Una cuarentena se define como una restricción al movimiento de personas con el objetivo fundamental de prevenir la propagación de enfermedades contagiosas, plagas o epidemias, habitualmente aislando a quienes pueden haber estado expuestos a una enfermedad transmisible, afectando en algunos casos también incluso a animales o bienes.
El término a menudo se usa como sinónimo de aislamiento médico y usado indistintamente en muchos casos con el "cordón sanitario", que se refiere a la restricción del movimiento de personas dentro o fuera de un área geográfica definida, como una comunidad, para evitar la propagación de una infección.
El origen de la palabra "cuarentena" proviene de una variante veneciana del siglo XV del término "quaranta giorni", que significa "cuarenta días", el período en el que todos los barcos debían estar aislados antes de que los pasajeros y la tripulación pudieran desembarcar durante la epidemia de la Peste Negra que asoló Europa en el siglo XIV.
Ya existían precedentes anteriores en la historia de aislamiento de pacientes infectados por alguna enfermedad contagiosa, como las mencionadas en el libro del Pentateuco en la Biblia que se remontan a hace 3.400 años; las menciones del médico griego Hipócrates a los potenciales peligros de las epidemias en el siglo V a.C.; o los aislamientos que se realizaron entre los años 706 y 707 durante el sexto califato omeya de Al-Walid, quien construyó el primer hospital en la ciudad de Damasco y emitió una orden para aislar a los infectados con lepra de otros pacientes en el hospital.
Para fines médicos actualmente existen las cuarentenas de periodos de ochenta y cuarenta días, dependiendo de la gravedad de la enfermedad y el país donde ocurra el evento. También se aplican de forma habitual cuarentenas a las misiones espaciales, y por ejemplo el temor a la contaminación tras el primer viaje a la Luna hizo que se adoptaran procedimientos de cuarentena para el programa de la primera misión Apolo, de forma que los astronautas y las muestras lunares fueron puestos en cuarentena en el Laboratorio de Recepción Lunar.
En el caso de ser utilizada para prevenir la propagación de virus letales y posibles pandemias, una medida como la cuarentena de personas a menudo plantea cuestiones de derechos civiles, especialmente en casos de larga reclusión o segregación de la sociedad, como la de Mary Mallon (María Tifoidea), una portadora de fiebre tifoidea que fue arrestada y puesta en cuarentena en 1907 y luego pasó los últimos 23 años de su vida en aislamiento médico en el Hospital Riverside en North Brother Island (Nueva York), siendo probablemente la persona que más tiempo ha pasado en cuarentena que se tiene constancia.
Debido a ello se buscó un acuerdo internacional a través de los denominados Principios de Siracusa, un documento no vinculante desarrollado por el Instituto Internacional de Justicia Criminal y Derechos Humanos de Siracusa y adoptado por las Naciones Unidas, donde se encuentra una guía sobre cuándo y cómo se pueden restringir los derechos humanos para prevenir la propagación de enfermedades infecciosas. En el documento se establecen que las restricciones a los derechos humanos bajo el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos deben cumplir con los estándares de legalidad, necesidad basada en evidencia y proporcionalidad.
Lo cierto es que a lo largo de la historia se han producido numerosos casos de "cordones sanitarios" o aislamientos masivos de personas, aunque no siempre cumpliendo estos derechos básicos no se definieron hasta finales del siglo XX. Estas son algunas de las mayores cuarentenas de la historia que han quedado documentadas:
En el año 1665 el pueblo de Eyam, una pequeña localidad situada en el centro de Gran Bretaña, se impuso a sí mismo un cordón sanitario para detener la propagación de la plaga de la peste bubónica hacia el norte del país.
Conocido popularmente como "el pueblo de la peste" (The plague village), la historia de la peste negra en Eyam comenzó en 1665, cuando un paquete de tela infestado de pulgas llegó de Londres para el sastre local. En una semana moría su asistente George Vicars y poco después se empezaban a producir más casos en el pueblo.
A medida que la enfermedad se extendió, los aldeanos buscaron el liderazgo en su rector, el reverendo William Mompesson, y el ministro puritano expulsado Thomas Stanley. Introdujeron una serie de precauciones para frenar la propagación de la enfermedad a partir de mayo de 1666. Las medidas incluyeron el acuerdo de que las familias enterraran a sus propios muertos y la reubicación de los servicios de la iglesia al anfiteatro natural de Cucklett Delph, reduciendo así el riesgo de infección. Aunque la decisión más conocida y por la que se hizo conocido Eyam fue poner en cuarentena a toda la aldea para evitar una mayor propagación de la enfermedad.
La plaga siguió su curso durante 14 meses y según algunas fuentes mató al menos a 260 aldeanos, con solo 83 sobrevivientes de una población de 350. Otras fuentes indican que fueron 430 los sobrevivientes de una población de alrededor de 800. Según los documentos de la iglesia en Eyam, se tiene un registro de 273 personas que fueron víctimas de la peste.
Entre el 1 de agosto y el 9 de noviembre de 1793 se registraron más de 5.000 muertes en Filadelfia (Estados Unidos) debido a una epidemia de fiebre amarilla. La gran mayoría de ellas murió a causa del virus de la fiebre amarilla, convirtiendo la epidemia en la ciudad, de 50.000 personas por entonces, en una de las más graves en la historia de los Estados Unidos.
Creyendo que los inmigrantes y refugiados que llegaban a la ciudad eran los portadores de la enfermedad, se impuso una cuarentena de dos a tres semanas a los inmigrantes y sus bienes, pero no se pudo hacer efectiva debido a que la epidemia se extendía rápidamente.
Los pueblos y ciudades vecinas comenzaron a montar patrullas en las carreteras para evitar la entrada de posibles infectados. Los principales puertos de Baltimore y Nueva York impidieron la entrada de refugiados de Filadelfia o los pusieron en cuarentena durante semanas, si bien la ciudad de Nueva York envió ayuda económica para paliar la situación.
Para finales de septiembre, cerca de 20.000 personas habían conseguido huir de la ciudad a pesar de las restricciones y cuarentenas que se intentaron imponer. La tasa de mortalidad alcanzó su punto máximo en octubre, antes de que las heladas finalmente mataran a los mosquitos y pusieran fin a la epidemia en noviembre. Los médicos probaron una variedad de tratamientos, pero desconocían el origen de la fiebre amarilla y que el virus era transmitido por los mosquitos (algo que no se conoció hasta finales del siglo XIX).
El 28 de julio de 1814, el buque Surry, un barco prisión lleno de convictos, llegaba al puerto de Sydney (Australia) desde Inglaterra en el que era su primer viaje de servicio y que había durado nada menos que 156 días. Al atracar en el puerto, las autoridades constataron que más de 40 personas habían muerto de fiebre tifoidea durante el viaje, incluidos 36 convictos, además del cirujano, el contramaestre, dos marineros y cuatro guardias.
El barco fue puesto rápidamente en cuarentena en la costa norte de Port Jackson. Se desembarcaron los condenados y se estableció un campamento en las inmediaciones de lo que hoy es Jeffrey Street en Kirribilli, siendo el primer sitio en Australia que se utilizó con fines de cuarentena. Los condenados permanecieron en cuarentena hasta el 18 de agosto, siendo posteriormente inspeccionados y llevados a Sidney para trabajar para los colonos libres.
La plaga de San Francisco entre 1900 y 1904 fue una epidemia de peste bubónica cuyo foco principal fue el barrio chino de San Francisco, siendo además la primera epidemia de peste en los Estados Unidos continentales.
Al poco tiempo de desatarse el brote, las autoridades médicas reconocieron en marzo de 1900 la epidemia, pero su existencia fue negada durante más de dos años por el gobernador de California, Henry Gage, por razones comerciales, ya que buscaba proteger la reputación de San Francisco y California y para evitar la pérdida de ingresos debido a la cuarentena.
Las autoridades federales trabajaron para demostrar que había un problema de salud importante y aislaron el área afectada estableciendo una cuarentena en el antiguo barrio de Chinatown en San Francisco. En la mañana del 7 de marzo de 1900, Chinatown amaneció rodeado por policías que impedían la salida o el acceso a cualquier persona a la zona. Aproximadamente entre 25.000 y 35.000 residentes fueron puestos en cuarentena.
La credibilidad del gobernador Gage quedó en entredicho, perdiendo las siguientes elecciones en 1902. El nuevo gobernador, George Pardee, decidió establecer medidas médicas inmediatas y la epidemia se detuvo en 1904.
Gran parte de la zona urbana de San Francisco fue destruida por un incendio en el terremoto de San Francisco de 1906, incluido todo el distrito de Chinatown. El proceso de reconstrucción comenzó de inmediato, pero tomó varios años. Mientras la reconstrucción estaba en su apogeo, una segunda epidemia de peste azotó a San Francisco entre mayo y agosto de 1907, pero no se centró en el barrio chino, ocurriendo casos por toda la ciudad.
Los políticos y la prensa de San Francisco reaccionaron de manera muy diferente esta vez, queriendo que el problema se resolviera rápidamente, de forma que las autoridades sanitarias actuaron de inmediato para evaluar y erradicar la enfermedad.
Durante la pandemia de gripe de 1918, conocida habitualmente como "gripe española", el entonces gobernador de Samoa Americana, John Martin Poyer, impuso una cuarentena completa a las islas sobre todos los barcos entrantes, logrando con éxito que no se produjera ninguna muerte dentro del territorio.
Como contraste, la vecina Samoa Occidental, controlada por Nueva Zelanda, fue una de las más afectadas, con una tasa de infección del 90% y más del 20% de sus adultos muriendo por la enfermedad. Este fracaso del gobierno de Nueva Zelanda para prevenir y contener la gripe española reavivó posteriormente los sentimientos anticoloniales de Samoa que condujeron a su eventual independencia.
En 1942, durante la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas británicas probaron su programa de armas biológicas en la isla Gruinard y lo infectaron con ántrax. Tras las pruebas biológicas, los científicos llegaron a la conclusión de que una propagación masiva de esporas podrían contaminar varias localidades alemanas haciendo que estas fuesen inhabitables durante décadas.
Los militares intentaron descontaminar la isla tras los tests, pero el proceso era demasiado caro y peligroso, por lo que se decidió poner una orden de cuarentena en la isla que duró décadas. Tras varias protestas, en 1986 se llevó a cabo una operación para descontaminar la isla. La mayor parte del área con los niveles más altos de contaminación fue descontaminada, llevándose un rebaño de ovejas para comprobar si efectivamente el proceso de descontaminación había dado resultado.
Finalmente el 24 de abril de 1990 se levantó oficialmente la cuarentena tras declarar la Isla de Gruinard como segura, y una semana después la isla fue adquirida por los herederos del propietario de 1942 por la cantidad simbólica de 500 libras.
El brote de viruela yugoslava de 1972 fue el último gran brote de viruela que se ha producido en Europa. Las localidades más afectadas fueron Kosovo y Belgrado (por entonces parte de la República Federal Socialista de Yugoslavia). Su origen se debió a un peregrino musulmán llamado Ibrahim Hoti, que había contraído el virus de la viruela en el Medio Oriente.
Al regresar a su hogar en Kosovo, Hoti pronto se dio cuenta de que tenía una infección, pero, después de sentirse febril durante un par de días, se recuperó, probablemente porque había sido vacunado dos meses antes. Sin embargo dio lugar a una epidemia en la que 175 personas se infectaron.
La reacción del gobierno fue rápida, declarando una la ley marcial en marzo de 1972, con medidas que incluyeron cordones sanitarios de pueblos y vecindarios, bloqueos de carreteras, prohibición de reuniones públicas, cierre de fronteras y prohibición de todos los viajes no esenciales. Se requirieron hoteles para cuarentenas en las que el ejército mantuvo bajo vigilancia a 10.000 personas que pudieron haber estado en contacto con el virus.
Las autoridades emprendieron una vacunación masiva de la población, con la ayuda de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la que casi toda la población yugoslava. cerca de 18 millones de personas, fue vacunada. A pesar de la muerte de 35 personas por la infección, a mediados de mayo el brote estaba contenido y el país volvió a la vida normal.
Durante el brote de coronavirus COVID-19 surgido a finales de 2019 y principios de 2020, se impuso un inmenso cordón sanitario en Wuhan y otras ciudades importantes de la provincia de Hubei, así como restricciones y bloqueos en varias ciudades de China, afectando en total a alrededor de 500 millones de personas, un hecho sin precedentes que lo convierten en la mayor cuarentena en la historia de la humanidad.
Para limitar la tasa de propagación de la enfermedad, se inició un bloqueo total de la ciudad china de Wuhan el 23 de enero de 2020, aumentando posteriormente la cuarentena a a toda la provincia de Hubei. En esta etapa inicial, la propagación del virus COVID-19 en China tenía un crecimiento de aproximadamente 50% en casos por día, sin embargo el cierre total de las ciudades y la limitación de movimientos dio lugar a que el 8 de febrero la tasa diaria cayera por debajo del 10%, reduciéndose progresivamente la aparición de nuevos casos en el país durante las siguientes semanas.
La epidemia de Coronavirus sin embargo se convirtió en una pandemia en pocas semanas afectando a países de todo el mundo, aplicándose también medidas para restringir los movimientos de los ciudadanos y cuarentenas para intentar detener la propagación del virus.
El término a menudo se usa como sinónimo de aislamiento médico y usado indistintamente en muchos casos con el "cordón sanitario", que se refiere a la restricción del movimiento de personas dentro o fuera de un área geográfica definida, como una comunidad, para evitar la propagación de una infección.
El origen de la palabra "cuarentena" proviene de una variante veneciana del siglo XV del término "quaranta giorni", que significa "cuarenta días", el período en el que todos los barcos debían estar aislados antes de que los pasajeros y la tripulación pudieran desembarcar durante la epidemia de la Peste Negra que asoló Europa en el siglo XIV.
Ya existían precedentes anteriores en la historia de aislamiento de pacientes infectados por alguna enfermedad contagiosa, como las mencionadas en el libro del Pentateuco en la Biblia que se remontan a hace 3.400 años; las menciones del médico griego Hipócrates a los potenciales peligros de las epidemias en el siglo V a.C.; o los aislamientos que se realizaron entre los años 706 y 707 durante el sexto califato omeya de Al-Walid, quien construyó el primer hospital en la ciudad de Damasco y emitió una orden para aislar a los infectados con lepra de otros pacientes en el hospital.
Para fines médicos actualmente existen las cuarentenas de periodos de ochenta y cuarenta días, dependiendo de la gravedad de la enfermedad y el país donde ocurra el evento. También se aplican de forma habitual cuarentenas a las misiones espaciales, y por ejemplo el temor a la contaminación tras el primer viaje a la Luna hizo que se adoptaran procedimientos de cuarentena para el programa de la primera misión Apolo, de forma que los astronautas y las muestras lunares fueron puestos en cuarentena en el Laboratorio de Recepción Lunar.
En el caso de ser utilizada para prevenir la propagación de virus letales y posibles pandemias, una medida como la cuarentena de personas a menudo plantea cuestiones de derechos civiles, especialmente en casos de larga reclusión o segregación de la sociedad, como la de Mary Mallon (María Tifoidea), una portadora de fiebre tifoidea que fue arrestada y puesta en cuarentena en 1907 y luego pasó los últimos 23 años de su vida en aislamiento médico en el Hospital Riverside en North Brother Island (Nueva York), siendo probablemente la persona que más tiempo ha pasado en cuarentena que se tiene constancia.
Debido a ello se buscó un acuerdo internacional a través de los denominados Principios de Siracusa, un documento no vinculante desarrollado por el Instituto Internacional de Justicia Criminal y Derechos Humanos de Siracusa y adoptado por las Naciones Unidas, donde se encuentra una guía sobre cuándo y cómo se pueden restringir los derechos humanos para prevenir la propagación de enfermedades infecciosas. En el documento se establecen que las restricciones a los derechos humanos bajo el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos deben cumplir con los estándares de legalidad, necesidad basada en evidencia y proporcionalidad.
Lo cierto es que a lo largo de la historia se han producido numerosos casos de "cordones sanitarios" o aislamientos masivos de personas, aunque no siempre cumpliendo estos derechos básicos no se definieron hasta finales del siglo XX. Estas son algunas de las mayores cuarentenas de la historia que han quedado documentadas:
Pueblo de Eyam (1665)
En el año 1665 el pueblo de Eyam, una pequeña localidad situada en el centro de Gran Bretaña, se impuso a sí mismo un cordón sanitario para detener la propagación de la plaga de la peste bubónica hacia el norte del país.
Conocido popularmente como "el pueblo de la peste" (The plague village), la historia de la peste negra en Eyam comenzó en 1665, cuando un paquete de tela infestado de pulgas llegó de Londres para el sastre local. En una semana moría su asistente George Vicars y poco después se empezaban a producir más casos en el pueblo.
A medida que la enfermedad se extendió, los aldeanos buscaron el liderazgo en su rector, el reverendo William Mompesson, y el ministro puritano expulsado Thomas Stanley. Introdujeron una serie de precauciones para frenar la propagación de la enfermedad a partir de mayo de 1666. Las medidas incluyeron el acuerdo de que las familias enterraran a sus propios muertos y la reubicación de los servicios de la iglesia al anfiteatro natural de Cucklett Delph, reduciendo así el riesgo de infección. Aunque la decisión más conocida y por la que se hizo conocido Eyam fue poner en cuarentena a toda la aldea para evitar una mayor propagación de la enfermedad.
La plaga siguió su curso durante 14 meses y según algunas fuentes mató al menos a 260 aldeanos, con solo 83 sobrevivientes de una población de 350. Otras fuentes indican que fueron 430 los sobrevivientes de una población de alrededor de 800. Según los documentos de la iglesia en Eyam, se tiene un registro de 273 personas que fueron víctimas de la peste.
Filadelfia (1793)
Entre el 1 de agosto y el 9 de noviembre de 1793 se registraron más de 5.000 muertes en Filadelfia (Estados Unidos) debido a una epidemia de fiebre amarilla. La gran mayoría de ellas murió a causa del virus de la fiebre amarilla, convirtiendo la epidemia en la ciudad, de 50.000 personas por entonces, en una de las más graves en la historia de los Estados Unidos.
Creyendo que los inmigrantes y refugiados que llegaban a la ciudad eran los portadores de la enfermedad, se impuso una cuarentena de dos a tres semanas a los inmigrantes y sus bienes, pero no se pudo hacer efectiva debido a que la epidemia se extendía rápidamente.
Los pueblos y ciudades vecinas comenzaron a montar patrullas en las carreteras para evitar la entrada de posibles infectados. Los principales puertos de Baltimore y Nueva York impidieron la entrada de refugiados de Filadelfia o los pusieron en cuarentena durante semanas, si bien la ciudad de Nueva York envió ayuda económica para paliar la situación.
Para finales de septiembre, cerca de 20.000 personas habían conseguido huir de la ciudad a pesar de las restricciones y cuarentenas que se intentaron imponer. La tasa de mortalidad alcanzó su punto máximo en octubre, antes de que las heladas finalmente mataran a los mosquitos y pusieran fin a la epidemia en noviembre. Los médicos probaron una variedad de tratamientos, pero desconocían el origen de la fiebre amarilla y que el virus era transmitido por los mosquitos (algo que no se conoció hasta finales del siglo XIX).
El buque Surry en Sydney (1814)
El 28 de julio de 1814, el buque Surry, un barco prisión lleno de convictos, llegaba al puerto de Sydney (Australia) desde Inglaterra en el que era su primer viaje de servicio y que había durado nada menos que 156 días. Al atracar en el puerto, las autoridades constataron que más de 40 personas habían muerto de fiebre tifoidea durante el viaje, incluidos 36 convictos, además del cirujano, el contramaestre, dos marineros y cuatro guardias.
El barco fue puesto rápidamente en cuarentena en la costa norte de Port Jackson. Se desembarcaron los condenados y se estableció un campamento en las inmediaciones de lo que hoy es Jeffrey Street en Kirribilli, siendo el primer sitio en Australia que se utilizó con fines de cuarentena. Los condenados permanecieron en cuarentena hasta el 18 de agosto, siendo posteriormente inspeccionados y llevados a Sidney para trabajar para los colonos libres.
San Francisco (1900-1904)
La plaga de San Francisco entre 1900 y 1904 fue una epidemia de peste bubónica cuyo foco principal fue el barrio chino de San Francisco, siendo además la primera epidemia de peste en los Estados Unidos continentales.
Al poco tiempo de desatarse el brote, las autoridades médicas reconocieron en marzo de 1900 la epidemia, pero su existencia fue negada durante más de dos años por el gobernador de California, Henry Gage, por razones comerciales, ya que buscaba proteger la reputación de San Francisco y California y para evitar la pérdida de ingresos debido a la cuarentena.
Las autoridades federales trabajaron para demostrar que había un problema de salud importante y aislaron el área afectada estableciendo una cuarentena en el antiguo barrio de Chinatown en San Francisco. En la mañana del 7 de marzo de 1900, Chinatown amaneció rodeado por policías que impedían la salida o el acceso a cualquier persona a la zona. Aproximadamente entre 25.000 y 35.000 residentes fueron puestos en cuarentena.
La credibilidad del gobernador Gage quedó en entredicho, perdiendo las siguientes elecciones en 1902. El nuevo gobernador, George Pardee, decidió establecer medidas médicas inmediatas y la epidemia se detuvo en 1904.
Gran parte de la zona urbana de San Francisco fue destruida por un incendio en el terremoto de San Francisco de 1906, incluido todo el distrito de Chinatown. El proceso de reconstrucción comenzó de inmediato, pero tomó varios años. Mientras la reconstrucción estaba en su apogeo, una segunda epidemia de peste azotó a San Francisco entre mayo y agosto de 1907, pero no se centró en el barrio chino, ocurriendo casos por toda la ciudad.
Los políticos y la prensa de San Francisco reaccionaron de manera muy diferente esta vez, queriendo que el problema se resolviera rápidamente, de forma que las autoridades sanitarias actuaron de inmediato para evaluar y erradicar la enfermedad.
Samoa Oriental (1918)
Durante la pandemia de gripe de 1918, conocida habitualmente como "gripe española", el entonces gobernador de Samoa Americana, John Martin Poyer, impuso una cuarentena completa a las islas sobre todos los barcos entrantes, logrando con éxito que no se produjera ninguna muerte dentro del territorio.
Como contraste, la vecina Samoa Occidental, controlada por Nueva Zelanda, fue una de las más afectadas, con una tasa de infección del 90% y más del 20% de sus adultos muriendo por la enfermedad. Este fracaso del gobierno de Nueva Zelanda para prevenir y contener la gripe española reavivó posteriormente los sentimientos anticoloniales de Samoa que condujeron a su eventual independencia.
Isla de Gruinard (1942-1990)
En 1942, durante la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas británicas probaron su programa de armas biológicas en la isla Gruinard y lo infectaron con ántrax. Tras las pruebas biológicas, los científicos llegaron a la conclusión de que una propagación masiva de esporas podrían contaminar varias localidades alemanas haciendo que estas fuesen inhabitables durante décadas.
Los militares intentaron descontaminar la isla tras los tests, pero el proceso era demasiado caro y peligroso, por lo que se decidió poner una orden de cuarentena en la isla que duró décadas. Tras varias protestas, en 1986 se llevó a cabo una operación para descontaminar la isla. La mayor parte del área con los niveles más altos de contaminación fue descontaminada, llevándose un rebaño de ovejas para comprobar si efectivamente el proceso de descontaminación había dado resultado.
Finalmente el 24 de abril de 1990 se levantó oficialmente la cuarentena tras declarar la Isla de Gruinard como segura, y una semana después la isla fue adquirida por los herederos del propietario de 1942 por la cantidad simbólica de 500 libras.
Yugoslavia (1972)
El brote de viruela yugoslava de 1972 fue el último gran brote de viruela que se ha producido en Europa. Las localidades más afectadas fueron Kosovo y Belgrado (por entonces parte de la República Federal Socialista de Yugoslavia). Su origen se debió a un peregrino musulmán llamado Ibrahim Hoti, que había contraído el virus de la viruela en el Medio Oriente.
Al regresar a su hogar en Kosovo, Hoti pronto se dio cuenta de que tenía una infección, pero, después de sentirse febril durante un par de días, se recuperó, probablemente porque había sido vacunado dos meses antes. Sin embargo dio lugar a una epidemia en la que 175 personas se infectaron.
La reacción del gobierno fue rápida, declarando una la ley marcial en marzo de 1972, con medidas que incluyeron cordones sanitarios de pueblos y vecindarios, bloqueos de carreteras, prohibición de reuniones públicas, cierre de fronteras y prohibición de todos los viajes no esenciales. Se requirieron hoteles para cuarentenas en las que el ejército mantuvo bajo vigilancia a 10.000 personas que pudieron haber estado en contacto con el virus.
Las autoridades emprendieron una vacunación masiva de la población, con la ayuda de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la que casi toda la población yugoslava. cerca de 18 millones de personas, fue vacunada. A pesar de la muerte de 35 personas por la infección, a mediados de mayo el brote estaba contenido y el país volvió a la vida normal.
China (2020)
Durante el brote de coronavirus COVID-19 surgido a finales de 2019 y principios de 2020, se impuso un inmenso cordón sanitario en Wuhan y otras ciudades importantes de la provincia de Hubei, así como restricciones y bloqueos en varias ciudades de China, afectando en total a alrededor de 500 millones de personas, un hecho sin precedentes que lo convierten en la mayor cuarentena en la historia de la humanidad.
Para limitar la tasa de propagación de la enfermedad, se inició un bloqueo total de la ciudad china de Wuhan el 23 de enero de 2020, aumentando posteriormente la cuarentena a a toda la provincia de Hubei. En esta etapa inicial, la propagación del virus COVID-19 en China tenía un crecimiento de aproximadamente 50% en casos por día, sin embargo el cierre total de las ciudades y la limitación de movimientos dio lugar a que el 8 de febrero la tasa diaria cayera por debajo del 10%, reduciéndose progresivamente la aparición de nuevos casos en el país durante las siguientes semanas.
La epidemia de Coronavirus sin embargo se convirtió en una pandemia en pocas semanas afectando a países de todo el mundo, aplicándose también medidas para restringir los movimientos de los ciudadanos y cuarentenas para intentar detener la propagación del virus.
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