Cuando el Golfo de México era el Golfo de la Nueva España

Poca décadas después del descubrimiento de América en 1492, tras la llegada de Hernán Cortés y la conquista en 1521 de México-Tenochtitlan (Imperio Mexica o Imperio Azteca), España consolidó su dominio en la región. Por su importante ubicación estratégica, el Golfo de México se convirtió en una vía fundamental para el comercio, la exploración y la comunicación entre Europa y las Américas.

Mapa Golfo de Nueva España - 1562
También surgió un creciente interés por cartografiar las tierras del Nuevo Mundo, y los cartógrafos comenzaron a detallar la costa del golfo, destacando su importancia como puerta de entrada al virreinato. De esta forma y principalmente durante los siglos XVI y XVII, el Golfo de México era conocido habitualmente como el Golfo de Nueva España, un nombre elegido para reflejar la relación directa entre el golfo y el virreinato de Nueva España, la entidad administrativa del Imperio Español que incluía lo que hoy es México, América Central, y parte de los Estados Unidos.

Los mapas y documentos de este período de la colonización de América que mencionan al Golfo de México como Golfo de Nueva España son piezas fascinantes de la cartografía histórica, que muestran cómo los europeos conceptualizaban y representaban las tierras recién exploradas.

En diversos mapas antiguos de la época, como los elaborados por cartógrafos españoles o europeos, es pues muy común encontrar la denominación Golfo de la Nueva España o variantes similares. Algunos mapas mencionaban este nombre junto a toponimias indígenas o descriptivas de la época.

Una de las primeras referencias en este sentido se remonta a la década de 1540 y la podemos encontrar en varios mapas de América creados por Alonso de Santa Cruz, un cartógrafo de la Casa de Contratación en Sevilla que diseñó diversos mapas del continente en los que el Golfo de México aparece etiquetado en ocasiones como Golfo de Nueva España.

Pero quizás la referencia más notable de todas es la cartografía de Diego Gutiérrez y su mapa de América de 1562. Gutiérrez creó un mapa monumental titulado Americae Sive Quartae Orbis Partis Nova et Exactissima Descriptio, uno de los primeros mapas europeos en detallar el continente americano. Aquí se observa al Golfo etiquetado como Golfo de la Nueva España, junto con representaciones exageradas de los ríos, fauna y pueblos indígenas.

Mapa de América por Diego Gutiérrez - 1562
El origen de este importante mapa se remonta a 1554, cuando Diego Gutiérrez fue nombrado cosmógrafo principal del rey de España en la Casa de la Contratación. La corona encargó la elaboración de un mapa a gran escala del hemisferio occidental con el objetivo de reafirmar las demandas españolas de los territorios del nuevo mundo contra las demandas de sus rivales, principalmente Portugal y Francia. España reclamaba todas las tierras al sur del trópico de Cáncer, el cual se muestra de manera destacada en el mapa. 

El mapa ofrece una rica vista ilustrada de América llena de nombres e imágenes que se habían popularizado en Europa después del Descubrimiento. Dibujos de loros, monos, sirenas, monstruos marinos, caníbales, gigantes Patagones y un volcán en erupción en México, complementan los numerosos asentamientos, ríos, montañas y cabos. Finalmente, el grabador de este mapa de América fue Jerónimo Cock, un reconocido artista flamenco que trabajaba en Amberes, el mayor centro de grabados en la Europa del siglo XVI. Finalizado en 1562, solo se conoce la existencia de dos copias del mapa que se conservan en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y en la Biblioteca Británica.

Aquí puedes ver en detalle el mapa: Mapa de América en 1562 por Diego Gutiérrez

El topónimo Golfo de Nueva España se seguiría usando todavía durante varias décadas en mapas posteriores, como los mapas de Joan Martines a finales del siglo XVI; o el Atlas de Joan Blaeu del siglo XVII conocido también como "Atlas Maior", el cual fue publicado en 1662 y donde toda la zona del golfo se denomina Golfo de México o Golfo de Nueva España.

Por otra parte, las referencias al Golfo de la Nueva España se pueden encontrar también otros documentos históricos y escritos como los de Hernán Cortés, Bernal Díaz del Castillo, y fray Bernardino de Sahagún que incluyen descripciones geográficas que hacen referencia al golfo como una extensión marítima clave para el comercio y la conexión con España. 

La Casa de Contratación, encargada de supervisar las rutas marítimas, produjo cartas de navegación, esenciales para las flotas comerciales y militares, que identificaban el Golfo de Nueva España como un punto de tránsito crucial; mientras que lo registros relacionados con las fortificaciones de puertos como Veracruz y Campeche mencionan el Golfo de Nueva España en contextos defensivos, resaltando su importancia para proteger las rutas comerciales de los ataques de piratas.

Con el paso del tiempo y la consolidación de otros nombres geográficos, la denominación de Golfo de Nueva España cayó en desuso, siendo reemplazado de manera definitiva por Golfo de México. Este cambio se debió principalmente al fin del dominio español en el territorio tras la independencia de México en 1821 y la desintegración del Virreinato de Nueva España, así como a una progresiva simplificación de los nombres geográficos en los mapas internacionales para que los lugares geográficos que reflejaban fueran fácilmente identificables.

Mapa del Vierreinato de Nueva España en 1810

Auténticos barcos fantasma: misteriosos casos reales y leyendas marineras

La inmensidad del océano siempre ha sido un escenario propicio para historias fascinantes y, en algunos casos, también aterradoras. Entre las más inquietantes se encuentran los relatos de barcos fantasma, embarcaciones que se hallaron completamente desiertas, sin señales de su tripulación, pero a menudo en un perfecto estado de conservación. 

Verdaderos barcos fantasma
Estos misteriosos hallazgos han desconcertado a navegantes y expertos durante siglos, alimentando mitos y leyendas que chocan habitualmente con quienes intentan encontrar una explicación científica o racional. Junto a conocidas leyendas como el Holandés Errante, también se pueden encontrar en la historia marítima curiosos casos de auténticos barcos fantasma, como el emblemático caso del Mary Celeste, hallado en el Atlántico sin un alma a bordo; o embarcaciones más recientes como el Kaz II

Casos reales de misteriosos barcos hallados sin tripulación, cuyas circunstancias desafían toda lógica y no son solo piezas de la historia de la navegación, sino también intrigantes rompecabezas que aún hoy desafían la imaginación humana. Mientras que en algunos se mezclan el folclore, el mito y la leyenda, otros son fascinantes casos bien documentados de verdaderos barcos fantasma, rodeados de un misterio aún sin resolver. 

Mary Celeste (1872)

El Mary Celeste, un bergantín estadounidense de 31 metros de eslora y 282 toneladas, zarpó el 7 de noviembre de 1872 desde Nueva York con destino a Génova, Italia. Llevaba una carga de 1.701 barriles de alcohol industrial y estaba comandado por el capitán Benjamin Briggs, un marino altamente experimentado. Lo acompañaban su esposa Sarah, su hija de dos años Sophia, y una tripulación de siete hombres, todos ellos marineros con una amplia experiencia en navegación.

Casi un mes después de partir, el 4 de diciembre de 1872, el barco fue avistado a la deriva cerca de las Islas Azores por el bergantín británico Dei Gratia. Al abordar el Mary Celeste, la tripulación del Dei Gratia se encontró con una escena inquietante: la embarcación estaba en perfectas condiciones para navegar, con la carga casi intacta, salvo por nueve barriles vacíos. Los objetos personales de los tripulantes permanecían en sus lugares, incluidas las pertenencias del capitán y su familia. Había suficiente comida y agua para varios meses, pero no encontraron ningún rastro de las diez personas que habían zarpado en él.

También se encontraron los documentos de navegación, aunque entre ellos faltaba el cuaderno de bitácora. El último registro, realizado el 25 de noviembre de 1872, indicaba que el Mary Celeste se encontraba cerca de las Azores, pero no contenía información que sugiriera ningún problema grave. Tampoco había señales de violencia ni daños significativos en el barco, salvo por algunos detalles menores, como una bomba de achique desmontada y una vela de proa rasgada.

El barco fantasma Mary Celeste
El descubrimiento desató una ola de especulaciones y teorías que continúan hasta el día de hoy. Se ha sugerido la posibilidad de que un motín, un ataque pirata o incluso fenómenos sobrenaturales podrían haber provocado la desaparición de la tripulación. 

Una hipótesis muy popular señala que una fuga en los barriles de alcohol pudo haber generado vapores tóxicos, llevando al capitán a ordenar el abandono temporal del barco en un bote salvavidas. Sin embargo, esta teoría no explica por qué nunca se encontró ningún superviviente ni restos del supuesto bote salvavidas. Otra hipótesis apunta a que el barco pudo haber sido golpeado por una tormenta repentina o una ola gigante, lo que habría llevado a la tripulación a tomar una decisión desesperada. 

El Mary Celeste fue finalmente llevado a Gibraltar, donde se realizó una investigación exhaustiva, pero las autoridades no encontraron pruebas concluyentes sobre lo ocurrido. El barco continuó navegando durante varios años, pero su reputación como "barco maldito" lo siguió hasta que fue deliberadamente hundido en 1885 en un intento de fraude al seguro.

A pesar de haber transcurrido más de un siglo desde el suceso y tratarse un caso analizado en detalle durante décadas, el Mary Celeste se mantiene hoy en día como un verdadero enigma sin resolver y uno de los casos reales de barcos fantasma más conocidos y estudiados hasta la fecha. 

SS Ourang Medan (1947)

El SS Ourang Medan era un carguero holandés que navegaba en el Estrecho de Malaca en 1947, un área de intensa actividad marítima entre Indonesia y Malasia. Su nombre significa "Hombre de Medan" en indonesio, pero poco se sabe con certeza sobre la historia de esta embarcación, lo que añade una capa adicional de misterio al relato.

Según los informes, todo comenzó cuando varios barcos cercanos recibieron una señal de socorro inusual. La transmisión, aparentemente enviada desde el Ourang Medan, consistía en un mensaje aterrador y fragmentado. Primero se escuchó: "Todos los oficiales, incluido el capitán, están muertos, tirados en la sala de mapas y en el puente. Toda la tripulación está muerta". A continuación, un espeluznante silencio fue interrumpido por una última transmisión: "Yo muero".

Intrigados y alarmados, varios barcos intentaron localizar al Ourang Medan. Finalmente, una tripulación de rescate encontró el carguero a la deriva. Al abordarlo, lo que descubrieron dejó a todos horrorizados. El barco estaba lleno de cadáveres, desde el puente hasta las cubiertas inferiores. Los cuerpos presentaban expresiones de terror absoluto, con los ojos abiertos y las bocas deformadas mostrando muecas de gritos silenciosos. Según los relatos, muchos de los cadáveres estaban en posiciones extrañas, como si hubieran intentado defenderse de algo invisible.

El barco fantasma SS Ourang Medan
Curiosamente, no se encontraron heridas físicas evidentes que explicaran la causa de las muertes. Incluso el perro del barco fue hallado muerto con una mueca feroz en el rostro. Para añadir más misterio al asunto, la sala de radio seguía operativa, lo que permitió que el mensaje de socorro fuera enviado, si bien el operador también había muerto.

Antes de que se pudiera realizar una investigación más profunda se desencadenó otro catastrófico suceso en este terrorífico barco fantasma. Durante las operaciones de remolque se detectó humo saliendo de la bodega, y poco después, el Ourang Medan explotó violentamente, hundiéndose rápidamente hasta el fondo del mar y llevándose cualquier posible evidencia con él.

Como es lógico, el misterio del SS Ourang Medan ha dado lugar a numerosas teorías a lo largo de los años. Se cree que el barco transportaba cargas peligrosas, como sustancias químicas o gas nervioso, las cuales pudieron haber causado una liberación accidental de gases tóxicos. Una teoría que explicaría de hecho la ausencia de heridas físicas y las expresiones de terror en los cuerpos. Otras hipótesis especulan con que el barco podría haber sido víctima de un ataque sobrenatural, basándose para ello en las extrañas circunstancias del caso y la aparente falta de lógica en los hechos.

Por otra parte, incluso existen dudas razonables sobre la veracidad del caso, ya que los registros del SS Ourang Medan son escasos y no hay documentación oficial que confirme su existencia. Sin embargo, su historia ha perdurado como uno de los enigmas más aterradores de la historia marítima, atrayendo a investigadores, escritores y entusiastas del misterio durante décadas.

MV Joyita (1955)

El caso del MV Joyita es uno de los grandes misterios marítimos del siglo XX. Este barco, un yate de lujo convertido en embarcación de carga, desapareció el 3 de octubre de 1955 en el Pacífico Sur y fue encontrado cinco semanas después, abandonado, a la deriva, y envuelto en circunstancias que nunca se han explicado completamente.

El Joyita había zarpado de Apia, en Samoa Occidental, con destino a las Islas Tokelau. A bordo iban 25 personas: 16 pasajeros y 9 tripulantes, además de una carga que incluía madera, alimentos y equipo médico. Aunque el viaje debía durar alrededor de dos días, el barco nunca llegó a su destino, lo que desató una búsqueda masiva por parte de la Guardia Costera y las autoridades locales. Sin embargo, no se encontraron rastros ni del Joyita ni de sus ocupantes en las semanas inmediatas posteriores a su desaparición.

El barco fantasma MV Joyita
El barco finalmente fue hallado el 10 de noviembre de 1955, a unos 600 kilómetros de su ruta prevista. Lo que encontraron los rescatistas resultó inquietante. El Joyita estaba parcialmente inundado pero aún flotaba gracias a su diseño con compartimentos llenos de corcho que lo hacían prácticamente insumergible. La carga y los objetos personales de los pasajeros permanecían en gran medida intactos, pero no había señales de los 25 ocupantes. La radio del barco estaba sintonizada en el canal internacional de emergencia, lo que indicaba que habían intentado pedir ayuda, pero la antena estaba rota, dejando los mensajes sin emitir.

Uno de los detalles más desconcertantes fue que no se encontró ninguno de los instrumentos más esenciales, como el diario de navegación o los relojes. Además, los chalecos salvavidas no estaban en su lugar, lo que sugería que los ocupantes habían abandonado el barco en algún momento. Sin embargo, no se encontraron los botes salvavidas ni restos de ellos.

El caso ha generado una serie de teorías, ninguna de las cuales explica por completo lo ocurrido. Algunos sugieren que el capitán, quien al parecer era conocido por su estado de salud delicado y ciertos problemas de personalidad, pudo haber tomado decisiones erráticas. Otras hipótesis especulan que una avería en el motor, combinada con una fuga de agua, pudo haber causado pánico entre los pasajeros, llevándolos a abandonar el barco. También se han propuesto teorías más siniestras, como un ataque pirata, pero la ausencia de violencia evidente y el hecho de que la valiosa carga permaneciera intacta hacen que esta posibilidad esté prácticamente descartada.

El Joyita fue remolcado a puerto y posteriormente reparado, pero el misterio de lo que ocurrió con su tripulación y pasajeros nunca se resolvió. 

Octavius (1775)

El barco del siglo XVIII Octavius ha persistido en el tiempo como una de las historias más inquietantes y legendarias sobre barcos fantasma. Aunque no existe confirmación oficial de su veracidad, el relato ha perdurado durante siglos, alimentando el misterio de las aguas árticas y los peligros de los mares desconocidos.

La historia comienza en 1775, cuando un ballenero, supuestamente llamado Herald, navegaba cerca de Groenlandia. Durante su travesía, los marineros avistaron un barco a la deriva. A medida que se acercaban, notaron que la embarcación parecía estar abandonada, pero, curiosamente, se encontraba en buen estado, así que decidieron abordarlo para investigar.

Barco fantasma Octavius
El barco, identificado como el Octavius, ofrecía una visión aterradora. En su interior encontraron a toda la tripulación congelada, preservada por el intenso frío del Ártico, aunque quizás la más impactante de todas fue la escena en el camarote del capitán. Sentado en su escritorio, aún sujetando una pluma en la mano, y con papeles frente a él, estaba el cuerpo congelado del capitán. Su semblante era sereno, como si hubiese muerto mientras escribía.

El descubrimiento del diario de a bordo ofreció una posible explicación del destino del Octavius. Según los registros encontrados, el barco había zarpado desde Inglaterra rumbo hacia Asia en 1761. Después de completar su viaje de ida, el capitán decidió tomar una ruta de regreso extremadamente arriesgada: intentar atravesar el Paso del Noroeste, una ruta marítima que conectaba el Atlántico con el Pacífico a través del Ártico, pero que estaba por entonces prácticamente inexplorada y plagada de peligros.

El cuaderno de bitácora indicaba que la última entrada había sido escrita en noviembre de 1762, lo que significaba que el barco había estado a la deriva durante trece años antes de ser encontrado. Durante ese tiempo quedó atrapado en el hielo y su tripulación murió lentamente, probablemente debido al frío extremo, la inanición o el agotamiento.

Los marineros del Herald, horrorizados por lo que habían presenciado, decidieron no mover el barco ni saquearlo. Según relata la leyenda, dejaron el Octavius tal como lo encontraron, permitiendo que continuara su deriva interminable por las aguas heladas del Ártico. Aunque el caso del Octavius carece de pruebas documentales sólidas y podría tratarse de un mito marítimo, ha conseguido perdurar en el tiempo como un relato fascinante entre los aficionados a los casos de barcos fantasma. 

Kaz II (2007)

El caso del Kaz II es un misterio moderno conocido como el "Mary Celeste australiano" debido a las extrañas circunstancias en las que fue encontrado. Este catamarán, de 12 metros de eslora, zarpó el 15 de abril de 2007 desde Airlie Beach, en Queensland, con destino a Perth, en la costa oeste de Australia. A bordo viajaban tres hombres experimentados: Derek Batten, de 56 años, y los hermanos Peter y James Tunstead, de 69 y 63 años respectivamente. Todos eran navegantes con conocimientos básicos de navegación y bien preparados para el viaje.

Fotografía del Barco fantasma Kaz II
El 18 de abril, apenas tres días después de zarpar, un helicóptero que realizaba un patrullaje rutinario avistó al Kaz II a la deriva en el Mar de Coral, cerca de la Gran Barrera de Coral. Lo que encontraron los rescatistas al abordar el barco resultó desconcertante: el catamarán estaba vacío, sin señales de sus tres ocupantes, pero en perfectas condiciones. 

En la cabina, el motor seguía encendido, la radio y el GPS funcionaban, y el sistema de anclaje estaba operativo. Incluso había ropa doblada y platos con comida fresca en la mesa, lo que indicaba que los hombres habían desaparecido repentinamente.

La escena era tan extraña como inquietante. Una cámara de video recuperada a bordo mostró imágenes grabadas el día anterior, donde los tres hombres parecían relajados, disfrutando del viaje. Sin embargo, las velas estaban ligeramente dañadas, lo que sugería que el barco había enfrentado condiciones climáticas adversas en algún momento.

La investigación oficial concluyó que probablemente un accidente llevó a la desaparición de los tres hombres. Una de las teorías más aceptadas sugiere que uno de ellos pudo haber caído al agua y los otros intentaron rescatarlo. En el proceso, el barco habría quedado a la deriva, dejando a los tres marineros en el agua sin posibilidad de regresar a bordo. Sin embargo, esta hipótesis no explica por completo por qué el catamarán estaba navegando de manera estable, ni cómo ocurrió exactamente el incidente.

Sea Phantom (siglo XVII)

El Sea Phantom (Fantasma del mar), un caso envuelto en una mezcla de hechos reales y leyenda, es una de las historias más intrigantes sobre barcos fantasmas durante el siglo XVII. Este navío, cuya existencia nunca fue completamente confirmada por los registros oficiales, se menciona en relatos orales y escritos de la época como una aparición inquietante que sembraba temor en los mares del norte de Europa, especialmente en las costas de Inglaterra y Escocia.

La leyenda del Sea Phantom describe un barco que aparecía repentinamente en medio de la niebla o durante noches particularmente oscuras. Según los relatos, se trataba de una embarcación de tamaño mediano, con velas desgarradas y una extraña luminosidad que parecía emanar de su casco y velas, como si estuviera envuelto en un resplandor sobrenatural. Algunos marineros afirmaban que, a medida que se acercaban, podían ver sombras moviéndose en la cubierta, pero nunca distinguían detalles claros ni escuchaban sonidos.

El barco Fantasma Sea Phantom
La primera aparición documentada del Sea Phantom se remonta a finales del siglo XVII, cuando un grupo de pescadores escoceses aseguró haber visto la nave mientras faenaban cerca de las Islas Orcadas. Según su testimonio, el barco parecía estar abandonado, aunque daba la impresión de estar navegando con un propósito claro. Al intentar acercarse, una niebla espesa envolvió la embarcación, que desapareció tan rápidamente como había llegado.

El misterio se intensificó cuando otros barcos mercantes y pesqueros comenzaron a reportar encuentros similares en los años siguientes. Algunos de estos relatos incluían detalles aún más perturbadores, como la presencia de figuras humanas inmóviles en la popa, que parecían mirar al horizonte, ajenas a la presencia de otros barcos. Sin embargo, siempre que alguien intentaba abordarlo o seguirlo, el Sea Phantom se desvanecía como si nunca hubiera estado allí.

A lo largo de los años, varias teorías intentaron explicar estas apariciones. Algunas teorías apuntaban a que se trataba de un barco real que había naufragado y cuyo casco flotaba erráticamente en las corrientes, todo ello envuelto en leyendas exageradas por marineros supersticiosos. Otros sugerían que era una especie de espejismo o ilusión óptica causada por la refracción de la luz en condiciones atmosféricas inusuales, un fenómeno conocido en el folclore marítimo como "Fata Morgana".

Sin embargo, muchas historias de la época atribuían al Sea Phantom un origen sobrenatural. Se decía que era el espíritu de un barco maldito, cuyo capitán había cometido actos atroces, condenando a la nave y a su tripulación a vagar eternamente por los mares. Otra versión sostenía que el Sea Phantom era un presagio de desastre, y que su aparición anunciaba tormentas, naufragios o tragedias para aquellos que lo veían.

El Sea Phantom se convirtió así en un elemento recurrente de las historias de marineros durante los siglos XVII y XVIII, aunque nunca se logró identificar un barco específico que pudiera corresponder al de las descripciones. Hoy, su leyenda permanece como un ejemplo fascinante del folclore marítimo y de la capacidad de los océanos para inspirar tanto maravilla como terror.

Carroll A. Deering (1921)

Este velero de cinco mástiles y construido en 1919, era una imponente embarcación diseñada para transportar mercancías. En su último viaje, partió de Norfolk, Virginia, hacia Río de Janeiro con una carga de carbón, comandado por el capitán William Merritt. Sin embargo, durante el viaje, Merritt cayó enfermo y tuvo que ser sustituido por el capitán Willis B. Wormell, un hombre experimentado pero reservado.

Después de entregar la carga en Brasil, el Carroll A. Deering zarpó hacia su puerto de origen, atravesando las peligrosas aguas del Caribe. Fue visto por última vez el 28 de enero de 1921, cuando un guardacostas del faro de Cape Lookout, Carolina del Norte, notó algo extraño. Los marineros a bordo del velero se comportaban de manera inusual y uno de ellos informó que el barco había perdido su ancla. Esto llamó la atención debido a que no era habitual que alguien distinto del capitán hablara con un guardacostas.

Forografía del barco Carroll A. Deering
Dos días después, el 31 de enero, el Carroll A. Deering fue encontrado encallado en los bancos de arena del Cabo Hatteras, conocido popularmente como el "Cementerio del Atlántico" debido a la cantidad de naufragios en la zona. Al ser abordado, las autoridades descubrieron que estaba completamente vacío. No había rastro de la tripulación, la cual consistía en el capitán Wormell y otros diez hombres.

El interior del barco ofrecía por otra parte una escena desconcertante. Las pertenencias personales de los marineros habían desaparecido, junto con los registros de navegación y el cuaderno de bitácora. La comida en la cocina estaba lista para ser servida, como si la tripulación hubiera abandonado la nave de manera repentina. Sin embargo, no se encontraron los botes salvavidas, lo que sugería que los marineros habían huido del barco, aunque no había indicios claros de por qué lo habrían hecho.

Las investigaciones oficiales y no oficiales exploraron múltiples teorías. Algunos sugerían que el barco había sido víctima de piratas o contrabandistas, ya que esta zona era conocida por actividades ilícitas, especialmente durante la era de la Ley Seca en Estados Unidos. Otros plantearon la posibilidad de un motín, ya que el capitán Wormell era conocido por ser un líder severo. También se especuló que una tormenta repentina o una emergencia a bordo pudo haber obligado a la tripulación a evacuar.

Lo más intrigante es que, según informes posteriores, otros barcos desaparecieron en la misma región durante ese tiempo, lo que llevó a algunos a vincular el caso del Carroll A. Deering con las leyendas del Triángulo de las Bermudas. Sin embargo, no se encontraron pruebas sólidas que confirmaran ninguna de estas teorías, el caso nunca se resolvió y el Carroll A. Deering quedó envuelto en el misterio para siempre.

Jian Seng (2006)

El caso del Jian Seng es un misterio marítimo moderno que ocurrió en las costas de Australia en 2006, cuando una embarcación fantasma fue encontrada a la deriva sin tripulación y sin indicios claros sobre su origen o destino. Este incidente ha sido objeto de especulaciones, ya que dejó a las autoridades y expertos marítimos con más preguntas que respuestas.

El 24 de marzo de 2006, un avión que patrullaba las aguas cercanas al Golfo de Carpentaria, al norte de Queensland, avistó un barco que parecía estar abandonado. Al ser abordado por las autoridades australianas, se determinó que el buque, identificado como el Jian Seng, era un petrolero pequeño en pésimas condiciones. No había señales de tripulantes ni de un evento violento a bordo y todo indicaba que el barco había estado a la deriva durante algún tiempo.

El Jian Seng no llevaba carga ni combustible, salvo una cantidad mínima de diésel en sus tanques. No se encontraron registros, documentos de navegación ni indicaciones que permitieran identificar a su propietario o el propósito del viaje. En el casco, las marcas de identificación habían sido borradas, y no había bandera ni señales que indicaran su nacionalidad, lo que complicó aún más el rastreo de su origen.

El barco fantasma Jian Seng
Las teorías sobre el caso se centraron en que el Jian Seng podría haber sido un barco utilizado para actividades ilícitas, como el contrabando de personas y mercancías, o incluso para pesca ilegal. Una hipótesis sugería que su tripulación había abandonado el barco intencionalmente para evitar ser detenida, aunque no había pruebas concretas que respaldaran este hecho. Otra posibilidad era que el barco hubiese sido dejado a la deriva por estar en mal estado y no ser rentable repararlo.

Las investigaciones australianas determinaron que el Jian Seng no representaba una amenaza ambiental o de seguridad, pero su estado deteriorado lo hacía inútil para cualquier propósito comercial. Finalmente, al no poder identificar a ningún propietario ni determinar su procedencia, las autoridades tomaron la decisión de hundirlo deliberadamente cerca de la costa.

Aunque el Jian Seng no guarda los elementos dramáticos de otros casos de barcos fantasma, como tripulaciones desaparecidas bajo circunstancias extrañas, su abandono y el completo desconocimiento sobre su historia lo convierten en un enigma contemporáneo que refleja cómo, incluso en la era de tecnología avanzada actual, los océanos siguen siendo un lugar lleno de secretos y preguntas sin respuesta.