Gracias a su inteligencia, el ser humano es probablemente el mayor depredador que ha existido sobre la tierra. En el poco tiempo que lleva en el Planeta se ha impuesto sobre todas las demás especies de animales a pesar de no tener garras, grandes colmillos o una gran fuerza. Sin embargo, también ha sido víctima de otros animales cazadores, en algunos casos auténticas masacres llevadas a cabo por otros grandes depredadores.
Entre las mayores matanzas de seres humanos causadas por animales que se han podido documentar destacan dos: La Batalla en la Isla de Ramree en la que cerca de mil japoneses murieron en un manglar victimas principalmente de los cocodrilos; y los náufragos del USS Indianapolis, donde cientos de marineros acabaron comidos por los tiburones.
El crucero pesado de la clase Portland de la Armada de los Estados Unidos, USS Indianapolis, no se encontraba en Pearl Harbour cuando se produjo el ataque japonés y participó en algunas de las batallas más decisivas de la Segunda Guerra Mundial, como la Batalla de Iwo Jima, llegando a ser el buque insignia de la Quinta Flota de los Estados Unidos. En julio de 1945 fue usado por el Proyecto Manhattan para transportar Uranio-235, material y componentes que servirían para armas las bombas atómicas lanzadas poco después sobre Japón, el 6 de agosto de 1945 en Hiroshima y el 9 de agosto en Nagasaki.
Tras depositar su carga, en la ruta que estaba haciendo entre Guam y Filipinas fue interceptado por un submarino japonés cerca de la medianoche del 30 de julio de 1945. Entre dos y tres torpedos lanzados por el submarino japonés de primera clase I-58 alcanzaron al USS Indianapolis destrozando el casco y hundiéndolo en pocos minutos. Más de 300 marinos perecieron casi al instante debido a los impactos de los torpedos o ahogados, 880 consiguieron abandonar el buque lanzándose al agua, la mayoría de ellos sin chaleco salvavidas. La rapidez del hundimiento hizo además que apenas se arriaran botes. Los japoneses emitieron por radio mensaje para informar, sin embargo ni el Alto Mando japonés ni la flota americana creyeron que fuera cierto y lo ignoraron.
Al amanecer del 31 de julio aparecieron los primeros tiburones. Los supervivientes se juntaron en varios grupos separados manteniéndose a flote como podían, usando los pocos chalecos salvavidas que había o los restos de balsas que flotaban. Tuvieron que soportar varios días de hambre, sed, un sol constante y los continuos ataques de tiburones que se iban sumando al festín. Al no tener agua potable, algunos marineros ingerían agua de mar, provocando en algunos casos alucinaciones y delirios, matando incluso a sus propios compañeros. Los tiburones se ocuparon también de los cadáveres.
El 2 de agosto fueron avistados por un avión que hacía labores de reconocimiento antisubmarino en la zona, tras dar el aviso, un hidroavión consiguió amerizar y rescatar a 56 marineros a pesar de que se le dio orden de no hacerlo. El piloto pudo ver desde su cabina como los tiburones estaban atacando a los náufragos y decidió arriesgarse.
Por la noche llegó al lugar el buque destructor USS Cecil J. Doyle, sacando del agua a los marineros que restaban, muchos de ellos rescatados entre los cuerpos de sus compañeros que se encontraban dispersos por todo el área. En total sobrevivieron al naufragio 316 hombres. Las pérdidas totales fueron de 883 marineros, de los cuales más de 400 fueron devorados por los tiburones. Probablemente la mayor matanza causada por tiburones de la historia.
Uno de los supervivientes fue el contralmirante McVay, a quien se le culpó de los hechos y se le hizo un consejo de Guerra, suicidándose en 1968. En el año 2000 el presidente Bill Clinton firmaba una ley por el que se le exoneraba de cualquier responsabilidad por el hundimiento del USS Indianapolis.
En enero de 1945, durante la Segunda Guerra Mundial, el ejército británico ataca a las tropas japonesas que han tomado la Isla de Ramree, cerca de Birmania, con el objetivo de recuperar la isla.
A pesar de la feroz resistencia japonesa, el gran despliegue de fuerzas británicas reforzadas con varias brigadas indias procedentes de su colonia hace que 900 soldados japoneses retrocedan para unirse a otro batallón mayor situado en otra parte de la isla. La ruta les hizo cruzar a través de una espesa vegetación cerca de 16 kilómetros de manglares infestados de insectos, escorpiones y miles de cocodrilos de agua salada, el mayor cocodrilo que existe actualmente pudiendo alcanzar los 7 metros de largo y más de 1500 kilos de peso.
Entre 600 y 1000 soldados japoneses murieron a causa de las enfermedades tropicales o devorados por cocodrilos en la Isla de Ramree. Los británicos tenían rodeada la zona y les instaron a los japoneses a rendirse, sin embargo no lo hicieron e intentaron resistir entre el barro a pesar de no tener agua potable. Cuando las tropas británicas finalmente se adentraron en el pantano solo consiguieron encontrar con vida a 20 soldados japoneses de los 900 que habían huido.
Bruce Stanley Wright, un soldado británico que participó en la batalla, narró en 1962 en el libro "Wildlife Sketches Near and Far" de lo que fue testigo en esa Isla en 1945:
"Esa noche (19 de febrero de 1945) fue la más horrible que cualquiera de la tripulación de la M.L. (Motor Launch) había experimentado. Entre el esporádico sonido de los disparos podían oírse los gritos de los hombres heridos, aplastados en las fauces de los enormes reptiles, y el vago, inquietante y alarmante sonido de los cocodrilos girando creaba una cacofonía infernal que rara vez se ha igualado en la Tierra. Al amanecer llegaron los buitres para limpiar lo que los cocodrilos habían dejado... Del alrededor de 1000 soldados japoneses que entraron en los pantanos de Ramree, sólo unos 20 fueron encontrados con vida."
Los habitantes de la isla de Ramree dudan de la veracidad de la historia de Wright y algunos investigadores como el historiador británico Frank McLynn señalan que es posible que el número de bajas causadas por los cocodrilos de la isla fuera mucho menor debido a que se necesitaría una gran cantidad de cocodrilos para realizar semejante matanza y el ecosistema de la isla no podría haber albergado tantos. Aunque el número de soldados japoneses muertos en los manglares está documentado y habría un buen número de víctimas causadas por los cocodrilos, la gran mayoría de ellos podrían haber muerto por enfermedades, falta de agua, picaduras de insectos y serpientes venenosas o por el fuego enemigo.
En todo caso, esta versión de McLynn no es aceptada por el resto de historiadores y esta masacre de la Isla de Ramree aparece registrado en el Libro Guinness de los Records como el mayor desastre de la historia provocado por animales.
Entre las mayores matanzas de seres humanos causadas por animales que se han podido documentar destacan dos: La Batalla en la Isla de Ramree en la que cerca de mil japoneses murieron en un manglar victimas principalmente de los cocodrilos; y los náufragos del USS Indianapolis, donde cientos de marineros acabaron comidos por los tiburones.
El naufragio del USS Indianapolis
El crucero pesado de la clase Portland de la Armada de los Estados Unidos, USS Indianapolis, no se encontraba en Pearl Harbour cuando se produjo el ataque japonés y participó en algunas de las batallas más decisivas de la Segunda Guerra Mundial, como la Batalla de Iwo Jima, llegando a ser el buque insignia de la Quinta Flota de los Estados Unidos. En julio de 1945 fue usado por el Proyecto Manhattan para transportar Uranio-235, material y componentes que servirían para armas las bombas atómicas lanzadas poco después sobre Japón, el 6 de agosto de 1945 en Hiroshima y el 9 de agosto en Nagasaki.
Tras depositar su carga, en la ruta que estaba haciendo entre Guam y Filipinas fue interceptado por un submarino japonés cerca de la medianoche del 30 de julio de 1945. Entre dos y tres torpedos lanzados por el submarino japonés de primera clase I-58 alcanzaron al USS Indianapolis destrozando el casco y hundiéndolo en pocos minutos. Más de 300 marinos perecieron casi al instante debido a los impactos de los torpedos o ahogados, 880 consiguieron abandonar el buque lanzándose al agua, la mayoría de ellos sin chaleco salvavidas. La rapidez del hundimiento hizo además que apenas se arriaran botes. Los japoneses emitieron por radio mensaje para informar, sin embargo ni el Alto Mando japonés ni la flota americana creyeron que fuera cierto y lo ignoraron.
Al amanecer del 31 de julio aparecieron los primeros tiburones. Los supervivientes se juntaron en varios grupos separados manteniéndose a flote como podían, usando los pocos chalecos salvavidas que había o los restos de balsas que flotaban. Tuvieron que soportar varios días de hambre, sed, un sol constante y los continuos ataques de tiburones que se iban sumando al festín. Al no tener agua potable, algunos marineros ingerían agua de mar, provocando en algunos casos alucinaciones y delirios, matando incluso a sus propios compañeros. Los tiburones se ocuparon también de los cadáveres.
El 2 de agosto fueron avistados por un avión que hacía labores de reconocimiento antisubmarino en la zona, tras dar el aviso, un hidroavión consiguió amerizar y rescatar a 56 marineros a pesar de que se le dio orden de no hacerlo. El piloto pudo ver desde su cabina como los tiburones estaban atacando a los náufragos y decidió arriesgarse.
Por la noche llegó al lugar el buque destructor USS Cecil J. Doyle, sacando del agua a los marineros que restaban, muchos de ellos rescatados entre los cuerpos de sus compañeros que se encontraban dispersos por todo el área. En total sobrevivieron al naufragio 316 hombres. Las pérdidas totales fueron de 883 marineros, de los cuales más de 400 fueron devorados por los tiburones. Probablemente la mayor matanza causada por tiburones de la historia.
Uno de los supervivientes fue el contralmirante McVay, a quien se le culpó de los hechos y se le hizo un consejo de Guerra, suicidándose en 1968. En el año 2000 el presidente Bill Clinton firmaba una ley por el que se le exoneraba de cualquier responsabilidad por el hundimiento del USS Indianapolis.
La Batalla en la Isla de Ramree
En enero de 1945, durante la Segunda Guerra Mundial, el ejército británico ataca a las tropas japonesas que han tomado la Isla de Ramree, cerca de Birmania, con el objetivo de recuperar la isla.
A pesar de la feroz resistencia japonesa, el gran despliegue de fuerzas británicas reforzadas con varias brigadas indias procedentes de su colonia hace que 900 soldados japoneses retrocedan para unirse a otro batallón mayor situado en otra parte de la isla. La ruta les hizo cruzar a través de una espesa vegetación cerca de 16 kilómetros de manglares infestados de insectos, escorpiones y miles de cocodrilos de agua salada, el mayor cocodrilo que existe actualmente pudiendo alcanzar los 7 metros de largo y más de 1500 kilos de peso.
Entre 600 y 1000 soldados japoneses murieron a causa de las enfermedades tropicales o devorados por cocodrilos en la Isla de Ramree. Los británicos tenían rodeada la zona y les instaron a los japoneses a rendirse, sin embargo no lo hicieron e intentaron resistir entre el barro a pesar de no tener agua potable. Cuando las tropas británicas finalmente se adentraron en el pantano solo consiguieron encontrar con vida a 20 soldados japoneses de los 900 que habían huido.
Bruce Stanley Wright, un soldado británico que participó en la batalla, narró en 1962 en el libro "Wildlife Sketches Near and Far" de lo que fue testigo en esa Isla en 1945:
"Esa noche (19 de febrero de 1945) fue la más horrible que cualquiera de la tripulación de la M.L. (Motor Launch) había experimentado. Entre el esporádico sonido de los disparos podían oírse los gritos de los hombres heridos, aplastados en las fauces de los enormes reptiles, y el vago, inquietante y alarmante sonido de los cocodrilos girando creaba una cacofonía infernal que rara vez se ha igualado en la Tierra. Al amanecer llegaron los buitres para limpiar lo que los cocodrilos habían dejado... Del alrededor de 1000 soldados japoneses que entraron en los pantanos de Ramree, sólo unos 20 fueron encontrados con vida."
Los habitantes de la isla de Ramree dudan de la veracidad de la historia de Wright y algunos investigadores como el historiador británico Frank McLynn señalan que es posible que el número de bajas causadas por los cocodrilos de la isla fuera mucho menor debido a que se necesitaría una gran cantidad de cocodrilos para realizar semejante matanza y el ecosistema de la isla no podría haber albergado tantos. Aunque el número de soldados japoneses muertos en los manglares está documentado y habría un buen número de víctimas causadas por los cocodrilos, la gran mayoría de ellos podrían haber muerto por enfermedades, falta de agua, picaduras de insectos y serpientes venenosas o por el fuego enemigo.
En todo caso, esta versión de McLynn no es aceptada por el resto de historiadores y esta masacre de la Isla de Ramree aparece registrado en el Libro Guinness de los Records como el mayor desastre de la historia provocado por animales.
QUE JODIDO
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