La ciencia aún no sabe con exactitud cuándo y cómo comenzó la vida en la Tierra, aunque la mayoría de teorías apuntan a que probablemente se originó en los océanos hace aproximadamente 4.000 millones de años.
Lenta pero constante, la evolución durante cientos de millones de años en la vida marina llevó a que durante la denominada "explosión cámbrica", aparecieran los primeros peces en el planeta hace 530 millones de años, siendo además los primeros animales vertebrados que se conocen.
Uno de los grandes problemas a los que se enfrenta la Paleoictiología, la ciencia que estudia los peces prehistóricos, es la falta de restos fósiles de estos animales ya extintos o las malas condiciones en las que se encuentran estos restos cuando son hallados, haciendo muy difícil el estudio de los peces fósiles.
A pesar de ello, con el tiempo se han podido descubrir y estudiar cientos de especies de animales marinos que poblaron los océanos de la Tierra durante millones de años. Algunos de ellos, gigantescos peces prehistóricos tan fascinantes como temibles. Incluso se ha llegado a descubrir auténticos fósiles vivientes como el celacanto (Coelacanthimorpha) un pez que ya existía en el período Devónico (hace 400 millones de años) y que se creía extinto hasta que se halló un ejemplar vivo de este animal en 1938.
Hacemos un repaso por algunos de los peces prehistóricos más grandes e impresionantes que han dominado los mares y ríos de nuestro planeta en el pasado.
Dunkleosteus
El Dunkleosteus fue un pez prehistórico que apareció en los mares del planeta a finales del Período Devónico, hace aproximadamente 350 millones de años.
Su peculiar aspecto era realmente temible, con una cabeza acorazada por una armadura plateada, provista además de una temible mandíbula, lo que convirtió a este enorme pez prehistórico en el primer superdepredador de los antiguos mares.
Por los restos fósiles hallados de este animal extinto, se estima que el Dunkleosteus terrelli podía llegar a superar los 8 metros de largo (llegando incluso hasta los 10 metros de longitud los ejemplares más grandes) y un peso superior a las cuatro toneladas.
A pesar de no contar con auténticos dientes en su mandíbula, era un gran depredador de la época, ya que disponía de dos largas cuchillas huesudas en la boca para romper y aplastar a cualquier criatura que se topara con él.
Su mordedura era muy fuerte, estimándose en el doble de fuerza que el gran tiburón blanco y probablemente solo superada por grandes depredadores como el Tyrannosaurus Rex o algunos de los mayores cocodrilos que han existido.
El Dunkleosteus estuvo sin duda en la cima de la cadena alimenticia como el mayor depredador de su tiempo, pero su reinado en los mares duró relativamente poco, en torno a 50 millones de años. Las causas de su extinción siguen siendo aún desconocidas para la ciencia.
Xiphactinus
Xiphactinus es un género extinto de grandes peces depredadores que vivieron durante en los mares del Cretácico Superior (hace entre 100 y 65 millones de años), principalmente en la actual Norteamérica, aunque también se han hallado algunos fósiles de este pez prehistórico en América del Sur.
Se trataba de un voraz depredador de gran tamaño, con la especie más grande del género, Xiphactinus audax, capaz de alcanzar los 6 metros de longitud y pesar casi una tonelada. Contaba con dos grandes aletas que servían al animal para conseguir una buena maniobrabilidad en el agua y optimizar así su eficacia depredadora. Su poderosa mandíbula estaba repleta de fuertes dientes de diferentes tamaños, algunos de ellos especialmente grandes para atrapar y desgarrar a sus presas.
A pesar de su ferocidad y gran tamaño, el Xiphactinus fue también probablemente cazado por prehistóricos tiburones de la época como el Cretoxyrhina o el Qualicorax, o por enormes monstruos marinos como los mosasaurios.
Leedsichthys
El Leedsichthys, conocido como "pez de Leeds" fue un gigantesco pez prehistórico ya extinto que vivió durante el período Jurásico de la era Mesozoica, hace unos 160 millones de años, siendo considerado habitualmente como el pez más grande que ha existido.
Era un pez con aletas fuertes y movimientos lentos, con una cabeza muy grande, ancha y alargada, y una enorme boca que podía tener hasta 40.000 pequeños dientes en su interior. Estos dientes, finos y alargados, le servían al animal para filtrar el plancton del agua de mar, siendo su principal suministro de alimentos.
Los fósiles encontrados de este animal indicaron inicialmente que podían existir ejemplares adultos que pudieron llegar a alcanzar hasta los 30 metros de longitud, mientras que otros estudios posteriores estimaron un tamaño máximo en torno a los 22 metros de largo.
Los últimos estudios señalan que el tamaño real del Leedsichthys se situaba entre los 15 y 20 metros de longitud de media, si bien es probable que existieran ejemplares que llegasen incluso hasta los 22 metros de largo, con un peso estimado de entre 30 y 35 toneladas.
A pesar de su aspecto de monstruo marino y sus grandes dimensiones, Leedsichthys era un pez "pacífico" que casi exclusivamente se alimentaba de plancton durante toda su vida. Su enorme tamaño podía ser una ventaja en ocasiones, pero su lentitud también lo convertían en una presa fácil para grandes superdepredadores de la época como Liopleurodon o Metriorhynchus.
Megapiraña
La Megapiraña (Megapiranha paranensis) es un género de piraña ya extinto que vivió durante el Mioceno tardío (hace entre 8 y 10 millones de años), cuyo tamaño era más del doble que los ejemplares más grandes de pirañas actuales, superando los 70 centímetros de longitud y los 70 kilos de peso.
Su hábitat era similar al de las pirañas actuales, extendiéndose por ríos y cuencas de agua dulce de toda Sudamérica, principalmente por la zona del Amazonas.
Casi todo lo que se sabe de esta especie es por los restos fósiles de sus dientes. La dentadura de la Megapiraña estaba formada por principalmente por dientes premaxilares distribuidos en la mandíbula en una especie de "zigzag". Eran dientes en forma triangular con bordes aserrados, algo habitual en los peces carnívoros.
Debido precisamente a su dentadura, se cree que la Megapiraña era muy probablemente un pez carnívoro, además de un temible depredador de la época. Este pez de pesadilla destacaba también por su increíble fuerza de mordida, estimándose entre los 1.200 y 4.700 newtons de fuerza.
Se trata de una de las mordidas más fuertes del reino animal en relación a su tamaño, siendo tan potente que las Megapirañas eran capaces de triturar los caparazones de las tortugas que vivían en el mismo ecosistema.
Bonnerichthys
Bonnerichthys es un género de peces fósiles que vivió hace aproximadamente 85 millones de años durante el Período del Cretácico Tardío en los mares de Norteamérica. El aspecto del Bonnerichthys era muy similar al gigantesco Leedsichthys, aunque menor en tamaño.
La especie más grande del género, el Bonnerichthys gladius, podía crecer hasta un máximo de entre 6 y 7 metros de longitud. Al igual que Leedsichthys, la forma de alimentarse del extinto Bonnerichthys era mediante la filtración, siendo su alimento principal el plancton.
Bonnerichthys tuvo acceso a un suministro casi ilimitado de alimentos, mientras gastaba muy poca energía en recolectarlo, por lo que podía destinar más calorías a desarrollar un gran tamaño corporal, sin embargo, apenas contaba con defensas naturales y era probablemente presa de los grandes depredadores marinos de su tiempo.
Helicoprion
Helicoprion es un género extinto de peces cartilaginosos que apareció en el planeta durante el Carbonífero Superior (hace 290 millones de años), habitando en los mares de casi todo el planeta, desde Norteamérica a Europa, Asia o Australia.
Durante mucho tiempo, casi todo lo que se conocía sobre este animal prehistórico era gracias a los restos fósiles hallados de su característica fila de dientes en espiral situados en la mandíbula inferior, aunque posteriormente se han podido descubrir nuevos restos fósiles del animal que han permitido conocer algo más sobre este peculiar pez prehistórico.
El aspecto del Helicoprion era muy similar al de los tiburones, aunque las dos especies no están relacionadas. Con una tamaño que podía llegar a alcanzar los 7 metros de longitud, Helicoprion fue muy probablemente un depredador carnívoro, ya que contaba con los característicos dientes afilados de los depredadores de la época.
Sin duda, la característica más llamativa del Helicoprion es su espiral de dientes con forma de sierra circular que medía casi medio metro, y donde los dientes se iban renovando con el tiempo. Aunque no se sabe con exactitud, se cree que el Helicoprion usaba esta espira de dientes para triturar los duros caparazones de sus presas, alimentándose probablemente de ammonites y otros moluscos o artrópodos prehistóricos.
Titanichthys
Emparentados con las especies de Dunkleosteus y con un aspecto muy similar, Titanichthys es un género de placodermos marinos gigantes que habitaron en los mares del actual Marruecos, América del Norte y probablemente también Europa, durante el Devónico Superior (hace 370 millones de años).
Titanichthys era un enorme pez prehistórico de 8 metros de largo y un aspecto temible, sin embargo, a diferencia del Dunkleosteus, las diversas especies de Titanichys tenían placas bucales pequeñas que carecían de un filo afilado.
Debido a ello, se cree que Titanichthys se alimentaba por filtración, usando su amplia boca para tragar peces pequeños como anchoas, o posiblemente zooplancton parecido al krill, mientras las placas bucales retenían a la presa permitiendo que el agua escapara al cerrar la boca.
Gracias a esta característica, los investigadores creen que el Titanichthys fue probablemente el primer animal vertebrado de gran tamaño que se alimentaba por filtración, de forma similar a animales actuales como las ballenas barbadas o los tiburones peregrinos.
Megalodón
El Carcharodon megalodon o Megalodonte (diente grande) fue un enorme tiburón prehistórico que apareció en el planeta hace aproximadamente 23 millones de años durante la época del Mioceno temprano, y se extinguió hace 3,6 millones de años, al final del Plioceno (aunque se cree que se pudo extinguir más tarde).
Este impresionante animal podía haber llegado a medir hasta 18 metros de longitud y superar las 50 toneladas de peso. Además contaba con una poderosa mandíbula poblada de enormes dientes aserrados, por lo que no solo fue el depredador supremo de los océanos del planeta en su época sino también uno de los mayores superdepredadores de la historia.
Existen ciertas dudas sobre cómo era el aspecto real del Megalodón, debido a que su esqueleto estaba formado principalmente por cartílago y por tanto apenas se han conservado restos fósiles. Algunos investigadores apuntan a que este gigantesco tiburón prehistórico podía tener un aspecto muy similar al actual tiburón peregrino (Cetorhinus maximus) o incluso al tiburón tigre arena (Carcharias taurus).
Junto a su gran tamaño, el Megalodón ha sido popularmente considerado el depredador más temible de la historia gracias a su poderosa mandíbula y a unos poderosos dientes que son de hecho los dientes más grandes del reino animal. El tamaño habitual de los dientes es de 18 centímetros y su gigantesca mandíbula podía superar abierta los tres metros.
La fuerza de mordida del Megalodón era igual de temible, una de las más poderosas de la historia, estimándose entre 108.000 y 182.000 newton de fuerza. Esta tremenda fuerza de mordida es 10 veces mayor que la del gran tiburón blanco y cerca de cinco veces más poderosa que la del Tyrannosaurus rex.
Los ejemplares de Megalodón adultos se movían principalmente en aguas profundas, pero en realidad habitaban todo tipo de ambientes marinos durante otras etapas de su vida, incluyendo las zonas costeras. Un superdepredador que vivió en un entorno altamente competitivo, y que a pesar de su tamaño y fuerza tuvo que enfrentarse por las presas a otros grandes depredadores de la época, como otros tiburones, orcas o ballenas y especialmente a cachalotes prehistóricos como el Livyatan melvillei y el Brygmophyseter, los grandes rivales del Megalodón en los mares de la época.
El Megalodón acabó finalmente extinguiéndose hace entre 4 y 3,6 millones de años, por lo que nunca llegó a convivir con el ser humano. Su desaparición afectó también curiosamente a otros animales marinos como algunas especies de ballenas, que comenzaron a desarrollar un mayor tamaño a partir de la extinción de este superdepredador.
Muy buen artículo :)
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