Las figuras de Acámbaro son una enigmática colección de más de 30.000 artefactos de cerámica hallados en 1944 en el municipio de Acámbaro, México. Estos objetos presentan todo tipo de formas variadas, como figuras humanas, animales comunes y criaturas que parecen dinosaurios o seres prehistóricos.
Muchos científicos y arqueólogos se muestran escépticos sobre el descubrimiento y las consideran falsas debido a que no concuerdan con el registro arqueológico de la región ni consideran posible que se diera la coexistencia entre humanos y dinosaurios, ya que estos animales se extinguieron millones de años antes de la aparición de los primeros humanos. Sin embargo, algunas de la pruebas de datación realizadas a las figuras de Acámbaro han mostrado resultados inconsistentes, lo que ha creado más dudas sobre su autenticidad.
En cualquier caso, las misteriosas figuras de Acámbaro son un tema muy popular en diversos círculos de arqueología alternativa y se utilizan habitualmente para respaldar las teorías alternativas sobre la posible existencia de antiguas civilizaciones avanzadas aún desconocidas.
El descubrimiento de las figuras
El 3 de julio de 1944, Waldemar Julsrud, un comerciante alemán afincado en México, descubrió las primeras figuras mientras cabalgaba cerca de las faldas del cerro El Toro, en Acámbaro. Julsrud había desarrollado un gran interés en la arqueología y, tras hallar estos misteriosos objetos, contrató a varios trabajadores locales para que le ayudaran en la excavación. En poco tiempo los trabajadores desenterraron miles de figuras de cerámica que Julsrud atribuyó a una civilización avanzada y desconocida.
Las figuras de Acámbaro varían en tamaño, forma y estilo, y se estima que más de 2.600 de ellas representan criaturas parecidas a dinosaurios, lo cual resulta altamente sorprendente dada la extinción de estos animales millones de años antes de la aparición del ser humano. Por otra parte, muchas figuras incluyen también otras formas inusuales, incluyendo figuras humanoides o criaturas extrañas y grotescas que evocan tanto a la fauna prehistórica como a seres mitológicos.
Incluso hay figuras que representan escenas de interacción entre humanos y estos supuestos dinosaurios, motivo principal que llevó a los defensores de su autenticidad a sugerir que estos humanos podrían haber convivido en tiempo con los dinosaurios o bien ser herederos del conocimiento sobre estas criaturas. Este elemento es sin duda el mayor punto de controversia sobre las figuras de Acámbaro, ya que desafían completamente las cronologías de la evolución y la historia humana generalmente aceptadas.
Análisis y pruebas de datación de las figuras
Las diversas dataciones realizadas en estas figuras han arrojado resultados dispares y poco concluyentes debido a varias razones, entre ellas la calidad de las muestras, el método de datación empleado y la posible contaminación.
Datación por Termoluminiscencia (TL)
La termoluminiscencia es un método que mide la última vez que un objeto de cerámica fue calentado a una temperatura elevada. Se utiliza comúnmente para datar cerámica, ya que esta técnica permite estimar cuándo fue cocida la arcilla.
A finales de la década de 1960, Charles Hapgood, un investigador interesado en teorías alternativas, envió muestras de las figuras de Acámbaro para las pruebas de termoluminiscencia. El laboratorio que realizó el análisis reportó fechas que iban desde 2.500 hasta 4.500 años de antigüedad.
Varios expertos cuestionaron estos resultados debido a la falta de controles rigurosos en las pruebas, indicando que las piezas pudieron estar contaminadas o incluso ser manipuladas. Además, los métodos de termoluminiscencia no estaban tan avanzados en esa época, lo que podría haber afectado la precisión de las fechas obtenidas. La falta de transparencia sobre la técnica exacta y el manejo de las muestras también contribuyó a que los resultados fueran muy controvertidos y poco aceptados.
Análisis de Carbono-14 (C-14)
El Carbono-14 es un método de datación radiométrica que mide la desintegración de isótopos en restos orgánicos. Este método es más adecuado para materiales orgánicos y no se aplica directamente a la cerámica, pero sí a materiales adheridos o contenidos en las figuras, como restos de pigmento o impurezas orgánicas.
En determinados casos, los investigadores analizaron restos orgánicos en los pigmentos o en materiales que acompañaban a las figuras. Las pruebas de Carbono-14 sugirieron que algunos de estos restos orgánicos eran bastante recientes, datando solo de unos cientos de años o incluso de tiempos modernos.
Aunque estas pruebas sugieren que al menos algunos materiales asociados a las figuras son modernos, los defensores de la autenticidad de las figuras argumentan que los resultados no son concluyentes para la datación de las figuras en sí. Muchos arqueólogos consideran por tanto que los resultados apoyan la teoría de que las figuras podrían haber sido fabricadas en tiempos recientes y enterradas posteriormente.
Estudios estilísticos y contextuales
Más allá de los métodos de datación científica, los expertos han analizado las figuras en términos de estilo, técnica de fabricación y contexto cultural. Se han comparado con el arte mesoamericano de culturas locales como los tarascos (Imperio purépecha), pero las figuras muestran características muy distintas y a menudo parecen representar animales extintos o seres fantásticos que no se ven en otras manifestaciones culturales precolombinas.
Los estudios estilísticos concluyen así que las figuras son una mezcla de diferentes estilos y temas, algunos de los cuales parecen inspirados en las típicas representaciones de los dinosaurios popularizadas a mediados del siglo XX a través de medios como el cine y la televisión.Los investigadores que creen en la autenticidad de las figuras sugieren que los estilos inusuales podrían ser evidencia de un conocimiento ancestral desconocido o de una cultura perdida. Sin embargo, la mayoría de los expertos considera que estas incongruencias estilísticas refuerzan la teoría de que las figuras son falsificaciones modernas.
Hipótesis y teorías sobre las figuras de Acámbaro
Tras su descubrimiento, la autenticidad de las figuras de Acámbaro ha sido cuestionada por la comunidad arqueológica desde el primer momento. Las pruebas de datación realizadas hasta la fecha han arrojado resultados contradictorios y muchas figuras presentan además un estilo rudimentario, en contraste con las técnicas más avanzadas de las culturas prehispánicas.
Algunas pruebas de datación realizadas en las figuras han mostrado una antigüedad considerable, mientras que otras sugieren fechas mucho más recientes. La prueba realizada en 1969 por el Instituto Politécnico Nacional de México indicó que las figuras podrían tener una antigüedad de hasta 4.500 años, pero otros análisis posteriores contradicen estos hallazgos. Además, debido a la exposición prolongada al aire y a otros factores ambientales, algunos expertos consideran que estos resultados son poco fiables.
Teoría de la autenticidad y la Civilización perdida
Los defensores de la autenticidad de las figuras de Acámbaro sostienen que podrían pertenecer a una civilización antigua desconocida que poseía conocimientos avanzados y que, de algún modo, convivió con los dinosaurios o al menos recibió información heredada de civilizaciones que sí lo hicieron. Esta teoría ha sido promovida por investigadores de arqueología alternativa, como Charles Hapgood, quien visitó el sitio en los años 60 y aseguró que las figuras no eran falsificaciones modernas.
Hipótesis de la falsificación local
Muchos arqueólogos consideran sin embargo que las figuras fueron creadas por habitantes locales, motivados por la posibilidad de ganar dinero a través de Julsrud y otros visitantes interesados. Esta teoría sostiene que los artistas locales simplemente replicaron figuras en base a su creatividad, conocimientos y, posiblemente, inspirándose en el concepto de los dinosaurios que se ha transmitido en la cultura popular. Al no encontrarse estas figuras en otros sitios arqueológicos, ni siquiera en las culturas vecinas, para la mayoría de arqueólogos es una clara evidencia de que las figuras son falsas.
Las figuras de Acámbaro como Ooparts
Las figuras de Acámbaro están directamente relacionadas con el concepto de Out of Place Artifacts (OOPARTs), o "artefactos fuera de lugar". Este término se usa para describir objetos que, según la historia y la arqueología convencionales, parecen estar fuera de su contexto temporal o cultural. Los Ooparts son en definitiva objetos que, debido a sus características o presunta antigüedad, parecen desafiar la línea cronológica aceptada de la evolución humana y el desarrollo de las civilizaciones.
A lo largo de la historia de la arqueología, numerosos objetos han sido calificados como Ooparts, pero la mayoría de ellos han sido desacreditados con el tiempo y son realmente escasos los que plantean aún dudas razonables para arqueólogos o científicos y pueden considerarse por tanto como auténticos Ooparts. Entre algunos de estos "objetos fuera de lugar" más famosos se encuentran el Mecanismo de Antikythera, la Máquina de Bagdad, el Penique de Maine o el Mapa de Piri Reis.
A falta de alguna datación exacta y fiable o más pruebas concluyentes, las figuras de Acámbaro son consideradas oficialmente por la arqueología como falsificaciones modernas y no suelen ser aceptadas por tanto como verdaderos Ooparts entre los científicos.
La teoría de la influencia extraterrestre
En el ámbito de teorías alternativas, algunos creen que las figuras podrían ser la prueba de un contacto extraterrestre en épocas antiguas, lo que explicaría la presencia de "dinosaurios" en la cultura humana. Según esta teoría, seres de otros planetas o dimensiones habrían compartido conocimientos con una civilización avanzada en la Tierra, lo cual podría justificar la presencia de figuras extrañas en la colección de Acámbaro.
Lo que dice la ciencia sobre las figuras de Acámbaro
La mayoría de los científicos y arqueólogos consideran que las figuras de Acámbaro no son auténticas y no ofrecen ninguna evidencia real sobre la coexistencia entre humanos y dinosaurios. Las razones principales son la falta de contextos arqueológicos claros, la ausencia de piezas similares en otras zonas de Mesoamérica y la falta de pruebas concluyentes en las dataciones.
En un estudio realizado en 2001, el arqueólogo Charles Di Peso concluyó que las figuras eran falsas, basándose en el hecho de que fueron halladas sin estratos de sedimentación y mostraban un estilo inconsistente con las culturas prehispánicas.A raíz de este último estudio, la comunidad científica ha mostrado un escaso interés en realizar estudios adicionales en las figuras, debido a la falta de evidencia convincente que sugiera que se trate de piezas auténticas y a la considerable posibilidad de que sean falsificaciones. En consecuencia, no se han realizado nuevas pruebas con métodos de datación modernos como el análisis de uranio-torio, el cual puede aportar una datación más exacta y quizás resolver definitivamente el misterio de las figuras de Acámbaro.
La Asociación Internacional de Investigadores del Fenómeno Paranormal y la revista Ancient American han mostrado por otro lado su apoyo a las investigaciones alternativas, pero la comunidad arqueológica en general sigue escéptica, señalando que, aunque las figuras son intrigantes, la falta de evidencias sólidas implican que, al menos por el momento, no puedan considerarse auténticas reliquias antiguas.
Actualmente, la mayor parte de las figuras de Acámbaro se pueden ver en la exhibición del Museo Waldemar Julsrud en Acámbaro, Guanajuato. Este museo fue creado expresamente para albergar las piezas y puede visitarse, ofreciendo una vista de cerca a esta colección tan particular. Algunas piezas se encuentran también en otros museos o en colecciones privadas, aunque no todas ellas son accesibles al público.
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