En el año 532 se producía en Constantinopla los denominados disturbios de Niká, una rebelión popular contra el emperador Justiniano I que acabó convirtiéndose en la mayor revuelta callejera de la historia.
A lo largo de una semana de violencia y disturbios al grito de "Niká" (victoria en griego), la mitad de la ciudad quedó destruida por los numerosos incendios que se produjeron, resultando una increíble cifra de más de 30.000 muertos cuando acabaron los enfrentamientos.
Los antiguos imperios romano y bizantino tenían asociaciones conocidas como "demos", que apoyaban diferentes facciones o equipos en competiciones deportivas, especialmente en las carreras de carros o cuadrigas, uno de los deportes más populares de la antigua Roma.
Originalmente había cuatro grandes equipos diferenciados por el color del uniforme con el que competían: azules, rojos, verdes y blancos. Durante la época bizantina únicamente había dos facciones con influencia, los azules y los verdes.
Los asuntos en los que tomaban partido estas "demos" o asociaciones transcendían habitualmente el aspecto deportivo. Se implicaban en diversas cuestiones sociales y políticas, funcionando en muchas ocasiones como una mezcla de partidos políticos y bandas callejeras. Mientras la facción de los verdes estaba formada principalmente por comerciantes, los azules eran en su mayoría aristócratas y terratenientes, contando entre sus filas con seguidores como el propio emperador Justiniano I.
Tras unos disturbios ocurridos en el año 531 después de una carrera de carros, fueron detenidos por asesinato varios miembros de los verdes y azules relacionados con las muertes.
La mayoría de los acusados acabaron en la horca, pero el 10 de enero de 532 un miembro de los azules y otro de los verdes consiguieron escaparse, refugiándose en una iglesia cercana mientras eran rodeados por una multitud enfurecida.
Era una época delicada para el Imperio bizantino. Justiniano I se encontraba en plena negociación con los persas para conseguir la paz con el Imperio sasánida en la denominada Guerra de Iberia. Además, la tensión social iba en aumento debido al rechazo del aumento de impuestos, que podía provocar una crisis en la ciudad. El emperador sustituyó la condena a muerte de los dos hombres por penas de prisión y dictó que se celebrarían varias carreras de carros el 13 de enero. Las facciones verdes y azules no quedaron contentos con la resolución y exigieron que fueran perdonados por completo.
El 13 de enero de 532, una población tensa y enfadada llegó al hipódromo para ver las carreras. El hipódromo estaba situado al lado del complejo del palacio y por tanto Justiniano I podía ver desde la seguridad del palacio el evento y presidir desde allí las carreras de carros.
Desde el principio la multitud comenzó a lanzar insultos al emperador. Al final del día, en la carrera 22, los cantos de las dos facciones pasaron de "Verde" o "Azul" a un grito unificado: "Niká" (victoria). De repente todo se desató y comenzó la violencia. La multitud comenzó a asaltar el palacio imperial, sitiándolo durante cinco días. Los incendios que comenzaron con el tumulto destruyeron gran parte de la ciudad, incluyendo la Iglesia de Santa Sofía (posteriormente Justiniano la mandaría reconstruir).
Varios senadores que se oponían a los nuevos impuestos, vieron la oportunidad de derrocar a Justiniano. Los alborotadores, ya armados y probablemente controlados por una parte del senado, exigieron que el emperador despidiera al prefecto Juan de Capadocia, responsable de la recaudación de impuestos, y al cuestor (magistrado) Triboniano, responsable de la reforma de las leyes. También declararon a Hipatio, un sobrino del ex emperador Anastasio I, como el nuevo emperador.
Desesperado, superado por los acontecimientos y temiendo por su propia vida, Justiniano intentó huir. Sin embargo su esposa Teodora le disuadió, insistiendo en que ella se quedaría en la ciudad y recordándole que "aquellos que han llevado una corona, nunca deben sobrevivir a su pérdida".
Finalmente, Justiniano ideó un plan para solventar la situación que involucraba a Narsés, un conocido eunuco, y a los generales Belisarius (Belisario) y Mundus (aunque muchos historiadores sostiene que la idea partió de Teodora). El emperador entregó una bolsa llena de oro a Narsés para que sobornara a una de las facciones. El eunuco, de complexión delgada, se dirigió sólo al hipódromo, sin armas, avanzando entre una turba que ya había matado a cientos de personas. Llegó hasta los líderes de la facción azul para recordarles que el emperador Justiniano les había apoyado frente a los verdes, y que el hombre a quien iban a coronar, Hipatio, era un verde.
Tras repartirse el oro, los azules hablaron entre sí y en medio de la coronación de Hipatio se marcharon del hipódromo. La facción verde se quedó aturdida sin entender lo que estaba sucediendo cuando súbitamente irrumpieron en el hipódromo las tropas imperiales dirigidas por Belisarius y Mundus (formadas en su mayor parte por tropas extranjeras de la Europa occidental), ejecutando a los rebeldes que quedaban.
Según los informes oficiales, en los disturbios de Niká en la Constantinopla del año 532, murieron cerca de 30.000 personas, siendo por ello la revuelta popular más violenta de la historia. Hipatio también fue ejecutado y los senadores que le apoyaron durante los disturbios fueron enviados al exilio. Debido a los incendios, la mitad de la ciudad fue destruida, aunque de las cenizas Justiniano construiría la nueva Constantinopla, reparando también la Iglesia de Santa Sofía que ha llegado hasta nuestros días. Los siguientes años hasta su muerte, el emperador los dedicaría a su gran objetivo, la reunificación del Imperio Romano.
A lo largo de una semana de violencia y disturbios al grito de "Niká" (victoria en griego), la mitad de la ciudad quedó destruida por los numerosos incendios que se produjeron, resultando una increíble cifra de más de 30.000 muertos cuando acabaron los enfrentamientos.
Los antiguos imperios romano y bizantino tenían asociaciones conocidas como "demos", que apoyaban diferentes facciones o equipos en competiciones deportivas, especialmente en las carreras de carros o cuadrigas, uno de los deportes más populares de la antigua Roma.
Originalmente había cuatro grandes equipos diferenciados por el color del uniforme con el que competían: azules, rojos, verdes y blancos. Durante la época bizantina únicamente había dos facciones con influencia, los azules y los verdes.
Los asuntos en los que tomaban partido estas "demos" o asociaciones transcendían habitualmente el aspecto deportivo. Se implicaban en diversas cuestiones sociales y políticas, funcionando en muchas ocasiones como una mezcla de partidos políticos y bandas callejeras. Mientras la facción de los verdes estaba formada principalmente por comerciantes, los azules eran en su mayoría aristócratas y terratenientes, contando entre sus filas con seguidores como el propio emperador Justiniano I.
Tras unos disturbios ocurridos en el año 531 después de una carrera de carros, fueron detenidos por asesinato varios miembros de los verdes y azules relacionados con las muertes.
La mayoría de los acusados acabaron en la horca, pero el 10 de enero de 532 un miembro de los azules y otro de los verdes consiguieron escaparse, refugiándose en una iglesia cercana mientras eran rodeados por una multitud enfurecida.
Era una época delicada para el Imperio bizantino. Justiniano I se encontraba en plena negociación con los persas para conseguir la paz con el Imperio sasánida en la denominada Guerra de Iberia. Además, la tensión social iba en aumento debido al rechazo del aumento de impuestos, que podía provocar una crisis en la ciudad. El emperador sustituyó la condena a muerte de los dos hombres por penas de prisión y dictó que se celebrarían varias carreras de carros el 13 de enero. Las facciones verdes y azules no quedaron contentos con la resolución y exigieron que fueran perdonados por completo.
El 13 de enero de 532, una población tensa y enfadada llegó al hipódromo para ver las carreras. El hipódromo estaba situado al lado del complejo del palacio y por tanto Justiniano I podía ver desde la seguridad del palacio el evento y presidir desde allí las carreras de carros.
Desde el principio la multitud comenzó a lanzar insultos al emperador. Al final del día, en la carrera 22, los cantos de las dos facciones pasaron de "Verde" o "Azul" a un grito unificado: "Niká" (victoria). De repente todo se desató y comenzó la violencia. La multitud comenzó a asaltar el palacio imperial, sitiándolo durante cinco días. Los incendios que comenzaron con el tumulto destruyeron gran parte de la ciudad, incluyendo la Iglesia de Santa Sofía (posteriormente Justiniano la mandaría reconstruir).
Varios senadores que se oponían a los nuevos impuestos, vieron la oportunidad de derrocar a Justiniano. Los alborotadores, ya armados y probablemente controlados por una parte del senado, exigieron que el emperador despidiera al prefecto Juan de Capadocia, responsable de la recaudación de impuestos, y al cuestor (magistrado) Triboniano, responsable de la reforma de las leyes. También declararon a Hipatio, un sobrino del ex emperador Anastasio I, como el nuevo emperador.
Desesperado, superado por los acontecimientos y temiendo por su propia vida, Justiniano intentó huir. Sin embargo su esposa Teodora le disuadió, insistiendo en que ella se quedaría en la ciudad y recordándole que "aquellos que han llevado una corona, nunca deben sobrevivir a su pérdida".
Finalmente, Justiniano ideó un plan para solventar la situación que involucraba a Narsés, un conocido eunuco, y a los generales Belisarius (Belisario) y Mundus (aunque muchos historiadores sostiene que la idea partió de Teodora). El emperador entregó una bolsa llena de oro a Narsés para que sobornara a una de las facciones. El eunuco, de complexión delgada, se dirigió sólo al hipódromo, sin armas, avanzando entre una turba que ya había matado a cientos de personas. Llegó hasta los líderes de la facción azul para recordarles que el emperador Justiniano les había apoyado frente a los verdes, y que el hombre a quien iban a coronar, Hipatio, era un verde.
Tras repartirse el oro, los azules hablaron entre sí y en medio de la coronación de Hipatio se marcharon del hipódromo. La facción verde se quedó aturdida sin entender lo que estaba sucediendo cuando súbitamente irrumpieron en el hipódromo las tropas imperiales dirigidas por Belisarius y Mundus (formadas en su mayor parte por tropas extranjeras de la Europa occidental), ejecutando a los rebeldes que quedaban.
Según los informes oficiales, en los disturbios de Niká en la Constantinopla del año 532, murieron cerca de 30.000 personas, siendo por ello la revuelta popular más violenta de la historia. Hipatio también fue ejecutado y los senadores que le apoyaron durante los disturbios fueron enviados al exilio. Debido a los incendios, la mitad de la ciudad fue destruida, aunque de las cenizas Justiniano construiría la nueva Constantinopla, reparando también la Iglesia de Santa Sofía que ha llegado hasta nuestros días. Los siguientes años hasta su muerte, el emperador los dedicaría a su gran objetivo, la reunificación del Imperio Romano.
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