Los orígenes del conflicto en Cachemira entre India y Pakistán

El conflicto por la región de Cachemira entre India y Pakistán es uno de los enfrentamientos territoriales más prolongados y complejos de la actualidad. Sus orígenes se remontan a la descolonización del subcontinente indio y a la tensa partición promovida por el Imperio Británico en 1947, cuando el dominio británico sobre la India llegó a su fin. 

El conflicto entre India y Pakistán por Cachemira
Esta partición dio lugar al nacimiento de dos nuevos Estados: la India, concebida como un país de mayoría hindú, y Pakistán, fundado como una nación musulmana. Fue en este contexto caótico, de migraciones masivas, violencia religiosa y redefinición de fronteras, donde comenzó a gestarse el conflicto de Cachemira.

Para entender los orígenes del conflicto en Cachemira, es necesario retroceder a la época en la que el Imperio Británico gobernaba el subcontinente indio. En ese periodo existían dos tipos de territorios: las provincias directamente administradas por los británicos y los Estados principescos, gobernados por monarcas locales bajo la supervisión del Raj

Jammu y Cachemira era uno de estos Estados principescos, creado en 1846 tras el Tratado de Amritsar, cuando los británicos vendieron la región al maharajá Gulab Singh, un gobernante hindú que había apoyado al Imperio en la Primera Guerra Anglo-Sij. Desde entonces, la región fue gobernada por una dinastía hindú, a pesar de tener una población mayoritariamente musulmana, lo que generó tensiones sociales y religiosas desde sus inicios.

Cuando el Imperio Británico decidió retirarse de la región, el destino de los Estados principescos quedó en sus propias manos. Se esperaba que los más de 500 principados que existían bajo la autoridad británica, eligieran entre unirse a India o a Pakistán, guiándose por su ubicación geográfica y la religión de su población. Sin embargo, el maharajá de Jammu y Cachemira, Hari Singh, buscó mantener la región independiente, temiendo que la unión con cualquiera de los dos Estados provocara disturbios en su ya dividida población.

Mapa de la India durante el Raj Británico
La situación dio un giro dramático en octubre de 1947, cuando tribus pastunes procedentes de Pakistán, con el apoyo tácito del gobierno pakistaní, invadieron Cachemira. Esta invasión se justificó bajo la premisa de liberar a los musulmanes de Cachemira del dominio hindú del maharajá, pero también obedecía a intereses territoriales del nuevo Estado pakistaní

Hari Singh, desbordado y sin fuerzas suficientes para resistir, solicitó ayuda militar a la India. El gobierno indio accedió, pero exigió como condición que Cachemira firmara su adhesión a la Unión India. Así, el 26 de octubre de 1947, el maharajá firmó el Instrumento de Adhesión, permitiendo la intervención del ejército indio y desencadenando la primera guerra indo-pakistaní.

El conflicto armado se prolongó hasta 1948, cuando la ONU intervino para mediar un alto el fuego. Se trazó una Línea de Control que dividió la región: un tercio del territorio quedó bajo control pakistaní (Azad Cachemira y Gilgit-Baltistán) y los dos tercios restantes pasaron a manos de India (el estado de Jammu y Cachemira). Aunque India sostiene que la adhesión fue legal y definitiva, Pakistán nunca reconoció este hecho, aludiendo al derecho de autodeterminación de la población cachemir. La ONU por su parte recomendó la celebración de un referéndum para decidir el destino del territorio, pero este nunca se llevó a cabo debido a desacuerdos entre las partes y condiciones impuestas por India.

Debido a esta continua tensión militar y social, Cachemira ha sido el escenario de varios conflictos armados entre India y Pakistán a lo largo del tiempo:

  • La primera guerra indo-pakistaní (1947-1948) concluyó con la mediación de la ONU y el establecimiento de la Línea de Control, pero dejó sin resolver el estatus definitivo de la región.
  • La segunda guerra indo-pakistaní (1965) se produjo cuando Pakistán lanzó la Operación Gibraltar, intentando infiltrar combatientes en Cachemira para provocar un levantamiento contra la administración india. El conflicto se intensificó hasta una guerra a gran escala que concluyó con el Acuerdo de Tashkent, mediado por la Unión Soviética, aunque sin resolver el conflicto de fondo.
  • La tercera guerra indo-pakistaní (1971), aunque centrada principalmente en la independencia de Bangladés, también afectó las relaciones sobre Cachemira. El resultado fue la firma del Acuerdo de Simla en 1972, que convirtió la Línea de Control en una frontera de facto y estableció el principio de resolver el conflicto bilateralmente.
  • La guerra de Kargil (1999) fue un conflicto localizado pero de alto riesgo, ya que ocurrió después de que ambos países se convirtieran en potencias nucleares. Tropas pakistaníes e insurgentes se infiltraron en posiciones estratégicas en el sector de Kargil, pero fueron repelidos por el ejército indio tras duros combates.

Frontera entre India y Pakistán
Junto a estos conflictos armados, Cachemira también ha sido el escenario de una gran violencia interna, especialmente en el lado administrado por India. A finales de los años 80 estalló una insurgencia armada separatista en el valle de Cachemira, alimentada por la frustración local, el desempleo, la percepción de fraude electoral y la influencia de grupos militantes apoyados desde Pakistán. Desde entonces, la región ha estado fuertemente militarizada, con la presencia constante de fuerzas de seguridad y la aplicación de leyes de excepción como la Ley de Poderes Especiales de las Fuerzas Armadas (AFSPA).

Esta insurgencia ha dado lugar a enfrentamientos frecuentes, atentados, protestas masivas y severas respuestas por parte del Estado indio, lo que ha generado denuncias constantes de violaciones de derechos humanos. Diversas organizaciones internacionales y locales han documentado ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y uso excesivo de la fuerza.

A lo largo de los años se han intentado distintos procesos de diálogo y paz, promovidos tanto por actores regionales como por la comunidad internacional, pero ninguno ha logrado resolver de forma definitiva el estatus del territorio. En 2019, el gobierno de India tomó una decisión que volvió a encender las tensiones: revocó el artículo 370 de su Constitución, que otorgaba una autonomía especial al estado de Jammu y Cachemira. Esta medida implicó la disolución del estado como tal, su división en dos territorios administrados directamente por el gobierno central y la apertura del territorio a ciudadanos del resto de la India. Pakistán consideró esta acción una violación del derecho internacional y endureció aún más su postura.

El conflicto de Cachemira, por tanto, no es sólo una disputa territorial. Está impregnado de cuestiones de identidad nacional, de diferencias religiosas, de reclamos históricos y de rivalidades geoestratégicas. La región, además de su valor simbólico, tiene gran importancia por su posición geográfica al estar situado en enclave estratégico que une India, Pakistán y China, así como debido al acceso a importantes fuentes de agua que alimentan ríos del subcontinente como el Indo.

Aksai Chin, la zona de disputa entre India y China
Por otra parte, además de India y Pakistán, China también desempeña un papel clave en este conflicto territorial. En 1962, tras una breve pero intensa guerra con la India, China tomó el control del Aksai Chin, una parte oriental de la región de Cachemira que India sigue reclamando como propia. A ello se le sumó que en 1963, Pakistán cedió a China el valle de Shaksgam, un área ubicada al norte de Cachemira, en un acuerdo bilateral que India considera ilegal. 

Estas disputas han convertido a China en un tercer actor en el conflicto, lo que añade una dimensión geopolítica aún más compleja. Aunque Pekín suele mantener una posición más discreta, sus intereses estratégicos en la región, en especial en el marco del Corredor Económico China-Pakistán (CPEC), el cual atraviesa los territorios en disputa, hacen inevitable su implicación en el conflicto y dificulta aún más la posibilidad de encontrar un equilibrio en la región que satisfaga a todas las partes.

Más de siete décadas después de la independencia, Cachemira sigue siendo una herida abierta en el corazón de Asia Meridional. En la actualidad, la región continúa sometida a una alta militarización, vigilancia constante y episodios de violencia esporádica. Además del conflicto con India, Pakistán enfrenta también tensiones crecientes en su frontera occidental con Afganistán, donde grupos militantes han incrementado su actividad desde el regreso de los talibanes al poder en 2021, complicando aún más la seguridad regional. 

La presencia de armas nucleares en manos de India y Pakistán añade un nivel crítico de riesgo a cualquier escalada bélica. Un enfrentamiento mal calculado podría tener efectos devastadores no sólo para ambos países, sino para toda la región. Mientras no se logre una solución que contemple las aspiraciones de los cachemires y las preocupaciones legítimas de todas las partes involucradas, el conflicto de Cachemira seguirá siendo una amenaza persistente para la paz en el sur de Asia que podría desencadenar consecuencias imprevistas en todo el planeta.

Mapa región de Cachemira con las zonas que controla cada país

La leyenda de los Salones de Amenti en la mitología egipcia

Los Salones de Amenti, también conocidos como las Salas de Amenti ("Halls of Amenti" en inglés), son un concepto místico que aparece en textos esotéricos, particularmente en las Tablas Esmeralda atribuidas a Thoth el Atlante. En este contexto, Amenti se describe como un reino subterráneo ubicado en las profundidades de la Tierra, específicamente bajo la Atlántida sumergida. Se considera un lugar de sabiduría y transformación espiritual, donde residen los Hijos de la Luz, seres inmortales que guían a la humanidad hacia la iluminación.

Los míticos Salones de Amenti
En la mitología egipcia, Amenti es además otra denominación de la Duat, el inframundo donde los espíritus de los difuntos enfrentan pruebas y juicios para alcanzar la vida eterna. Este lugar está asociado con el juicio de Osiris y el viaje del alma a través de diversas etapas descritas en textos como el Libro de los Muertos y el Libro de las Puertas.

Por otra parte, en interpretaciones modernas y canalizaciones esotéricas, los Salones de Amenti se presentan como espacios interdimensionales o registros akáshicos que contienen la sabiduría del universo. Se cree que a través de prácticas meditativas y espirituales, es posible acceder a estos salones para obtener conocimiento y crecimiento personal.

El mito de los Salones de Amenti en el Antiguo Egipto

Las Tablas Esmeralda, donde se recoge por primera vez la leyenda de los Salones de Amenti, son atribuidas a un sabio conocido como Thoth el Atlante, y mezclan elementos de la tradición egipcia con conocimientos herméticos, alquímicos y cósmicos. Thoth es identificado tanto con el dios egipcio de la sabiduría, la escritura y la magia, como con un antiguo maestro procedente de la mítica civilización de la Atlántida. Según la leyenda, antes de que la Atlántida desapareciera bajo las aguas, Thoth habría construido un santuario oculto en las profundidades de la Tierra: los Salones de Amenti.

Este lugar se describe como un reino subterráneo, fuera del tiempo y el espacio común, donde habitan los llamados Hijos de la Luz, seres inmortales que custodian el conocimiento universal. Allí, Thoth habría aprendido los secretos de la creación, la reencarnación y el equilibrio cósmico. Amenti no es solo un sitio físico; es también un estado del ser, un espacio interdimensional que permite al alma evolucionar más allá del ciclo de la vida y la muerte.

Representación del inframundo egipcio (el Duat), con dioses como Anubis, Osiris y la ceremonia del juicio del alma
En la mitología egipcia tradicional, Amenti o Amentet hace referencia a una región del inframundo, más específicamente al lugar donde se ocultaba el sol, lo cual estaba asociado con el reino de los muertos. Este lugar forma parte de lo que los egipcios llamaban la Duat (también conocido como Jert-Neter o Necher-Jertet), el mundo subterráneo donde las almas emprendían un viaje peligroso después de la muerte. 

Una vez allí, el difunto debía atravesar una serie de etapas o puertas custodiadas por deidades y seres monstruosos. En una de esas etapas, su corazón sería pesado en la balanza de Maat, la diosa de la verdad, y juzgado por Osiris, señor del más allá. Si su corazón era más ligero que la pluma de la verdad, alcanzaría la vida eterna. Si no, sería devorado por Ammit, una criatura mitad cocodrilo, mitad león.

Aunque Amenti en la tradición egipcia clásica no aparece exactamente reflejado como posteriormente en los textos esotéricos modernos, sí comparte el simbolismo del viaje del alma hacia la iluminación y la eternidad. Algunos estudiosos e investigadores del ocultismo sostienen que las descripciones esotéricas de Amenti podrían estar inspiradas en interpretaciones simbólicas del Libro de los Muertos o del Libro de las Puertas, textos antiguos egipcios que guían al alma en su tránsito por el más allá.

En las corrientes modernas de espiritualidad y canalización, Amenti ha sido reinterpretado como un archivo o biblioteca cósmica, muy similar a los Registros Akáshicos. Desde este enfoque, se considera que los Salones de Amenti contienen todo el conocimiento del alma humana y del universo, y que es posible acceder a ellos a través de prácticas de meditación profunda, viajes astrales o iniciaciones espirituales.

Los Salones de Amenti y las pirámides de Giza

La conexión entre los legendarios Salones de Amenti y las pirámides es una de las ideas más intrigantes del esoterismo moderno. Se basa en la creencia de que los Salones de Amenti estarían ocultos bajo las pirámides de Giza, especialmente bajo la Gran Pirámide, y que desde allí se accede a un reino subterráneo de sabiduría ancestral.

Esta teoría no proviene directamente de los textos egipcios antiguos, sino que surge principalmente de corrientes herméticas, ocultistas y canalizaciones modernas, donde se entremezclan la mitología egipcia, la Atlántida y civilizaciones supuestamente más antiguas aún. Uno de los pilares de esta visión son las ya mencionadas Tablas Esmeralda de Thoth, donde se afirma que Thoth construyó los Salones de Amenti en las profundidades de la Tierra, justo debajo de una gran pirámide, antes del hundimiento de la Atlántida.

Los Salones de Amenti bajo las pirámides Giza
Según este relato, Thoth habría guiado a un grupo de sabios atlantes hacia Egipto y, utilizando tecnología y conocimiento muy avanzado, erigieron la Gran Pirámide no solo como un monumento funerario o astronómico, sino como una especie de “puerta energética” o sello para proteger los Salones de Amenti. En este sentido, la pirámide sería una estructura multidimensional, capaz de canalizar energías y proteger los secretos del alma y del universo.

Esta teoría ha sido retomada por autores como H.P. Blavatsky, Edgar Cayce, Paul Brunton y otros estudiosos del ocultismo o la espiritualidad alternativa. Edgar Cayce, por ejemplo, conocido como “el profeta durmiente”, afirmó en varias de sus canalizaciones que bajo la Esfinge y la Gran Pirámide se encontraba una “Sala de los Registros”, construida por los atlantes, donde se conservaba la historia completa de la humanidad y de la Atlántida. Para Cayce, esta sala sería descubierta algún día y transformaría radicalmente nuestro entendimiento del pasado.

La conexión entre los Salones de Amenti y las pirámides también se refuerza con la idea de que los antiguos egipcios no fueron los únicos constructores de las pirámides, sino que simplemente heredaron parte del conocimiento de una civilización anterior, posiblemente atlante o de origen no humano. Según este mito, las pirámides serían portales o nodos energéticos, marcadores de un sistema más grande que conecta puntos clave del planeta con dimensiones superiores o con reinos internos de la Tierra, como Amenti.

Aunque no hay evidencia arqueológica convencional que respalde estas afirmaciones, los relatos persisten, alimentados por descubrimientos como las cámaras ocultas detectadas por radar en la Gran Pirámide, las supuestas anomalías bajo la Esfinge y la falta de certezas absolutas sobre cómo fueron construidos estos monumentos. Todo esto mantiene viva la posibilidad de que, tal como sugiere el mito, algo profundamente antiguo y poderoso duerme bajo las arenas de Giza.

La ruta en autobús más larga del mundo: de Londres a Calcuta

En un mundo donde los vuelos low cost nos llevan de continente en continente en horas, resulta casi imposible imaginar un autobús que atravesaba Europa y Asia durante 50 días para llegar desde Londres hasta Calcuta. Sin embargo, este viaje existió y fue una de las rutas más fascinantes y atrevidas del siglo XX.

La ruta en autobús más larga del mundo - Londres a Calcuta
Esta travesía, que comenzó en 1957, se convirtió en una de las rutas terrestres más largas y fascinantes jamás operadas. Un viaje de 32.000 kilómetros a través de culturas, paisajes y décadas de historia en la que fue la ruta en autobús más larga del mundo.

El origen de esta histórica ruta en autobús se remonta a 1957. La empresa Albert Travel, una agencia de viajes con sede en Londres, fue la pionera en establecer este servicio. El viaje inaugural partió de la estación Victoria Coach en Londres el 15 de abril de 1957 y llegó a Calcuta el 5 de junio del mismo año, tras 50 días de travesía

El coste original del pasaje tenía un precio de 85 libras esterlinas (aunque posteriormente subieron el precio del billete), una cifra razonable para la época si se consideraban los 50 días de transporte, alojamiento y experiencias únicas incluidas. Su valor actual equivalente hoy en día sería varios miles de euros, pero aún así mucho más barato que recorrer por separado todos los países que atravesaba el autobús. 

Los pasajeros vivían una experiencia única que combinaba aventura, exploración y contacto con culturas radicalmente diferentes. Además, a bordo del autobús los pasajeros podían disfrutar de comodidades poco comunes para la época, como asientos reclinables, camas, una pequeña cocina y hasta un guía asistente. Durante los años 60 y 70, esta ruta fue especialmente popular entre los llamados "hippies", jóvenes europeos y estadounidenses en busca de espiritualidad, libertad y nuevas experiencias en el Lejano Oriente, por lo que muchos seguían el llamado "Hippie Trail", una red informal de caminos hacia India y Nepal.

El itinerario del autobús era en todo caso una auténtica odisea que permitía a los pasajeros sumergirse en una diversidad de culturas y paisajes. Partiendo del Reino Unido, el autobús cruzaba Bélgica, Alemania Occidental, Austria, Yugoslavia, Bulgaria, Turquía, Irán, Afganistán y Pakistán, antes de adentrarse en la India. Una vez en territorio indio, el recorrido incluía paradas en ciudades emblemáticas como Nueva Delhi, Agra (hogar del Taj Mahal), Allahabad y Benarés, hasta alcanzar finalmente Calcuta. 

El servicio de autobús entre Londres y la India
La distancia total del trayecto era de 32.669 kilómetros, pero era habitual durante el viaje que se reservara tiempo para visitar los principales destinos turísticos a lo largo del camino, incluyendo Benarés (una de las ciudades sagradas más importantes de la India) y el Taj Mahal a orillas del Ganges, así como paradas para realizar compras en Teherán, Salzburgo, Kabul, Estambul o Viena.

Lejos de ser un simple medio de transporte, a medida que la ruta se hizo más popular el autobús se cambió y mejoró para ofrecer una experiencia confortable y memorable. Equipado con literas individuales, calefacción, una cocina funcional y un salón de observación en la cubierta superior, proporcionaba a los viajeros un ambiente acogedor durante la extensa travesía. Además, contaba con una biblioteca y sistemas de radio y música, facilitando momentos de ocio y socialización entre los pasajeros .

Al tratarse de una ruta tan larga y una auténtica aventura en definitiva, el viaje no estuvo exento de desafíos y situaciones inesperadas. Durante una de las travesías, la pandemia de gripe de 1957-1958 provocó el cierre de la frontera entre Pakistán e Irán. Ante esta circunstancia, el autobús se desvió hacia Karachi con la intención de encontrar un pasaje marítimo. Sin embargo, al llegar al puerto, los pasajeros se enteraron de que la frontera terrestre había reabierto, lo que significó un desvío adicional de aproximadamente 1.900 kilómetros. En otra ocasión, circuló el rumor en la embajada británica en Teherán de que los pasajeros habían sido víctimas de un ataque. Al llegar sanos y salvos, fueron recibidos con un cóctel en su honor, reflejando la preocupación y el alivio de las autoridades .

A pesar de su popularidad y del espíritu aventurero que encarnaba, el servicio de autobús Londres-Calcuta cesó sus operaciones en 1976. El motivo principal fue que las crecientes tensiones políticas en regiones clave del trayecto, como la revolución en Irán y los conflictos en Afganistán y Pakistán, lo que provocaron que la ruta se volviera demasiado peligrosa para los viajeros .

En un intento de revivir la ruta autobús en más larga del mundo, en 2022 la empresa india Adventures Overland retomó el mismo concepto ofreciendo un viaje moderno llamado “Bus to London”, que recorre 18 países en 70 días, partiendo desde Nueva Delhi y terminando en Londres. Aunque en este caso el recorrido se realiza en autobuses de lujo y con precios acordes al siglo XXI.

El autobús de Londres a Calcuta atravesando un difícil camino

Pasajeros de la ruta en autobús más larga del mundo en una parada

Folleto promocional de la ruta en autobús entre Londres y Calcuta