La leyenda del ejército híbrido de hombres y simios de Stalin

Una de las leyendas urbanas más curiosas que circulan por Internet desde hace años, es la que afirma que el dictador soviético Iósif Stalin financió un proyecto para la creación de un ejército de súper guerreros que estaría compuesto por híbridos de hombres y simios. Aunque la historia puede parecer totalmente descabellada a primera vista, como toda buena leyenda urbana que se precie, también tiene un curioso trasfondo de verdad basado en una investigación científica real

Ejército de Hombres-mono
El origen de esta leyenda urbana parece ser que comenzó en 2005, cuando el medio The Scotsman publicó un artículo titulado "Stalin’s half-man, half-ape super-warriors". El artículo original fue eliminado de su web, pero fue compartido rápidamente por otros medios, particularmente en páginas relacionadas con el creacionismo, por lo que podemos saber lo que decía el texto original:

El dictador soviético Josef Stalin ordenó la creación de guerreros al estilo El planeta de los simios cruzando humanos con simios, según documentos secretos descubiertos recientemente.

Los archivos de Moscú muestran que, a mediados de la década de 1920, se le ordenó al principal científico de cría de animales de Rusia, Ilya Ivanov, que cambiara sus habilidades del trabajo con caballos y animales a la búsqueda de un súper guerrero.

Según los periódicos de Moscú, Stalin le dijo al científico: "Quiero un nuevo ser humano invencible, insensible al dolor, resistente e indiferente a la calidad de los alimentos que consume".

En 1926, el Politburó de Moscú pasó la solicitud a la Academia de Ciencias con la orden de construir una "máquina de guerra viviente". La orden llegó en un momento en que la Unión Soviética estaba embarcada en una cruzada para cambiar el mundo, con la ingeniería social vista como un socio de la industrialización: se estaban creando nuevas ciudades, arquitectura y una nueva sociedad igualitaria.

El artículo relataba posteriormente como Stalin financió al científico Iliá Ivanov para averiguar si era posible crear un híbrido entre humanos y simios, el denominado "Humancé" (Humanzee). 

La sorprendente noticia supuestamente se basaba en documentos secretos que habían salido por fin a la luz, por lo que no tardó en extenderse por Internet y convertirse en una popular leyenda urbana. Pero quizás lo más curioso de la historia es que tenía una parte de verdad, ya que basaba en experimentos reales que se llevaron a cabo en la Unión Soviética en los años 20. 

El científico soviético Iliá Ivánovich Ivanov
Aquí es donde entra en juego el científico soviético Iliá Ivánovich Ivanov, un polémico biólogo ruso especializado en el campo de la inseminación artificial y la búsqueda de híbridos entre diferentes especies de animales. 

A principios del siglo XX, el doctor Ivanov había perfeccionado sus técnicas de inseminación artificial y se convirtió en un pionero en la hibridación interespecífica de animales, consiguiendo híbridos de ratones y ratas, antílopes y vacas, híbridos de cebras y burros (cebroide) o híbridos de bisontes y vacas (zubrón), entre otros. 

Tras los éxitos conseguidos, Ivanov presentó en 1910 un polémico estudio en el Congreso Mundial de Zoólogos que se celebró ese año en Graz (Austria), donde planteaba la posibilidad de crear un híbrido de hombre y mono mediante la técnica de inseminación artificial. Sus estudios recibieron numerosas críticas por parte de la comunidad científica, pero unos años después tendría la oportunidad de probar sus teorías. 

Ivanov buscó el apoyo de las autoridades soviéticas para llevar a cabo sus experimentos y en 1925 consiguió el respaldo de Nikolái Gorbunov, quien fuera antaño secretario personal de Lenin y en ese momento era jefe del Departamento de Instituciones Científicas de la Unión Soviética. Se estableció así una partida a través de la Academia de Ciencias de Rusia para financiar los experimentos de hibridación entre humanos y simios

Con la colaboración del Instituto Pasteur para el que trabaja, Ivanov pudo usar la instalación de primates situada en Conakry (Guinea), y allí comenzó a inseminar chimpancés con esperma humano. Para 1926, el científico había conseguido ya fecundar artificialmente a tres chimpancés en la instalación, pero ninguno de ellos tuvo éxito y el experimento fracasó. Según parece, desesperado por llevar a cabo su experimento, Ivanov propuso a varios médicos del hospital local que se inseminara a mujeres africanas con esperma de chimpancé sin su conocimiento. Cuando las autoridades de Guinea se enteraron lo rechazaron de inmediato y el científico tuvo que regresar a Rusia en 1927. 

Una vez de vuelta en la Unión Soviética, el experimento consistiría embarazar a mujeres rusas con esperma de simio. Recabó de nuevo el apoyo de Gorbunov y se planeó realizar el experimento de hibridación en unas instalaciones situadas en Sujumi (Abjasia). 

El objetivo era conseguir cinco hembras humanas voluntarias que serían inseminadas con esperma de orangután en este caso (llegó a conseguir al menos una voluntaria). Sin embargo, el macho donante elegido, llamado "Tarzán", murió antes de que se pudiera realizar ninguna inseminación. Poco después, las autoridades soviéticas se enteraron de lo sucedido en África y la investigación fue finalmente cancelada. 

El chimpacé Oliver - el supuesto híbrido de mono y humano
En una de las reorganizaciones políticas (purgas) que se realizaron en la Unión Soviética en 1930, tanto el propio Ivanov como Gorbunov y otros científicos implicados en estos experimentos, acabaron cesados de sus cargos. Ivanov acabó arrestado y condenado al exilio, donde moriría poco después en 1932.

Los experimentos llevados a cabo por Ivanov fueron pioneros y uno de los intentos más serios de crear un auténtico híbrido entre hombre y mono que se han podido documentar. Posteriormente se han realizado otros experimentos similares, y entre los más conocidos de ellos destacan los realizados en China en los años 60; o el peculiar caso del chimpancé Oliver, considerado mucho tiempo como el eslabón perdido, pero que los científicos determinaron posteriormente que no era un verdadero híbrido de humano y chimpancé.

Si bien la existencia de los experimentos de hibridación que realizó Ivanov es indiscutible, se buscó el sensacionalismo y la tergiversación de los hechos, basándose en unos supuestos documentos secretos, para crear la curiosa leyenda urbana de que Stalin intentaba crear un ejército híbrido de hombres y monos

Además de hacer algo único que nadie había intentado hasta entonces (y olvidándose de toda ética y moral), uno de los objetivos de Ivanov como científico era que sus experimentos de fertilización entre estas dos especies sirvieran para probar la teoría de la evolución de que el hombre desciende del mono. Ivanov no estaba buscando por tanto crear un súper ejército de simios híbridos por orden de Stalin, sino que intentaba demostrar la compatibilidad entre ambas especies y desacreditar de paso la creencia religiosa en el creacionismo. 

Si ahondamos más en la historia, vemos que la fuente original en la que se basó el medio The Scotsman para construir su historia manipulada, es un artículo de 2002 publicado en la revista académica Science in Context por el historiador ruso de la ciencia Kirill Rossiianov: Beyond Species - Ilya Ivanov and His Experiments on Cross-Breeding Humans with Anthropoid Apes

En el estudio de Rossiianov se demuestra claramente que la creación de "súper guerreros híbridos" no tenía nada que ver con el trabajo de Ivanov. Su propuesta de investigación había sido aceptada por la Academia de Ciencias de Rusia gracias a su distinguida reputación, para que pudiera probar las hipótesis planteadas unos años antes en la literatura científica. 

Escena película El planeta de los simios
Una de estas hipótesis fue la del científico alemán Hans Friedenthal, cuyo análisis de células sanguíneas en 1900 entre chimpancés, gorilas, orangutanes y humanos, mostró que eran serológicamente mucho más similares de lo que se esperaba. Como resultado, Friedenthal propuso que las células reproductivas antropoides podrían ser lo suficientemente similares como para resultar en un híbrido entre humanos y otros simios. Ivanov fue el primero que se atrevió a intentarlo, aunque fracasó. 

Por otro lado, en el estudio detallado que realizó Rossiianov sobre los experimentos de Ivanov, tampoco se hace mención a ningún periódico ruso de la época en el que aparezca la supuesta cita de Stalin, ni hay ninguna evidencia de que Stalin hiciera esas declaraciones. 

En cualquier caso, al margen de la curiosa leyenda urbana resultante, el hecho de que los soviéticos financiarían realmente un programa de hibridación humano-chimpancé, es algo poco conocido que deja un interesante debate sobre lo que se puede aprender de esta sórdida historia de mala conducta ética. Ivanov representa a un científico, muy respetado en su campo, cuya dedicación para descubrir si se podía hacer algo lo cegó lo suficiente como para ni siquiera preguntarse si se debería hacer. 



Revolviendo el cajón de la historia

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