La Semana Santa (en latín "Hebdomas Sancta"), es una de las celebraciones anuales más importantes del cristianismo, donde se conmemora la Pasión, Muerte y Resurección de Jesucristo. Si bien la tradición religiosa se remonta a los primeros cristianos, en realidad tiene un origen pagano, hundiendo sus raíces en la diosa de la primavera "Ostara" (Eastre).
En el cristianismo, la Semana Santa es la última semana de la Cuaresma e incluye el Domingo de Ramos, que da inicio a la Semana Santa; Miércoles Santo; Jueves Santo; Viernes Santo; y la noche del Sábado Santo al Domingo de Resurrección o Domingo de Pascua, día en el que concluye la Semana Santa y se inicia la Pascua. Un período de liturgia cristiana conocido también como Triduo Pascual (Triduum Paschale).
En el Nuevo Testamento se recoge que la resurrección de Jesús y que se celebra la Pascua, es el fundamento de la fe cristiana. Durante la Semana Santa tienen lugar diferentes celebraciones y muestras de carácter religioso por todo el mundo, destacando entre ellas las procesiones y las representaciones de la Pasión de Jesús de Nazaret.
Más de mil años antes del nacimiento de Jesús, los pueblos paganos de Europa ya celebraban anualmente la entrada de la primavera. Siglos antes de la llegada del cristianismo, las tribus paganas consideraban la primavera un tiempo de renovación y fertilidad, que representaba una nueva vida y la resurrección de la naturaleza tras la muerte del invierno.
Celebraban festivales de primavera que habitualmente incluían diversos ritos sexuales, para honrar al sol y su calor tras el frío invierno. La primavera traía un mejor tiempo, días más largos con más horas de luz y calidez.
La diosa pagana de la primavera y la renovación era "Oestar", proveniente de la palabra escandinava "Ostra", y de los términos teutones (un antiguo pueblo germano) "Ostern" y "Eastre" o "Eostre". Los fenicios la llamaron "Astarte", mientras que los asirios y babilonios la conocían como "Ishtar", una palabra pronunciada en inglés como "Easter", traducido como Pascua, o "Paschale", en latín. En muchas partes de Europa, el término usado para esta diosa de la primavera y la fertilidad era "Ostara".
Muchas de las tradiciones típicas de estas fechas, como los huevos de Pascua o el conejo de Pascua, también tienen raíces paganas. Los huevos eran usados miles de años atrás como un símbolo de fertilidad, e incluso era habitual poner un huevo en los cimientos de los edificios para protegerse del mal, pensando que tenían poderes especiales. Durante los festivales paganos de primavera, se coloreaban los huevos con colores brillantes en honor a la luz del sol de la primavera. De la misma forma, las liebres y los conejos eran animales muy conocidos por las tribus paganas por su gran fertilidad y existen diversas fábulas antiguas que narran la relación entre la diosa de la primavera Eostre y la liebre de Pascua.
Con la aparición del cristianismo comenzó una período de transición. A partir del siglo II, los cristianos comenzaron a ver los paralelismos entre los rituales paganos de la primavera y la resurrección de Cristo, y muchas costumbres paganas se asimilaron a las celebraciones de Pascua y Semana Santa.
Los primeros cristianos, judíos y gentiles, conocían el calendario hebreo y los judeocristianos fueron los primeros en celebrar la resurrección de Jesús. Establecieron su celebración en relación a la Pascua Judía o Pésaj, una festividad judía que conmemora la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto y que se conoce también como Fiesta de la Primavera.
La primera evidencia de un Festival cristiano de Pascua (Pascha) apareció a mediados del siglo II. El documento más antiguo existente que se refiere a la Pascua, es una homilía pascual atribuida a Melito de Sardis, donde se habla de esta celebración como algo ya establecido en aquella época (On the Passover -Melito of Sardis). Poco después, hay evidencias de otra festividad cristiana anual, la conmemoración de los mártires.
La primera alusión a señalar la Semana Santa como una semana clave en el cristianismo, aparece recogida en las Constituciones apostólicas (Constitutiones Apostolorum), una colección de literatura cristiana primitiva que datan de la segunda mitad del siglo III y siglo IV, y que fueron supuestamente redactadas por los apóstoles.
En estos antiguos textos se recogen las prescripciones "apostólicas" autorizadas sobre conducta moral, y la liturgia de la Iglesia. En el documento se ordena la abstinencia de la carne todos los días, mientras que para el viernes y el sábado se ordena un ayuno absoluto.
Entre los documentos antiguos que recogen esta tradición, se encuentra la obra "Tradición apostólica" (Traditio Apostolica), atribuida a Hipólito de Roma y escrita en torno al siglo III, donde se señala como práctica común de los primeros cristianos ayunar los viernes y sábados que preceden a la Vigilia Pascual.
Tras la celebración del primer Concilio de Nicea, en el año 325 el emperador romano Constantino determinó que la Pascua debía celebrarse en la primera luna llena de la primavera que comienza con el equinoccio de primavera el 21 de marzo. De esta forma, la Semana Santa y la Pascua se convirtieron en fiestas móviles cuya fecha puede estar entre el 22 de marzo y el 25 de abril.
También existe una ordenanza atribuida a Constantino por la cual se hacía cumplir una abstinencia en los asuntos públicos los siete días anteriores al Domingo de Pascua, recogida en el Código Teodosiano (Codex Theodosianus), una compilación de las leyes que regían en el Derecho Romano en la época del Bajo Imperio.
Respecto a los días particulares de la Semana Santa, lo primero que surgió en especial fue el Viernes Santo. Posteriormente le siguió el "Sabbatum Magnum"(Gran Sábado o Sábado Santo) con su correspondiente vigilia, que en la iglesia primitiva se asociaba con la expectativa de que el segundo advenimiento ocurriría en un Domingo de Pascua. Un período de tres días que comienza con la liturgia en la tarde del Jueves Santo y que se conoce habitualmente como Triduo pascual (Triduum Paschale), aunque este término no sería usado hasta mucho tiempo después.
La Semana Santa cristiana quedaría "oficialmente" formada posteriormente por el Domingo de Ramos, que celebra la entrada de Jesucristo en Jerusalén; el Jueves Santo, que conmemora la Última Cena que tuvo Jesús con sus discípulos antes de ser crucificado; el Viernes Santo, como el día que se recuerda la muerte de Cristo en la cruz; y el Sábado Santo como la conmemoración de Jesucristo en el sepulcro y se espera su Resurrección para el día siguiente, el Domingo de Pascua.
En la actualidad, en la Iglesia Cristiana Occidental, tanto luteranos, anglicanos, metodistas, presbiterianos como católicos, las liturgias utilizadas para la Semana Santa son casi idénticas, destacando entre las celebraciones las populares procesiones de Semana Santa que se realizan en diversos países de todo el mundo.
Una semana de conmemoración religiosa que se lleva celebrando anualmente desde hace siglos, y que hace mucho tiempo que dejó atrás su auténtico origen pagano. Tanto la Pascua como posteriormente la Semana Santa se basaban inicialmente en una celebración muy diferente al actual concepto cristiano, siendo finalmente absorbidas las tradiciones paganas con el tiempo y cayendo prácticamente en el olvido.
En el cristianismo, la Semana Santa es la última semana de la Cuaresma e incluye el Domingo de Ramos, que da inicio a la Semana Santa; Miércoles Santo; Jueves Santo; Viernes Santo; y la noche del Sábado Santo al Domingo de Resurrección o Domingo de Pascua, día en el que concluye la Semana Santa y se inicia la Pascua. Un período de liturgia cristiana conocido también como Triduo Pascual (Triduum Paschale).
En el Nuevo Testamento se recoge que la resurrección de Jesús y que se celebra la Pascua, es el fundamento de la fe cristiana. Durante la Semana Santa tienen lugar diferentes celebraciones y muestras de carácter religioso por todo el mundo, destacando entre ellas las procesiones y las representaciones de la Pasión de Jesús de Nazaret.
Más de mil años antes del nacimiento de Jesús, los pueblos paganos de Europa ya celebraban anualmente la entrada de la primavera. Siglos antes de la llegada del cristianismo, las tribus paganas consideraban la primavera un tiempo de renovación y fertilidad, que representaba una nueva vida y la resurrección de la naturaleza tras la muerte del invierno.
Celebraban festivales de primavera que habitualmente incluían diversos ritos sexuales, para honrar al sol y su calor tras el frío invierno. La primavera traía un mejor tiempo, días más largos con más horas de luz y calidez.
La diosa pagana de la primavera y la renovación era "Oestar", proveniente de la palabra escandinava "Ostra", y de los términos teutones (un antiguo pueblo germano) "Ostern" y "Eastre" o "Eostre". Los fenicios la llamaron "Astarte", mientras que los asirios y babilonios la conocían como "Ishtar", una palabra pronunciada en inglés como "Easter", traducido como Pascua, o "Paschale", en latín. En muchas partes de Europa, el término usado para esta diosa de la primavera y la fertilidad era "Ostara".
Muchas de las tradiciones típicas de estas fechas, como los huevos de Pascua o el conejo de Pascua, también tienen raíces paganas. Los huevos eran usados miles de años atrás como un símbolo de fertilidad, e incluso era habitual poner un huevo en los cimientos de los edificios para protegerse del mal, pensando que tenían poderes especiales. Durante los festivales paganos de primavera, se coloreaban los huevos con colores brillantes en honor a la luz del sol de la primavera. De la misma forma, las liebres y los conejos eran animales muy conocidos por las tribus paganas por su gran fertilidad y existen diversas fábulas antiguas que narran la relación entre la diosa de la primavera Eostre y la liebre de Pascua.
Con la aparición del cristianismo comenzó una período de transición. A partir del siglo II, los cristianos comenzaron a ver los paralelismos entre los rituales paganos de la primavera y la resurrección de Cristo, y muchas costumbres paganas se asimilaron a las celebraciones de Pascua y Semana Santa.
Los primeros cristianos, judíos y gentiles, conocían el calendario hebreo y los judeocristianos fueron los primeros en celebrar la resurrección de Jesús. Establecieron su celebración en relación a la Pascua Judía o Pésaj, una festividad judía que conmemora la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto y que se conoce también como Fiesta de la Primavera.
La primera evidencia de un Festival cristiano de Pascua (Pascha) apareció a mediados del siglo II. El documento más antiguo existente que se refiere a la Pascua, es una homilía pascual atribuida a Melito de Sardis, donde se habla de esta celebración como algo ya establecido en aquella época (On the Passover -Melito of Sardis). Poco después, hay evidencias de otra festividad cristiana anual, la conmemoración de los mártires.
La primera alusión a señalar la Semana Santa como una semana clave en el cristianismo, aparece recogida en las Constituciones apostólicas (Constitutiones Apostolorum), una colección de literatura cristiana primitiva que datan de la segunda mitad del siglo III y siglo IV, y que fueron supuestamente redactadas por los apóstoles.
En estos antiguos textos se recogen las prescripciones "apostólicas" autorizadas sobre conducta moral, y la liturgia de la Iglesia. En el documento se ordena la abstinencia de la carne todos los días, mientras que para el viernes y el sábado se ordena un ayuno absoluto.
Entre los documentos antiguos que recogen esta tradición, se encuentra la obra "Tradición apostólica" (Traditio Apostolica), atribuida a Hipólito de Roma y escrita en torno al siglo III, donde se señala como práctica común de los primeros cristianos ayunar los viernes y sábados que preceden a la Vigilia Pascual.
Tras la celebración del primer Concilio de Nicea, en el año 325 el emperador romano Constantino determinó que la Pascua debía celebrarse en la primera luna llena de la primavera que comienza con el equinoccio de primavera el 21 de marzo. De esta forma, la Semana Santa y la Pascua se convirtieron en fiestas móviles cuya fecha puede estar entre el 22 de marzo y el 25 de abril.
También existe una ordenanza atribuida a Constantino por la cual se hacía cumplir una abstinencia en los asuntos públicos los siete días anteriores al Domingo de Pascua, recogida en el Código Teodosiano (Codex Theodosianus), una compilación de las leyes que regían en el Derecho Romano en la época del Bajo Imperio.
Respecto a los días particulares de la Semana Santa, lo primero que surgió en especial fue el Viernes Santo. Posteriormente le siguió el "Sabbatum Magnum"(Gran Sábado o Sábado Santo) con su correspondiente vigilia, que en la iglesia primitiva se asociaba con la expectativa de que el segundo advenimiento ocurriría en un Domingo de Pascua. Un período de tres días que comienza con la liturgia en la tarde del Jueves Santo y que se conoce habitualmente como Triduo pascual (Triduum Paschale), aunque este término no sería usado hasta mucho tiempo después.
La Semana Santa cristiana quedaría "oficialmente" formada posteriormente por el Domingo de Ramos, que celebra la entrada de Jesucristo en Jerusalén; el Jueves Santo, que conmemora la Última Cena que tuvo Jesús con sus discípulos antes de ser crucificado; el Viernes Santo, como el día que se recuerda la muerte de Cristo en la cruz; y el Sábado Santo como la conmemoración de Jesucristo en el sepulcro y se espera su Resurrección para el día siguiente, el Domingo de Pascua.
En la actualidad, en la Iglesia Cristiana Occidental, tanto luteranos, anglicanos, metodistas, presbiterianos como católicos, las liturgias utilizadas para la Semana Santa son casi idénticas, destacando entre las celebraciones las populares procesiones de Semana Santa que se realizan en diversos países de todo el mundo.
Una semana de conmemoración religiosa que se lleva celebrando anualmente desde hace siglos, y que hace mucho tiempo que dejó atrás su auténtico origen pagano. Tanto la Pascua como posteriormente la Semana Santa se basaban inicialmente en una celebración muy diferente al actual concepto cristiano, siendo finalmente absorbidas las tradiciones paganas con el tiempo y cayendo prácticamente en el olvido.