La ola más alta jamás registrada

En el mundo del surf, cada cierto tiempo se baten nuevos récords de la ola más grande surfeada. El actual récord lo tiene el surfista brasileño Rodrigo Koxa, quien en noviembre de 2017 fue capaz de surfear una gigantesca ola de 24,38 metros de altura en la Praia Do Norte, en la localidad de Nazaré (Portugal), entrando así en el Libro Guinness de los Récords por su hazaña. (Largest Wave Surfed - Guinness World Record)

Ola gigante en Nazaré - Portugal
Esta zona costera del Océano Atlántico es además conocidas por sus enormes olas, y antes del récord actual ya se habían batido anteriormente otros récords de altura de las olas. Sin embargo, la ola más alta jamás registrada tuvo lugar décadas antes, a miles de kilómetros de distancia.  

Hasta 1995, la mayoría de los científicos consideraban que los oleajes repentinos e inesperados, conocidos como olas rebeldes, eran un mito marítimo. Pero todo cambió el día de Año Nuevo de ese mismo año, cuando una plataforma de monitoreo situada frente a la costa de Noruega registró una sola ola de 25,6 metros de altura. La explicación a esta monstruosa ola es que dos o más olas se encontraron y alinearon de tal manera que sus crestas se combinaron para crear una cresta mucho más grande. 

Por lo general, los vientos en el mar generan olas que promedian tres metros altura, y durante fuertes tormentas o tempestades es habitual que las olas alcancen los nueve metros de altura. Para crear una gigantesca ola de mayor tamaño, es necesario que se encuentren cerca de la costa, cuando la ola se encuentra con aguas cada vez menos profundas, lo que ralentiza el borde de ataque de la ola. Gran parte de la energía que había estado impulsando la ola hacia adelante no tiene adónde ir más que hacia arriba, por lo que la ola crece más alta. 

A diferencia de las olas que disfrutamos en la playa, las olas de un tsunami no rompen porque no son lo suficientemente empinadas. La energía distribuida a lo largo de la columna de agua y las longitudes de onda que se extienden por docenas de millas les dan una estabilidad aterradora. 

En la noche del 9 de julio de 1958, un terremoto de magnitud 7,8 a lo largo de la falla Fairweather en Alaska, causó un enorme deslizamiento de tierras que soltó alrededor de 30 millones de metros cúbicos de roca en la costa noreste de la bahía Lituya

Fotografía de la bahía Lituya tras el Tsunami de Alaska de 1958
Esta gran masa de roca cayó desde una altitud de aproximadamente 900 metros hacia las aguas de Gilbert Inlet y la fuerza del impacto de la caída de las rocas generó un megatsunami. La ola golpeó con tal poder que barrió por completo el espolón de tierra que separa Gilbert Inlet del cuerpo principal de la bahía Lituya. Posteriormente, la ola continuó a lo largo de la bahía Lituya, sobre La Chaussee Spit y llegando hasta el golfo de Alaska

La fuerza de la ola arrancó todos los árboles y la vegetación de elevaciones situadas hasta 525 metros sobre el nivel del mar. Millones de árboles fueron arrancados de raíz y arrastrados por la ola. Por suerte apenas se registraron daños personales debido a que hay muy poca población en la zona. 

El tamaño de la gigantesca ola del tsunami de Alaska de 1958 llegó a alcanzar inicialmente los 525 metros de altura, reduciéndose poco después hasta los 120 metros en algunos puntos de la bahía a medida que avanzaba. Cuando finalmente desembocó en el mar en el golfo de Alaska, el tamaño de la ola era de 30 metros. Es considerada la ola más grande del mundo que se ha podido registrar

A lo largo de la historia de la Tierra, indudablemente se han producido olas gigantescas de mayor tamaño que no se han podido documentar. Probablemente la más grande de todas fue el tsunami que provocó el impacto del asteroide Chicxulub hace 65 millones de años y que según la mayoría de científicos fue el causante de la extinción de algunos de los animales más grandes que han existido en la tierra, los dinosaurios. 

Según las estimaciones, tras chocar violentamente contra la Tierra en el Golfo de México hace 65,5 millones de años, el impacto del asteroide provocó inicialmente un megatsunami con una gigantesca ola que pudo alcanzar los 1.500 metros de altura, extendiéndose rápidamente por todos los océanos de la Tierra a una velocidad inicial de 140 km/h. Aunque fue perdiendo fuerza durante su avance, en lugares tan distantes como el Pacífico Sur llegaron olas de 15 metros de altura. Con diferencia sobre lo que ha presenciado y registrado el ser humano, la ola más alta de la historia del planeta.

Impacto Asteroide Chicxulub

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