Conocida por diferentes términos como histeria masiva, comportamiento obsesivo colectivo o enfermedad psicogénica de masas, la histeria colectiva se define en sociología y psicología como un extraño fenómeno en el que se transmiten ilusiones colectivas de amenazas, ya sean reales o imaginarias, a través de un conjunto de individuos de una sociedad, manifestándose síntomas histéricos similares en más de una persona.
El tipo más común de histeria colectiva se suele dar cuando un grupo de personas cree padecer una enfermedad o dolencia similar, denominándose también por ello como "histeria epidémica". Habitualmente, la histeria en masa comienza cuando un individuo cae enfermo o histérico durante un determinado periodo de estrés. Tan pronto como este primer individuo muestra síntomas, otras personas empiezan a manifestar síntomas similares (estrés colectivo). Un fenómeno que también ha sido usado para definir la histeria en masa que produce la visión de milagros religiosos.
Durante un brote, las personas afectadas pueden experimentar una risa incontrolable, desmayos, ataques, mareos, debilidad muscular o cualquier otro síntoma que no parece tener ninguna causa física. A lo largo de la historia se han reportado curiosos casos de histeria colectiva en todo el mundo durante siglos, proporcionando una visión fascinante de la compleja naturaleza de la psicología humana.
En la Edad Media, el fenómeno estaba asociado en muchas ocasiones por una creencia en la brujería, la posesión demoníaca o la locura como la causa. Si bien los casos de histeria masiva siguen siendo aún un gran misterio para la comunidad médica, actualmente se cree que está relacionada con casos extremos de estrés emocional o mental.
Estos son algunos de los casos más famosos y extraños de histeria colectiva en la historia que se han podido documentar:
Algunos entornos institucionales como las cárceles, las escuelas o determinadas comunidades cerradas, han sido a menudo los escenarios de brotes de histeria colectiva, y los conventos cristianos europeos no fueron la excepción.
Según se recoge en el libro "Epidemias de la Edad Media" (The epidemics of the Middle Ages) del escritor Justus Friedrich Karl Hecker, publicado en 1844 y citando un texto médico de la época, durante un tiempo no especificado en la Edad Media, una monja en un convento en Francia comenzó a maullar inexplicablemente como un gato. Poco después, otras monjas comenzaron a exhibir el mismo comportamiento, hasta que todo el convento estuvo plagado de monjas maullando todos los días, dejando a la comunidad local asombrada
Para intentar solucionar el problema, al parecer se recurrió a los soldados para tratar de contener la situación. Las monjas fueron azotadas y golpeadas por los soldados hasta que prometieron dejar de maullar. Durante esta época, la creencia en la posesión era algo común, y en Francia, los gatos a menudo se veían como un animal asociado al diablo.
No fue el único curioso caso de histeria colectiva en un convento de la Edad Media. Según relata el libro "Sobre el aislamiento" (Über die Einsamkeit), publicado por el escritor Johann Georg Zimmermann en 1784, en un convento alemán de principios del siglo XV una monja comenzó a morder a sus compañeras, extendiéndose este extraño comportamiento a través de otros conventos en Alemania, en Holanda y llegando hasta Italia.
Tal como se recoge en algunas crónicas de la época y documentos históricos, a mediados de 1518 en la ciudad de Estrasburgo (Francia), una mujer llamada Frau Troffea comenzó repentinamente a bailar de forma descontrolada en una de las calles de la ciudad. La mujer estuvo bailando sin parar durante varios días, uniéndose más gente a esta extraña epidemia de baile durante los siguientes días. En menos de un mes cerca de 400 personas estaban sufriendo el mismo episodio de histeria colectiva.
En lugar de intentar buscar una solución médica a esta bizarra situación, nobles y autoridades permitieron a la gente que siguieran bailando, incluso les animaron a ello abriendo un mercado e instalando un escenario con músicos, con la idea de que la mejor cura sería que las personas bailaran día y noche hasta agotarse.
Lo que sucedió sin embargo es que muchas de las personas que bailaron sin parar durante días comenzaron a sufrir invalidez en las piernas y ataques epilépticos, muriendo varios de ellos a consecuencia de infartos, derrames o simplemente agotamiento.
La epidemia de baile de 1518 es probablemente el caso más conocido de "coreomanía" o "danzamanía", un curioso ejemplo de histeria masiva conocida popularmente como "enfermedad del baile" o "baile de san Vito", sin embargo no fue el único. Entre los siglos XIII y XVII se dieron más episodios similares en otros países europeos, como el brote que tuvo lugar en Aquisgrán, Alemania, el 24 de junio de 1374.
Durante este suceso, las personas afectadas bailaban histéricamente por las calles durante horas, días y aparentemente incluso durante meses, hasta que colapsaron debido al agotamiento, o morían de ataques al corazón o derrames cerebrales. El número de participantes durante estos episodios podía llegar a ser increíblemente alto, llegando incluso a juntarse cientos de personas.
La enfermedad del baile se repitió en numerosas ocasiones en toda la Europa medieval, con brotes en Italia, Luxemburgo, Francia, Alemania, Holanda y Suiza. Inicialmente se consideró que se trataba de una maldición enviada por un santo, comúnmente considerado como San Juan Bautista o San Vito, de donde se tomaron los nombres alternativos para esta extraña condición.
Quizás el caso de histeria colectiva más famoso de la historia fueron los juicios de brujas de Salem, cuando entre febrero de 1692 y mayo de 1693 se realizaron una serie de audiencias y procesamientos de personas acusadas de brujería en esta localidad de Massachusetts, por entonces una colonia inglesa.
Docenas de chicas jóvenes comenzaron a tener ataques incontrolables con gritos y contorsiones, lo que desencadenó una avalancha de acusaciones de brujería en la zona. Como resultado, se hicieron arrestos en numerosos pueblos, además de la propia Salem, en localidades como Beverly, Springfield, Ipswich, Andover o Topsfield.
Más de doscientas personas fueron acusadas de brujería, llevándose a cabo los conocidos Juicios de Brujas de Salem en el que 30 personas fueron declaradas culpables, diecinueve de los cuales fueron ahorcados (catorce mujeres y cinco hombres). Otro hombre, Giles Corey, fue condenado a muerte por negarse a declarar, y al menos cinco personas murieron en la cárcel.
Fue la caza de brujas más mortífera en la historia de América del Norte colonial. No es el único ejemplo de juicios por brujería en las colonias británicas, siendo en realidad parte de un fenómeno mucho más amplio que también tuvo lugar en Europa, con conocidos casos como los juicios por brujería de North Berwick (Escocia) en 1590.
En todo caso, los juicios de brujas de Salem se convirtió en un evento muy influyente en la historia de los Estados Unidos, siendo utilizado en muchas ocasiones para resaltar los peligros del aislacionismo, el extremismo religioso, las falsas acusaciones y las consecuencias de no tener un proceso judicial justo.
En 1892 en la localidad polaca de Groß Tinz (por entonces perteneciente a Alemania), en una escuela del lugar, la mano derecha de una niña de 10 años comenzó a temblar de forma incontrolable cuando trataba de escribir en su cuaderno. Los temblores se extendieron rápidamente por todo su cuerpo, afectando también a otros 19 estudiantes de forma aparentemente inexplicable.
Aunque esta extraña epidemia de temblores al escribir fue aparentemente anecdótica, un episodio similar de histeria colectiva se repitió doce años después en Basilea, Suiza, cuando en 1904 la escuela de Basilea experimentó otro brote casi idéntico que afectó a 27 estudiantes. Según los investigadores, los estudiantes probablemente estuvieron influenciados por las historias que circulaban sobre el primer brote de 1892.
Se conoce como el caso del psicópata de Halifax (Halifax Slasher) a un supuesto atacante que actuó en la ciudad de Halifax, Inglaterra, en noviembre de 1938, tras reportarse una serie de ataques contra varias personas de la localidad, en su mayoría mujeres, en lo que finalmente fue un incidente de histeria masiva que se extendió a otros lugares.
La historia comenzó el 16 de noviembre de 1938, cuando dos mujeres, Mary Gledhill y Gertrude Watts afirmaron haber sido atacadas por un hombre con un mazo que, según su descripción, llevaba "hebillas brillantes" en sus zapatos. Durante los siguientes días, más personas de Halifax, principalmente mujeres, reportaron también más supuestos ataques de un misterioso hombre con un cuchillo o una navaja de afeitar, estableciéndose el apodo para el desconocido atacante de "Halifax Slasher".
La situación se volvió tan grave que se llamó a Scotland Yard para ayudar a la policía de Halifax. Se cerraron muchos de los negocios de la ciudad y se establecieron grupos de vigilantes en las calles, con varias personas, erróneamente acusadas como los atacantes, golpeadas por estas patrullas ciudadanas. Se comenzaron a ofrecer recompensas por la captura del atacante y poco después empezaron a llegar informes de más ataques en ciudades cercanas.
El relato dio un brusco giro en la noche del 29 de noviembre, cuando Percy Waddington, un ciudadano que había informado previamente de un ataque, admitió poco después que en realidad se lo había inventado. No tardaron en aparecer más supuestos testigos afirmando lo mismo y la investigación que realizó Scotland Yard concluyó que no existieron los ataques del supuesto psicópata de Halifax. Posteriormente, cinco personas locales fueron acusadas de delitos públicos y cuatro fueron enviadas a prisión.
Una vez más, este episodio de histeria colectiva estuvo probablemente influenciado por un suceso anterior, ya que en la ciudad de Halifax se habían sufrido ataques similares en 1927. En aquella ocasión se encontró rápidamente al culpable, James Leonard, quien fue condenado a seis meses por acechar y cortar la ropa de seis mujeres en la ciudad.
Probablemente el caso más mediático de histeria o pánico colectivo fue el que se produjo en Estados Unidos en el 30 de octubre de 1938 con la emisión del programa radiofónico "La guerra de los mundos" (The War of the Worlds), basado en la novela homónima de H.G. Wells y narrado en directo por el cineasta Orson Welles.
Como era habitual, el programa de una hora comenzó a las 8 de la tarde en la radio Columbia Broadcasting System (CBS). Ese día se realizó un programa especial por la noche de Halloween, dedicando el episodio a la novela de 1898 "La guerra de los mundos", adaptando la historia a la época.
Orson Welles comenzó con un prólogo y durante los siguientes veinte minutos, hizo la transmisión de una noche típica de programación de radio interrumpida por un serie de boletines de noticias. Cuando comenzaba el apartado de música en directo, se simuló un boletín de noticias en el que se describían una serie de explosiones extrañas observadas en Marte, seguidas de un informe de la caída de un objeto inusual en una granja de Nueva Jersey.
El programa conectó en directo con la granja de Grover's Mill, donde los oficiales de policía y una multitud de curiosos espectadores habían rodeado el extraño objeto cilíndrico que cayó del cielo. Según la narración, del misterioso cilindro surgieron marcianos que con un rayo de calor comenzaron a atacar a la multitud. Un hecho insólito que el reportero en pánico estaba describiendo en directo hasta que la transmisión se corta abruptamente.
A esto le siguieron una serie rápida de actualizaciones de noticias cada vez más alarmantes que detallaban una devastadora invasión alienígena que estaba teniendo lugar en todo el mundo y los inútiles esfuerzos del ejército de los Estados Unidos para detenerla. Durante la segunda mitad del programa, el estilo cambia a un formato de drama de radio más convencional y sigue a un sobreviviente (interpretado por Welles) que se ocupa de las secuelas de la invasión y la actual ocupación marciana de la Tierra. Como en la novela original, la historia termina con el descubrimiento de que los marcianos han sido derrotados por microbios y no por humanos.
La transmisión de "La guerra de los mundos" de Welles se hizo famosa por supuestamente engañar a miles de sus oyentes para que creyeran que realmente se estaba produciendo una invasión marciana, debido al estilo de narración de "noticias de última hora" empleado en la primera mitad del programa. La ilusión de realismo se fomentó porque el programa era un espectáculo sostenido sin interrupciones comerciales, y la primera pausa en el programa se produjo casi 30 minutos después de la presentación.
Aunque tradicionalmente la emisión radiofónica de La guerra de los mundos se ha considerado como uno de los mayores casos de histeria colectiva en la historia, todas las investigaciones apuntan que el pánico fue mucho menor que lo que se hizo creer en su momento, exagerándose por la prensa y los medios de la época.
La audiencia del programa no era tan significativa como para alcanzar una dimensión nacional, y solo una pequeña parte de los oyentes fueron engañados hasta tal punto que entrara en pánico huyendo de sus hogares.
En los días posteriores a la transmisión se produjo una indignación generalizada en el país. El formato del boletín de noticias del programa fue descrito como engañoso por algunos periódicos y figuras públicas, lo que provocó una protesta contra los organismos de radiodifusión y se solicitó formalmente la intervención por parte de la Comisión Federal de Comunicaciones. Un curioso episodio de pánico colectivo que en todo caso sirvió para lanzar a Orson Welles a la fama.
En la antigua República de Tanganica (actual Tanzania), comenzaba el 30 de enero de 1962, en un internado para niñas de Kashasha, la conocida como epidemia de risa de Tanganica.
La risa comenzó entre tres niñas, pero se extendió rápidamente al azar por toda la escuela, afectando a 95 de los 159 alumnos y persistiendo durante horas, días e incluso semanas. El personal docente no se vio afectado, pero informó que los estudiantes no podían concentrarse en sus lecciones, por lo que finalmente la escuela tuvo que cerrar el 18 de marzo de 1962.
Después de que la escuela cerró y los estudiantes fueron enviados a casa, la epidemia se extendió a Nshamba, un pueblo que era el hogar de varias de las niñas. En abril y mayo, 217 personas sufrieron ataques de risa en el pueblo, la mayoría de ellos escolares y adultos jóvenes. La escuela Kashasha fue reabierta el 21 de mayo, solo para ser cerrada nuevamente a fines de junio. En junio, la epidemia de risa se extendió a la escuela secundaria de niñas Ramashenye, cerca de Bukoba, y afectó a otras 48 niñas. Otro brote ocurrió en Kanyangereka y se cerraron dos escuelas de niños cercanas.
En total, la epidemia de risa acabó afectando a miles de niños y 14 escuelas de la zona se vieron obligadas a cerrar. La histeria finalmente se calmó unos dieciocho meses después, casi de forma tan repentina como había comenzado.
El tipo más común de histeria colectiva se suele dar cuando un grupo de personas cree padecer una enfermedad o dolencia similar, denominándose también por ello como "histeria epidémica". Habitualmente, la histeria en masa comienza cuando un individuo cae enfermo o histérico durante un determinado periodo de estrés. Tan pronto como este primer individuo muestra síntomas, otras personas empiezan a manifestar síntomas similares (estrés colectivo). Un fenómeno que también ha sido usado para definir la histeria en masa que produce la visión de milagros religiosos.
Durante un brote, las personas afectadas pueden experimentar una risa incontrolable, desmayos, ataques, mareos, debilidad muscular o cualquier otro síntoma que no parece tener ninguna causa física. A lo largo de la historia se han reportado curiosos casos de histeria colectiva en todo el mundo durante siglos, proporcionando una visión fascinante de la compleja naturaleza de la psicología humana.
En la Edad Media, el fenómeno estaba asociado en muchas ocasiones por una creencia en la brujería, la posesión demoníaca o la locura como la causa. Si bien los casos de histeria masiva siguen siendo aún un gran misterio para la comunidad médica, actualmente se cree que está relacionada con casos extremos de estrés emocional o mental.
Estos son algunos de los casos más famosos y extraños de histeria colectiva en la historia que se han podido documentar:
Monjas maullando en un convento francés
Algunos entornos institucionales como las cárceles, las escuelas o determinadas comunidades cerradas, han sido a menudo los escenarios de brotes de histeria colectiva, y los conventos cristianos europeos no fueron la excepción.
Según se recoge en el libro "Epidemias de la Edad Media" (The epidemics of the Middle Ages) del escritor Justus Friedrich Karl Hecker, publicado en 1844 y citando un texto médico de la época, durante un tiempo no especificado en la Edad Media, una monja en un convento en Francia comenzó a maullar inexplicablemente como un gato. Poco después, otras monjas comenzaron a exhibir el mismo comportamiento, hasta que todo el convento estuvo plagado de monjas maullando todos los días, dejando a la comunidad local asombrada
Para intentar solucionar el problema, al parecer se recurrió a los soldados para tratar de contener la situación. Las monjas fueron azotadas y golpeadas por los soldados hasta que prometieron dejar de maullar. Durante esta época, la creencia en la posesión era algo común, y en Francia, los gatos a menudo se veían como un animal asociado al diablo.
No fue el único curioso caso de histeria colectiva en un convento de la Edad Media. Según relata el libro "Sobre el aislamiento" (Über die Einsamkeit), publicado por el escritor Johann Georg Zimmermann en 1784, en un convento alemán de principios del siglo XV una monja comenzó a morder a sus compañeras, extendiéndose este extraño comportamiento a través de otros conventos en Alemania, en Holanda y llegando hasta Italia.
La epidemia de baile de 1518
Tal como se recoge en algunas crónicas de la época y documentos históricos, a mediados de 1518 en la ciudad de Estrasburgo (Francia), una mujer llamada Frau Troffea comenzó repentinamente a bailar de forma descontrolada en una de las calles de la ciudad. La mujer estuvo bailando sin parar durante varios días, uniéndose más gente a esta extraña epidemia de baile durante los siguientes días. En menos de un mes cerca de 400 personas estaban sufriendo el mismo episodio de histeria colectiva.
En lugar de intentar buscar una solución médica a esta bizarra situación, nobles y autoridades permitieron a la gente que siguieran bailando, incluso les animaron a ello abriendo un mercado e instalando un escenario con músicos, con la idea de que la mejor cura sería que las personas bailaran día y noche hasta agotarse.
Lo que sucedió sin embargo es que muchas de las personas que bailaron sin parar durante días comenzaron a sufrir invalidez en las piernas y ataques epilépticos, muriendo varios de ellos a consecuencia de infartos, derrames o simplemente agotamiento.
La epidemia de baile de 1518 es probablemente el caso más conocido de "coreomanía" o "danzamanía", un curioso ejemplo de histeria masiva conocida popularmente como "enfermedad del baile" o "baile de san Vito", sin embargo no fue el único. Entre los siglos XIII y XVII se dieron más episodios similares en otros países europeos, como el brote que tuvo lugar en Aquisgrán, Alemania, el 24 de junio de 1374.
Durante este suceso, las personas afectadas bailaban histéricamente por las calles durante horas, días y aparentemente incluso durante meses, hasta que colapsaron debido al agotamiento, o morían de ataques al corazón o derrames cerebrales. El número de participantes durante estos episodios podía llegar a ser increíblemente alto, llegando incluso a juntarse cientos de personas.
La enfermedad del baile se repitió en numerosas ocasiones en toda la Europa medieval, con brotes en Italia, Luxemburgo, Francia, Alemania, Holanda y Suiza. Inicialmente se consideró que se trataba de una maldición enviada por un santo, comúnmente considerado como San Juan Bautista o San Vito, de donde se tomaron los nombres alternativos para esta extraña condición.
Los juicios por brujería de Salem
Quizás el caso de histeria colectiva más famoso de la historia fueron los juicios de brujas de Salem, cuando entre febrero de 1692 y mayo de 1693 se realizaron una serie de audiencias y procesamientos de personas acusadas de brujería en esta localidad de Massachusetts, por entonces una colonia inglesa.
Docenas de chicas jóvenes comenzaron a tener ataques incontrolables con gritos y contorsiones, lo que desencadenó una avalancha de acusaciones de brujería en la zona. Como resultado, se hicieron arrestos en numerosos pueblos, además de la propia Salem, en localidades como Beverly, Springfield, Ipswich, Andover o Topsfield.
Más de doscientas personas fueron acusadas de brujería, llevándose a cabo los conocidos Juicios de Brujas de Salem en el que 30 personas fueron declaradas culpables, diecinueve de los cuales fueron ahorcados (catorce mujeres y cinco hombres). Otro hombre, Giles Corey, fue condenado a muerte por negarse a declarar, y al menos cinco personas murieron en la cárcel.
Fue la caza de brujas más mortífera en la historia de América del Norte colonial. No es el único ejemplo de juicios por brujería en las colonias británicas, siendo en realidad parte de un fenómeno mucho más amplio que también tuvo lugar en Europa, con conocidos casos como los juicios por brujería de North Berwick (Escocia) en 1590.
En todo caso, los juicios de brujas de Salem se convirtió en un evento muy influyente en la historia de los Estados Unidos, siendo utilizado en muchas ocasiones para resaltar los peligros del aislacionismo, el extremismo religioso, las falsas acusaciones y las consecuencias de no tener un proceso judicial justo.
Epidemia de temblores al escribir
En 1892 en la localidad polaca de Groß Tinz (por entonces perteneciente a Alemania), en una escuela del lugar, la mano derecha de una niña de 10 años comenzó a temblar de forma incontrolable cuando trataba de escribir en su cuaderno. Los temblores se extendieron rápidamente por todo su cuerpo, afectando también a otros 19 estudiantes de forma aparentemente inexplicable.
Aunque esta extraña epidemia de temblores al escribir fue aparentemente anecdótica, un episodio similar de histeria colectiva se repitió doce años después en Basilea, Suiza, cuando en 1904 la escuela de Basilea experimentó otro brote casi idéntico que afectó a 27 estudiantes. Según los investigadores, los estudiantes probablemente estuvieron influenciados por las historias que circulaban sobre el primer brote de 1892.
El psicópata de Halifax
Se conoce como el caso del psicópata de Halifax (Halifax Slasher) a un supuesto atacante que actuó en la ciudad de Halifax, Inglaterra, en noviembre de 1938, tras reportarse una serie de ataques contra varias personas de la localidad, en su mayoría mujeres, en lo que finalmente fue un incidente de histeria masiva que se extendió a otros lugares.
La historia comenzó el 16 de noviembre de 1938, cuando dos mujeres, Mary Gledhill y Gertrude Watts afirmaron haber sido atacadas por un hombre con un mazo que, según su descripción, llevaba "hebillas brillantes" en sus zapatos. Durante los siguientes días, más personas de Halifax, principalmente mujeres, reportaron también más supuestos ataques de un misterioso hombre con un cuchillo o una navaja de afeitar, estableciéndose el apodo para el desconocido atacante de "Halifax Slasher".
La situación se volvió tan grave que se llamó a Scotland Yard para ayudar a la policía de Halifax. Se cerraron muchos de los negocios de la ciudad y se establecieron grupos de vigilantes en las calles, con varias personas, erróneamente acusadas como los atacantes, golpeadas por estas patrullas ciudadanas. Se comenzaron a ofrecer recompensas por la captura del atacante y poco después empezaron a llegar informes de más ataques en ciudades cercanas.
El relato dio un brusco giro en la noche del 29 de noviembre, cuando Percy Waddington, un ciudadano que había informado previamente de un ataque, admitió poco después que en realidad se lo había inventado. No tardaron en aparecer más supuestos testigos afirmando lo mismo y la investigación que realizó Scotland Yard concluyó que no existieron los ataques del supuesto psicópata de Halifax. Posteriormente, cinco personas locales fueron acusadas de delitos públicos y cuatro fueron enviadas a prisión.
Una vez más, este episodio de histeria colectiva estuvo probablemente influenciado por un suceso anterior, ya que en la ciudad de Halifax se habían sufrido ataques similares en 1927. En aquella ocasión se encontró rápidamente al culpable, James Leonard, quien fue condenado a seis meses por acechar y cortar la ropa de seis mujeres en la ciudad.
La guerra de los mundos
Probablemente el caso más mediático de histeria o pánico colectivo fue el que se produjo en Estados Unidos en el 30 de octubre de 1938 con la emisión del programa radiofónico "La guerra de los mundos" (The War of the Worlds), basado en la novela homónima de H.G. Wells y narrado en directo por el cineasta Orson Welles.
Como era habitual, el programa de una hora comenzó a las 8 de la tarde en la radio Columbia Broadcasting System (CBS). Ese día se realizó un programa especial por la noche de Halloween, dedicando el episodio a la novela de 1898 "La guerra de los mundos", adaptando la historia a la época.
Orson Welles comenzó con un prólogo y durante los siguientes veinte minutos, hizo la transmisión de una noche típica de programación de radio interrumpida por un serie de boletines de noticias. Cuando comenzaba el apartado de música en directo, se simuló un boletín de noticias en el que se describían una serie de explosiones extrañas observadas en Marte, seguidas de un informe de la caída de un objeto inusual en una granja de Nueva Jersey.
El programa conectó en directo con la granja de Grover's Mill, donde los oficiales de policía y una multitud de curiosos espectadores habían rodeado el extraño objeto cilíndrico que cayó del cielo. Según la narración, del misterioso cilindro surgieron marcianos que con un rayo de calor comenzaron a atacar a la multitud. Un hecho insólito que el reportero en pánico estaba describiendo en directo hasta que la transmisión se corta abruptamente.
A esto le siguieron una serie rápida de actualizaciones de noticias cada vez más alarmantes que detallaban una devastadora invasión alienígena que estaba teniendo lugar en todo el mundo y los inútiles esfuerzos del ejército de los Estados Unidos para detenerla. Durante la segunda mitad del programa, el estilo cambia a un formato de drama de radio más convencional y sigue a un sobreviviente (interpretado por Welles) que se ocupa de las secuelas de la invasión y la actual ocupación marciana de la Tierra. Como en la novela original, la historia termina con el descubrimiento de que los marcianos han sido derrotados por microbios y no por humanos.
La transmisión de "La guerra de los mundos" de Welles se hizo famosa por supuestamente engañar a miles de sus oyentes para que creyeran que realmente se estaba produciendo una invasión marciana, debido al estilo de narración de "noticias de última hora" empleado en la primera mitad del programa. La ilusión de realismo se fomentó porque el programa era un espectáculo sostenido sin interrupciones comerciales, y la primera pausa en el programa se produjo casi 30 minutos después de la presentación.
Aunque tradicionalmente la emisión radiofónica de La guerra de los mundos se ha considerado como uno de los mayores casos de histeria colectiva en la historia, todas las investigaciones apuntan que el pánico fue mucho menor que lo que se hizo creer en su momento, exagerándose por la prensa y los medios de la época.
La audiencia del programa no era tan significativa como para alcanzar una dimensión nacional, y solo una pequeña parte de los oyentes fueron engañados hasta tal punto que entrara en pánico huyendo de sus hogares.
En los días posteriores a la transmisión se produjo una indignación generalizada en el país. El formato del boletín de noticias del programa fue descrito como engañoso por algunos periódicos y figuras públicas, lo que provocó una protesta contra los organismos de radiodifusión y se solicitó formalmente la intervención por parte de la Comisión Federal de Comunicaciones. Un curioso episodio de pánico colectivo que en todo caso sirvió para lanzar a Orson Welles a la fama.
La epidemia de risa en Tanganica
En la antigua República de Tanganica (actual Tanzania), comenzaba el 30 de enero de 1962, en un internado para niñas de Kashasha, la conocida como epidemia de risa de Tanganica.
La risa comenzó entre tres niñas, pero se extendió rápidamente al azar por toda la escuela, afectando a 95 de los 159 alumnos y persistiendo durante horas, días e incluso semanas. El personal docente no se vio afectado, pero informó que los estudiantes no podían concentrarse en sus lecciones, por lo que finalmente la escuela tuvo que cerrar el 18 de marzo de 1962.
Después de que la escuela cerró y los estudiantes fueron enviados a casa, la epidemia se extendió a Nshamba, un pueblo que era el hogar de varias de las niñas. En abril y mayo, 217 personas sufrieron ataques de risa en el pueblo, la mayoría de ellos escolares y adultos jóvenes. La escuela Kashasha fue reabierta el 21 de mayo, solo para ser cerrada nuevamente a fines de junio. En junio, la epidemia de risa se extendió a la escuela secundaria de niñas Ramashenye, cerca de Bukoba, y afectó a otras 48 niñas. Otro brote ocurrió en Kanyangereka y se cerraron dos escuelas de niños cercanas.
En total, la epidemia de risa acabó afectando a miles de niños y 14 escuelas de la zona se vieron obligadas a cerrar. La histeria finalmente se calmó unos dieciocho meses después, casi de forma tan repentina como había comenzado.
miau
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