro más humano que el de un orangután y se desplazaba con una sorprendente agilidad.

El interés por el Orang Pendek creció a medida que nuevas pruebas circunstanciales emergieron. Huellas encontradas en el Parque Nacional Kerinci Seblat han sido analizadas por expertos, y algunas muestran características que no corresponden a ningún primate conocido. Sin embargo, no se ha logrado obtener evidencia concluyente en forma de restos físicos o material genético verificable.

Algunos científicos sugieren que el Orang Pendek podría ser un pariente lejano del Homo floresiensis, una especie humana de baja estatura que habitó en la isla de Flores, al este de Sumatra, hace miles de años. Otros creen que podría tratarse de una nueva especie de primate o incluso de un orangután con rasgos evolutivos distintos. En cualquier caso, la falta de pruebas definitivas ha mantenido su estatus dentro de la criptozoología.


El Saola

El saola (Pseudoryx nghetinhensis), también conocido como el "unicornio asiático", es uno de los mamíferos más enigmáticos y raros del mundo. Fue descubierto en 1992 en las montañas Annamitas, una cordillera que se extiende entre Laos y Vietnam, convirtiéndose en uno de los hallazgos zoológicos más importantes del siglo XX. Su existencia se conoció a partir de unos cráneos con cuernos largos y rectos encontrados en las aldeas locales, lo que llevó a los científicos a emprender expediciones en busca del esquivo animal.

El saola pertenece a la familia Bovidae y guarda cierto parecido con los antílopes, aunque en realidad está más relacionado con los bovinos y los búfalos. Su aspecto es inconfundible: presenta un cuerpo esbelto cubierto de un pelaje marrón con marcas blancas en la cara y una franja oscura en el lomo. Sus cuernos largos y casi paralelos pueden alcanzar hasta 50 centímetros de longitud, lo que le da una apariencia majestuosa. A pesar de su gran tamaño, es un animal extremadamente esquivo y ha sido visto en contadas ocasiones en su hábitat natural.

Fotografía del Saola
Desde su descubrimiento, los avistamientos documentados han sido escasos. En 1999, un grupo de científicos logró observar a un ejemplar en la naturaleza, aunque solo durante un breve instante antes de que desapareciera en la densa vegetación. En 2010, una cámara trampa capturó una imagen de un saola en Vietnam, lo que confirmó que la especie seguía existiendo en estado salvaje. Sin embargo, la dificultad para rastrearlo y su comportamiento furtivo han hecho que su estudio sea un verdadero desafío para los biólogos.

Las comunidades locales conocían la existencia del saola mucho antes de que fuera identificado por la ciencia. En la cultura de las etnias de la región Annamita, el animal ha sido parte de relatos transmitidos de generación en generación. Los cazadores hablaban de un "buey de los bosques" que se movía en los lugares más recónditos de la selva y que rara vez era visto por humanos. Estas historias cobraron sentido cuando los científicos confirmaron su existencia, lo que refuerza la idea de que en muchas ocasiones los relatos tradicionales pueden contener referencias a especies aún no documentadas.

El descubrimiento del saola y su extrema rareza lo han vinculado al mundo de la criptozoología, el estudio de criaturas cuya existencia es sugerida por relatos y evidencias circunstanciales, pero que aún no han sido completamente verificadas por la ciencia. Antes de su identificación en 1992, el saola era esencialmente un "críptido", ya que solo existía en relatos de aldeanos y cazadores, sin pruebas concretas que respaldaran su existencia. Su hallazgo demostró que algunos animales desconocidos por la ciencia pueden estar ocultos en los rincones más inaccesibles del planeta, lo que alienta la búsqueda de otras especies aún por descubrir.

La conexión del saola con la criptozoología también ha servido de inspiración para la búsqueda de otros grandes mamíferos en Asia, como el supuesto "buey dorado" de Myanmar o el "serow gigante" de Tailandia. En el pasado, muchas criaturas consideradas míticas, como el okapi en África o el takin en el Himalaya, resultaron ser reales, lo que refuerza la idea de que todavía existen especies que no han sido descritas formalmente por la ciencia. La existencia del saola ha sido además una prueba de que los relatos tradicionales pueden ser fundamentales para guiar futuras expediciones en la búsqueda de nuevas especies.

A pesar de la emoción que generó su descubrimiento, el saola es una de las especies más amenazadas del sudeste asiático. Su hábitat se encuentra en peligro debido a la deforestación y la expansión de la actividad humana. La caza furtiva también representa una gran amenaza, ya que las trampas destinadas a otros animales pueden acabar atrapando accidentalmente a estos raros bóvidos. Se cree que la población de saolas es extremadamente reducida, con menos de un centenar de ejemplares en la naturaleza, aunque no existen cifras exactas debido a la dificultad de su estudio.

A lo largo de los años, ha habido intentos de capturar saolas con fines de estudio y conservación, pero todos han fracasado. En 1996, un ejemplar capturado por aldeanos en Laos murió poco después de su captura, lo que refuerza la hipótesis de que el saola es altamente dependiente de su entorno natural y no puede sobrevivir fuera de su hábitat. En 2013, otra imagen capturada por una cámara trampa en Vietnam generó esperanzas de que la especie aún persistía en estado salvaje.

El misterio que rodea al saola lo ha convertido en un símbolo de la criptozoología científica y de la exploración de la biodiversidad en regiones remotas. Su historia es un recordatorio de que aún existen enigmas en el reino animal y que la conservación de los bosques tropicales no solo protege ecosistemas enteros, sino también especies que aún permanecen ocultas a la ciencia. La posibilidad de que existan otros animales desconocidos en las profundidades de la selva refuerza la idea de que la exploración científica y el respeto por los conocimientos tradicionales pueden llevar a descubrimientos sorprendentes en el futuro.

Saola, el unicornio asiático

Cuando el Golfo de México era el Golfo de la Nueva España

Pocas décadas después del descubrimiento de América en 1492, tras la llegada de Hernán Cortés y la conquista en 1521 de México-Tenochtitlan (Imperio Mexica o Imperio Azteca), España consolidó su dominio en la región. Por su importante ubicación estratégica, el Golfo de México se convirtió en una vía fundamental para el comercio, la exploración y la comunicación entre Europa y las Américas.

Mapa Golfo de Nueva España - 1562
También surgió un creciente interés por cartografiar las tierras del Nuevo Mundo, y los cartógrafos comenzaron a detallar la costa del golfo, destacando su importancia como puerta de entrada al virreinato. De esta forma y principalmente durante los siglos XVI y XVII, el Golfo de México era conocido habitualmente como el Golfo de Nueva España, un nombre elegido para reflejar la relación directa entre el golfo y el virreinato de Nueva España, la entidad administrativa del Imperio Español que incluía lo que hoy es México, América Central, y parte de los Estados Unidos.

Los mapas y documentos de este período de la colonización de América que mencionan al Golfo de México como Golfo de Nueva España son piezas fascinantes de la cartografía histórica, que muestran cómo los europeos conceptualizaban y representaban las tierras recién exploradas.

En diversos mapas antiguos de la época, como los elaborados por cartógrafos españoles o europeos, es pues muy común encontrar la denominación Golfo de la Nueva España o variantes similares. Algunos mapas mencionaban este nombre junto a toponimias indígenas o descriptivas de la época.

Una de las primeras referencias en este sentido se remonta a la década de 1540 y la podemos encontrar en varios mapas de América creados por Alonso de Santa Cruz, un cartógrafo de la Casa de Contratación en Sevilla que diseñó diversos mapas del continente en los que el Golfo de México aparece etiquetado en ocasiones como Golfo de Nueva España.

Pero quizás la referencia más notable de todas es la cartografía de Diego Gutiérrez y su mapa de América de 1562. Gutiérrez creó un mapa monumental titulado Americae Sive Quartae Orbis Partis Nova et Exactissima Descriptio, uno de los primeros mapas europeos en detallar el continente americano. Aquí se observa al Golfo etiquetado como Golfo de la Nueva España, junto con representaciones exageradas de los ríos, fauna y pueblos indígenas.

Mapa de América por Diego Gutiérrez - 1562
El origen de este importante mapa se remonta a 1554, cuando Diego Gutiérrez fue nombrado cosmógrafo principal del rey de España en la Casa de la Contratación. La corona encargó la elaboración de un mapa a gran escala del hemisferio occidental con el objetivo de reafirmar las demandas españolas de los territorios del nuevo mundo contra las demandas de sus rivales, principalmente Portugal y Francia. España reclamaba todas las tierras al sur del trópico de Cáncer, el cual se muestra de manera destacada en el mapa. 

El mapa ofrece una rica vista ilustrada de América llena de nombres e imágenes que se habían popularizado en Europa después del Descubrimiento. Dibujos de loros, monos, sirenas, monstruos marinos, caníbales, gigantes Patagones y un volcán en erupción en México, complementan los numerosos asentamientos, ríos, montañas y cabos. Finalmente, el grabador de este mapa de América fue Jerónimo Cock, un reconocido artista flamenco que trabajaba en Amberes, el mayor centro de grabados en la Europa del siglo XVI. Finalizado en 1562, solo se conoce la existencia de dos copias del mapa que se conservan en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y en la Biblioteca Británica.

Aquí puedes ver en detalle el mapa: Mapa de América en 1562 por Diego Gutiérrez

El topónimo Golfo de Nueva España se seguiría usando todavía durante varias décadas en mapas posteriores, como los mapas de Joan Martines a finales del siglo XVI; o el Atlas de Joan Blaeu del siglo XVII conocido también como "Atlas Maior", el cual fue publicado en 1662 y donde toda la zona del golfo se denomina Golfo de México o Golfo de Nueva España.

Por otra parte, las referencias al Golfo de la Nueva España se pueden encontrar también otros documentos históricos y escritos como los de Hernán Cortés, Bernal Díaz del Castillo, y fray Bernardino de Sahagún que incluyen descripciones geográficas que hacen referencia al golfo como una extensión marítima clave para el comercio y la conexión con España. 

La Casa de Contratación, encargada de supervisar las rutas marítimas, produjo cartas de navegación, esenciales para las flotas comerciales y militares, que identificaban el Golfo de Nueva España como un punto de tránsito crucial; mientras que lo registros relacionados con las fortificaciones de puertos como Veracruz y Campeche mencionan el Golfo de Nueva España en contextos defensivos, resaltando su importancia para proteger las rutas comerciales de los ataques de piratas.

Con el paso del tiempo y la consolidación de otros nombres geográficos, la denominación de Golfo de Nueva España cayó en desuso, siendo reemplazado de manera definitiva por Golfo de México. Este cambio se debió principalmente al fin del dominio español en el territorio tras la independencia de México en 1821 y la desintegración del Virreinato de Nueva España, así como a una progresiva simplificación de los nombres geográficos en los mapas internacionales para que los lugares geográficos que reflejaban fueran fácilmente identificables.

Mapa del Vierreinato de Nueva España en 1810

Auténticos barcos fantasma: misteriosos casos reales y leyendas marineras

La inmensidad del océano siempre ha sido un escenario propicio para historias fascinantes y, en algunos casos, también aterradoras. Entre las más inquietantes se encuentran los relatos de barcos fantasma, embarcaciones que se hallaron completamente desiertas, sin señales de su tripulación, pero a menudo en un perfecto estado de conservación. 

Verdaderos barcos fantasma
Estos misteriosos hallazgos han desconcertado a navegantes y expertos durante siglos, alimentando mitos y leyendas que chocan habitualmente con quienes intentan encontrar una explicación científica o racional. Junto a conocidas leyendas como el Holandés Errante, también se pueden encontrar en la historia marítima curiosos casos de auténticos barcos fantasma, como el emblemático caso del Mary Celeste, hallado en el Atlántico sin un alma a bordo; o embarcaciones más recientes como el Kaz II

Casos reales de misteriosos barcos hallados sin tripulación, cuyas circunstancias desafían toda lógica y no son solo piezas de la historia de la navegación, sino también intrigantes rompecabezas que aún hoy desafían la imaginación humana. Mientras que en algunos se mezclan el folclore, el mito y la leyenda, otros son fascinantes casos bien documentados de verdaderos barcos fantasma, rodeados de un misterio aún sin resolver. 

Mary Celeste (1872)

El Mary Celeste, un bergantín estadounidense de 31 metros de eslora y 282 toneladas, zarpó el 7 de noviembre de 1872 desde Nueva York con destino a Génova, Italia. Llevaba una carga de 1.701 barriles de alcohol industrial y estaba comandado por el capitán Benjamin Briggs, un marino altamente experimentado. Lo acompañaban su esposa Sarah, su hija de dos años Sophia, y una tripulación de siete hombres, todos ellos marineros con una amplia experiencia en navegación.

Casi un mes después de partir, el 4 de diciembre de 1872, el barco fue avistado a la deriva cerca de las Islas Azores por el bergantín británico Dei Gratia. Al abordar el Mary Celeste, la tripulación del Dei Gratia se encontró con una escena inquietante: la embarcación estaba en perfectas condiciones para navegar, con la carga casi intacta, salvo por nueve barriles vacíos. Los objetos personales de los tripulantes permanecían en sus lugares, incluidas las pertenencias del capitán y su familia. Había suficiente comida y agua para varios meses, pero no encontraron ningún rastro de las diez personas que habían zarpado en él.

También se encontraron los documentos de navegación, aunque entre ellos faltaba el cuaderno de bitácora. El último registro, realizado el 25 de noviembre de 1872, indicaba que el Mary Celeste se encontraba cerca de las Azores, pero no contenía información que sugiriera ningún problema grave. Tampoco había señales de violencia ni daños significativos en el barco, salvo por algunos detalles menores, como una bomba de achique desmontada y una vela de proa rasgada.

El barco fantasma Mary Celeste
El descubrimiento desató una ola de especulaciones y teorías que continúan hasta el día de hoy. Se ha sugerido la posibilidad de que un motín, un ataque pirata o incluso fenómenos sobrenaturales podrían haber provocado la desaparición de la tripulación. 

Una hipótesis muy popular señala que una fuga en los barriles de alcohol pudo haber generado vapores tóxicos, llevando al capitán a ordenar el abandono temporal del barco en un bote salvavidas. Sin embargo, esta teoría no explica por qué nunca se encontró ningún superviviente ni restos del supuesto bote salvavidas. Otra hipótesis apunta a que el barco pudo haber sido golpeado por una tormenta repentina o una ola gigante, lo que habría llevado a la tripulación a tomar una decisión desesperada. 

El Mary Celeste fue finalmente llevado a Gibraltar, donde se realizó una investigación exhaustiva, pero las autoridades no encontraron pruebas concluyentes sobre lo ocurrido. El barco continuó navegando durante varios años, pero su reputación como "barco maldito" lo siguió hasta que fue deliberadamente hundido en 1885 en un intento de fraude al seguro.

A pesar de haber transcurrido más de un siglo desde el suceso y tratarse un caso analizado en detalle durante décadas, el Mary Celeste se mantiene hoy en día como un verdadero enigma sin resolver y uno de los casos reales de barcos fantasma más conocidos y estudiados hasta la fecha. 

SS Ourang Medan (1947)

El SS Ourang Medan era un carguero holandés que navegaba en el Estrecho de Malaca en 1947, un área de intensa actividad marítima entre Indonesia y Malasia. Su nombre significa "Hombre de Medan" en indonesio, pero poco se sabe con certeza sobre la historia de esta embarcación, lo que añade una capa adicional de misterio al relato.

Según los informes, todo comenzó cuando varios barcos cercanos recibieron una señal de socorro inusual. La transmisión, aparentemente enviada desde el Ourang Medan, consistía en un mensaje aterrador y fragmentado. Primero se escuchó: "Todos los oficiales, incluido el capitán, están muertos, tirados en la sala de mapas y en el puente. Toda la tripulación está muerta". A continuación, un espeluznante silencio fue interrumpido por una última transmisión: "Yo muero".

Intrigados y alarmados, varios barcos intentaron localizar al Ourang Medan. Finalmente, una tripulación de rescate encontró el carguero a la deriva. Al abordarlo, lo que descubrieron dejó a todos horrorizados. El barco estaba lleno de cadáveres, desde el puente hasta las cubiertas inferiores. Los cuerpos presentaban expresiones de terror absoluto, con los ojos abiertos y las bocas deformadas mostrando muecas de gritos silenciosos. Según los relatos, muchos de los cadáveres estaban en posiciones extrañas, como si hubieran intentado defenderse de algo invisible.

El barco fantasma SS Ourang Medan
Curiosamente, no se encontraron heridas físicas evidentes que explicaran la causa de las muertes. Incluso el perro del barco fue hallado muerto con una mueca feroz en el rostro. Para añadir más misterio al asunto, la sala de radio seguía operativa, lo que permitió que el mensaje de socorro fuera enviado, si bien el operador también había muerto.

Antes de que se pudiera realizar una investigación más profunda se desencadenó otro catastrófico suceso en este terrorífico barco fantasma. Durante las operaciones de remolque se detectó humo saliendo de la bodega, y poco después, el Ourang Medan explotó violentamente, hundiéndose rápidamente hasta el fondo del mar y llevándose cualquier posible evidencia con él.

Como es lógico, el misterio del SS Ourang Medan ha dado lugar a numerosas teorías a lo largo de los años. Se cree que el barco transportaba cargas peligrosas, como sustancias químicas o gas nervioso, las cuales pudieron haber causado una liberación accidental de gases tóxicos. Una teoría que explicaría de hecho la ausencia de heridas físicas y las expresiones de terror en los cuerpos. Otras hipótesis especulan con que el barco podría haber sido víctima de un ataque sobrenatural, basándose para ello en las extrañas circunstancias del caso y la aparente falta de lógica en los hechos.

Por otra parte, incluso existen dudas razonables sobre la veracidad del caso, ya que los registros del SS Ourang Medan son escasos y no hay documentación oficial que confirme su existencia. Sin embargo, su historia ha perdurado como uno de los enigmas más aterradores de la historia marítima, atrayendo a investigadores, escritores y entusiastas del misterio durante décadas.

MV Joyita (1955)

El caso del MV Joyita es uno de los grandes misterios marítimos del siglo XX. Este barco, un yate de lujo convertido en embarcación de carga, desapareció el 3 de octubre de 1955 en el Pacífico Sur y fue encontrado cinco semanas después, abandonado, a la deriva, y envuelto en circunstancias que nunca se han explicado completamente.

El Joyita había zarpado de Apia, en Samoa Occidental, con destino a las Islas Tokelau. A bordo iban 25 personas: 16 pasajeros y 9 tripulantes, además de una carga que incluía madera, alimentos y equipo médico. Aunque el viaje debía durar alrededor de dos días, el barco nunca llegó a su destino, lo que desató una búsqueda masiva por parte de la Guardia Costera y las autoridades locales. Sin embargo, no se encontraron rastros ni del Joyita ni de sus ocupantes en las semanas inmediatas posteriores a su desaparición.

El barco fantasma MV Joyita
El barco finalmente fue hallado el 10 de noviembre de 1955, a unos 600 kilómetros de su ruta prevista. Lo que encontraron los rescatistas resultó inquietante. El Joyita estaba parcialmente inundado pero aún flotaba gracias a su diseño con compartimentos llenos de corcho que lo hacían prácticamente insumergible. La carga y los objetos personales de los pasajeros permanecían en gran medida intactos, pero no había señales de los 25 ocupantes. La radio del barco estaba sintonizada en el canal internacional de emergencia, lo que indicaba que habían intentado pedir ayuda, pero la antena estaba rota, dejando los mensajes sin emitir.

Uno de los detalles más desconcertantes fue que no se encontró ninguno de los instrumentos más esenciales, como el diario de navegación o los relojes. Además, los chalecos salvavidas no estaban en su lugar, lo que sugería que los ocupantes habían abandonado el barco en algún momento. Sin embargo, no se encontraron los botes salvavidas ni restos de ellos.

El caso ha generado una serie de teorías, ninguna de las cuales explica por completo lo ocurrido. Algunos sugieren que el capitán, quien al parecer era conocido por su estado de salud delicado y ciertos problemas de personalidad, pudo haber tomado decisiones erráticas. Otras hipótesis especulan que una avería en el motor, combinada con una fuga de agua, pudo haber causado pánico entre los pasajeros, llevándolos a abandonar el barco. También se han propuesto teorías más siniestras, como un ataque pirata, pero la ausencia de violencia evidente y el hecho de que la valiosa carga permaneciera intacta hacen que esta posibilidad esté prácticamente descartada.

El Joyita fue remolcado a puerto y posteriormente reparado, pero el misterio de lo que ocurrió con su tripulación y pasajeros nunca se resolvió. 

Octavius (1775)

El barco del siglo XVIII Octavius ha persistido en el tiempo como una de las historias más inquietantes y legendarias sobre barcos fantasma. Aunque no existe confirmación oficial de su veracidad, el relato ha perdurado durante siglos, alimentando el misterio de las aguas árticas y los peligros de los mares desconocidos.

La historia comienza en 1775, cuando un ballenero, supuestamente llamado Herald, navegaba cerca de Groenlandia. Durante su travesía, los marineros avistaron un barco a la deriva. A medida que se acercaban, notaron que la embarcación parecía estar abandonada, pero, curiosamente, se encontraba en buen estado, así que decidieron abordarlo para investigar.

Barco fantasma Octavius
El barco, identificado como el Octavius, ofrecía una visión aterradora. En su interior encontraron a toda la tripulación congelada, preservada por el intenso frío del Ártico, aunque quizás la más impactante de todas fue la escena en el camarote del capitán. Sentado en su escritorio, aún sujetando una pluma en la mano, y con papeles frente a él, estaba el cuerpo congelado del capitán. Su semblante era sereno, como si hubiese muerto mientras escribía.

El descubrimiento del diario de a bordo ofreció una posible explicación del destino del Octavius. Según los registros encontrados, el barco había zarpado desde Inglaterra rumbo hacia Asia en 1761. Después de completar su viaje de ida, el capitán decidió tomar una ruta de regreso extremadamente arriesgada: intentar atravesar el Paso del Noroeste, una ruta marítima que conectaba el Atlántico con el Pacífico a través del Ártico, pero que estaba por entonces prácticamente inexplorada y plagada de peligros.

El cuaderno de bitácora indicaba que la última entrada había sido escrita en noviembre de 1762, lo que significaba que el barco había estado a la deriva durante trece años antes de ser encontrado. Durante ese tiempo quedó atrapado en el hielo y su tripulación murió lentamente, probablemente debido al frío extremo, la inanición o el agotamiento.

Los marineros del Herald, horrorizados por lo que habían presenciado, decidieron no mover el barco ni saquearlo. Según relata la leyenda, dejaron el Octavius tal como lo encontraron, permitiendo que continuara su deriva interminable por las aguas heladas del Ártico. Aunque el caso del Octavius carece de pruebas documentales sólidas y podría tratarse de un mito marítimo, ha conseguido perdurar en el tiempo como un relato fascinante entre los aficionados a los casos de barcos fantasma. 

Kaz II (2007)

El caso del Kaz II es un misterio moderno conocido como el "Mary Celeste australiano" debido a las extrañas circunstancias en las que fue encontrado. Este catamarán, de 12 metros de eslora, zarpó el 15 de abril de 2007 desde Airlie Beach, en Queensland, con destino a Perth, en la costa oeste de Australia. A bordo viajaban tres hombres experimentados: Derek Batten, de 56 años, y los hermanos Peter y James Tunstead, de 69 y 63 años respectivamente. Todos eran navegantes con conocimientos básicos de navegación y bien preparados para el viaje.

Fotografía del Barco fantasma Kaz II
El 18 de abril, apenas tres días después de zarpar, un helicóptero que realizaba un patrullaje rutinario avistó al Kaz II a la deriva en el Mar de Coral, cerca de la Gran Barrera de Coral. Lo que encontraron los rescatistas al abordar el barco resultó desconcertante: el catamarán estaba vacío, sin señales de sus tres ocupantes, pero en perfectas condiciones. 

En la cabina, el motor seguía encendido, la radio y el GPS funcionaban, y el sistema de anclaje estaba operativo. Incluso había ropa doblada y platos con comida fresca en la mesa, lo que indicaba que los hombres habían desaparecido repentinamente.

La escena era tan extraña como inquietante. Una cámara de video recuperada a bordo mostró imágenes grabadas el día anterior, donde los tres hombres parecían relajados, disfrutando del viaje. Sin embargo, las velas estaban ligeramente dañadas, lo que sugería que el barco había enfrentado condiciones climáticas adversas en algún momento.

La investigación oficial concluyó que probablemente un accidente llevó a la desaparición de los tres hombres. Una de las teorías más aceptadas sugiere que uno de ellos pudo haber caído al agua y los otros intentaron rescatarlo. En el proceso, el barco habría quedado a la deriva, dejando a los tres marineros en el agua sin posibilidad de regresar a bordo. Sin embargo, esta hipótesis no explica por completo por qué el catamarán estaba navegando de manera estable, ni cómo ocurrió exactamente el incidente.

Sea Phantom (siglo XVII)

El Sea Phantom (Fantasma del mar), un caso envuelto en una mezcla de hechos reales y leyenda, es una de las historias más intrigantes sobre barcos fantasmas durante el siglo XVII. Este navío, cuya existencia nunca fue completamente confirmada por los registros oficiales, se menciona en relatos orales y escritos de la época como una aparición inquietante que sembraba temor en los mares del norte de Europa, especialmente en las costas de Inglaterra y Escocia.

La leyenda del Sea Phantom describe un barco que aparecía repentinamente en medio de la niebla o durante noches particularmente oscuras. Según los relatos, se trataba de una embarcación de tamaño mediano, con velas desgarradas y una extraña luminosidad que parecía emanar de su casco y velas, como si estuviera envuelto en un resplandor sobrenatural. Algunos marineros afirmaban que, a medida que se acercaban, podían ver sombras moviéndose en la cubierta, pero nunca distinguían detalles claros ni escuchaban sonidos.

El barco Fantasma Sea Phantom
La primera aparición documentada del Sea Phantom se remonta a finales del siglo XVII, cuando un grupo de pescadores escoceses aseguró haber visto la nave mientras faenaban cerca de las Islas Orcadas. Según su testimonio, el barco parecía estar abandonado, aunque daba la impresión de estar navegando con un propósito claro. Al intentar acercarse, una niebla espesa envolvió la embarcación, que desapareció tan rápidamente como había llegado.

El misterio se intensificó cuando otros barcos mercantes y pesqueros comenzaron a reportar encuentros similares en los años siguientes. Algunos de estos relatos incluían detalles aún más perturbadores, como la presencia de figuras humanas inmóviles en la popa, que parecían mirar al horizonte, ajenas a la presencia de otros barcos. Sin embargo, siempre que alguien intentaba abordarlo o seguirlo, el Sea Phantom se desvanecía como si nunca hubiera estado allí.

A lo largo de los años, varias teorías intentaron explicar estas apariciones. Algunas teorías apuntaban a que se trataba de un barco real que había naufragado y cuyo casco flotaba erráticamente en las corrientes, todo ello envuelto en leyendas exageradas por marineros supersticiosos. Otros sugerían que era una especie de espejismo o ilusión óptica causada por la refracción de la luz en condiciones atmosféricas inusuales, un fenómeno conocido en el folclore marítimo como "Fata Morgana".

Sin embargo, muchas historias de la época atribuían al Sea Phantom un origen sobrenatural. Se decía que era el espíritu de un barco maldito, cuyo capitán había cometido actos atroces, condenando a la nave y a su tripulación a vagar eternamente por los mares. Otra versión sostenía que el Sea Phantom era un presagio de desastre, y que su aparición anunciaba tormentas, naufragios o tragedias para aquellos que lo veían.

El Sea Phantom se convirtió así en un elemento recurrente de las historias de marineros durante los siglos XVII y XVIII, aunque nunca se logró identificar un barco específico que pudiera corresponder al de las descripciones. Hoy, su leyenda permanece como un ejemplo fascinante del folclore marítimo y de la capacidad de los océanos para inspirar tanto maravilla como terror.

Carroll A. Deering (1921)

Este velero de cinco mástiles y construido en 1919, era una imponente embarcación diseñada para transportar mercancías. En su último viaje, partió de Norfolk, Virginia, hacia Río de Janeiro con una carga de carbón, comandado por el capitán William Merritt. Sin embargo, durante el viaje, Merritt cayó enfermo y tuvo que ser sustituido por el capitán Willis B. Wormell, un hombre experimentado pero reservado.

Después de entregar la carga en Brasil, el Carroll A. Deering zarpó hacia su puerto de origen, atravesando las peligrosas aguas del Caribe. Fue visto por última vez el 28 de enero de 1921, cuando un guardacostas del faro de Cape Lookout, Carolina del Norte, notó algo extraño. Los marineros a bordo del velero se comportaban de manera inusual y uno de ellos informó que el barco había perdido su ancla. Esto llamó la atención debido a que no era habitual que alguien distinto del capitán hablara con un guardacostas.

Forografía del barco Carroll A. Deering
Dos días después, el 31 de enero, el Carroll A. Deering fue encontrado encallado en los bancos de arena del Cabo Hatteras, conocido popularmente como el "Cementerio del Atlántico" debido a la cantidad de naufragios en la zona. Al ser abordado, las autoridades descubrieron que estaba completamente vacío. No había rastro de la tripulación, la cual consistía en el capitán Wormell y otros diez hombres.

El interior del barco ofrecía por otra parte una escena desconcertante. Las pertenencias personales de los marineros habían desaparecido, junto con los registros de navegación y el cuaderno de bitácora. La comida en la cocina estaba lista para ser servida, como si la tripulación hubiera abandonado la nave de manera repentina. Sin embargo, no se encontraron los botes salvavidas, lo que sugería que los marineros habían huido del barco, aunque no había indicios claros de por qué lo habrían hecho.

Las investigaciones oficiales y no oficiales exploraron múltiples teorías. Algunos sugerían que el barco había sido víctima de piratas o contrabandistas, ya que esta zona era conocida por actividades ilícitas, especialmente durante la era de la Ley Seca en Estados Unidos. Otros plantearon la posibilidad de un motín, ya que el capitán Wormell era conocido por ser un líder severo. También se especuló que una tormenta repentina o una emergencia a bordo pudo haber obligado a la tripulación a evacuar.

Lo más intrigante es que, según informes posteriores, otros barcos desaparecieron en la misma región durante ese tiempo, lo que llevó a algunos a vincular el caso del Carroll A. Deering con las leyendas del Triángulo de las Bermudas. Sin embargo, no se encontraron pruebas sólidas que confirmaran ninguna de estas teorías, el caso nunca se resolvió y el Carroll A. Deering quedó envuelto en el misterio para siempre.

Jian Seng (2006)

El caso del Jian Seng es un misterio marítimo moderno que ocurrió en las costas de Australia en 2006, cuando una embarcación fantasma fue encontrada a la deriva sin tripulación y sin indicios claros sobre su origen o destino. Este incidente ha sido objeto de especulaciones, ya que dejó a las autoridades y expertos marítimos con más preguntas que respuestas.

El 24 de marzo de 2006, un avión que patrullaba las aguas cercanas al Golfo de Carpentaria, al norte de Queensland, avistó un barco que parecía estar abandonado. Al ser abordado por las autoridades australianas, se determinó que el buque, identificado como el Jian Seng, era un petrolero pequeño en pésimas condiciones. No había señales de tripulantes ni de un evento violento a bordo y todo indicaba que el barco había estado a la deriva durante algún tiempo.

El Jian Seng no llevaba carga ni combustible, salvo una cantidad mínima de diésel en sus tanques. No se encontraron registros, documentos de navegación ni indicaciones que permitieran identificar a su propietario o el propósito del viaje. En el casco, las marcas de identificación habían sido borradas, y no había bandera ni señales que indicaran su nacionalidad, lo que complicó aún más el rastreo de su origen.

El barco fantasma Jian Seng
Las teorías sobre el caso se centraron en que el Jian Seng podría haber sido un barco utilizado para actividades ilícitas, como el contrabando de personas y mercancías, o incluso para pesca ilegal. Una hipótesis sugería que su tripulación había abandonado el barco intencionalmente para evitar ser detenida, aunque no había pruebas concretas que respaldaran este hecho. Otra posibilidad era que el barco hubiese sido dejado a la deriva por estar en mal estado y no ser rentable repararlo.

Las investigaciones australianas determinaron que el Jian Seng no representaba una amenaza ambiental o de seguridad, pero su estado deteriorado lo hacía inútil para cualquier propósito comercial. Finalmente, al no poder identificar a ningún propietario ni determinar su procedencia, las autoridades tomaron la decisión de hundirlo deliberadamente cerca de la costa.

Aunque el Jian Seng no guarda los elementos dramáticos de otros casos de barcos fantasma, como tripulaciones desaparecidas bajo circunstancias extrañas, su abandono y el completo desconocimiento sobre su historia lo convierten en un enigma contemporáneo que refleja cómo, incluso en la era de tecnología avanzada actual, los océanos siguen siendo un lugar lleno de secretos y preguntas sin respuesta.