Se conoce como el Gigante de Castelnau a un misterioso hallazgo realizado en 1890 por el antropólogo francés Georges Vacher de Lapouge en el túmulo de una tumba neolítica. Lapouge halló tres enormes fragmentos de huesos fosilizados que podrían pertenecer al ser humano más grande que ha existido.
A partir del tamaño de los huesos se estimó que este gigante podría haber llegado a medir 3,5 metros de altura, casi un metro más de altura que quien es considerado el hombre más alto de la historia que se ha podido documentar, Robert Pershing Wadlow (con 2,72 metros).
Los tres fragmentos óseos (húmero, tibia y fémur) fueron descubiertos por el antropólogo Georges Vacher de Lapouge en el cementerio de la Edad del Bronce de Castelnau-le-Lez, Francia, en el invierno de 1890. Su hallazgo lo publicó en la revista científica "La Nature" (disponible online la publicación original en francés: "La Nature vol. 18, 1890 Número 888").
Los huesos fueron datados del período Neolítico ya que se encontraban en la parte inferior del túmulo sepulcral de la Edad de Bronce. La altura de este gigante se estimó en 3,5 metros y probablemente más de 400 kilos de peso. En la propia publicación de "La Nature" se incluyó una fotografía de los tres huesos del gigante comparados con un húmero de un tamaño normal en el centro.
En su artículo, el antropólogo describe los huesos en detalle: "Creo innecesario hacer notar que los huesos son indudablemente humanos a pesar de su gran tamaño [...]. El primero es la parte media del eje de un fémur, de 14 centímetros de largo, de forma casi cilíndrica y con una circunferencia de hueso de 16 centímetros [...].
La segunda pieza es la parte media y superior del eje de la tibia ... con una circunferencia de de 13 centímetros y una longitud del fragmento de 26 centímetros [...].
El tercer hueso es muy singular, siendo considerado por buenos anatomistas como la parte inferior de un húmero [...]. Los volúmenes de los huesos eran más del doble de las piezas normales. A juzgar por los intervalos habituales en los puntos anatómicos, implican longitudes también casi dobles [...]. El sujeto habría sido de un tamaño probable de 3,50 metros".
El fémur de un hombre normal representa generalmente el 27% de su estatura completa, siendo también las estimaciones de altura más precisas las basadas en el tamaño del fémur. Si la longitud total de este fémur gigante era de 83 centímetros, el tamaño total del esqueleto superaría los 3 metros, a los que habría que añadirle varios centímetros de carne. En base a estas proporciones, Lapouge estimó finalmente que el gigante de Castelnau representaba una anomalía humana de 3,5 metros de altura. La persona más grande de la historia.
En el mismo cementerio de Castelnau, Lapouge encontró también la base de una calavera perteneciente a un joven de 18 años. Según su descripción, se trataba de un cráneo de grandes dimensiones, superando el individuo fácilmente los 2 metros de altura a pesar de su edad y sin haber llegado a desarrollarse por completo. En el mismo artículo de "La Nature" comenta también este hallazgo y menciona el descubrimiento de otros huesos gigantescos que se reportaron en Lozere (150 kilómetros al norte de Castelnau), sin embargo no habían sido aún confirmados en el momento de escribir su artículo.
Los huesos del gigante de Castelnau fueron estudiados y examinados posteriormente en la Universidad de Montpellier por M. Sabatier, profesor de zoología de la Universidad de Montepellier y por M. Delage, profesor de paleontología de la misma Universidad, además de por otros anatomistas.
En 1892 los huesos fueron también estudiados por el Doctor Paul Louis André Kiener, profesor de anatomía patológica en la Facultad de Medicina de Montepellier, quien concluyó que se trataba de una raza humana "muy alta", aunque los encontró de dimensiones anormales y aparentemente de un crecimiento inusual que calificó como "mórbido". El descubrimiento de los huesos en Castelnau y la investigación de Kiener fue publicada en en el periódico "London Globe" y apareció en una nota de prensa de "The New York Times" en octubre de 1892. Preguntado por la posible existencia de una antigua raza de gigantes, Kiener indicó que no tenía suficientes evidencias para llegar a esa conclusión. (A Race of Giants in Old Gaul - The New York Times)
Poco después del sorprendente hallazgo de los restos fósiles del gigante de Castelnau, en 1894 varios informes de prensa mencionaron un nuevo descubrimiento de huesos gigantes de humanos que habían sido desenterrados en un cementerio prehistórico situado en Montpellier, Francia (situado a cinco kilómetros de Castelnau), cuando los trabajadores estaban excavando un depósito de agua.
Los cráneos hallados tenían unas dimensiones enormes, de entre 28 y 32 pulgadas de circunferencia (entre 71 y 82 centímetros). También se reportaron huesos de proporciones gigantescas que indicaban que pertenecían a un raza de hombres de entre 10 y 15 pies de altura (entre 3 y 4,5 metros), unos auténticos gigantes humanos que harían replantearse muchos mitos sobre esta legendaria raza.
Sin embargo, a partir de este punto los hallazgos se rodean de misterio, ya que éstos últimos huesos fueron enviados a la Academia de ciencias de París para su estudio y no existe más información sobre ellos.
Hay también reportes de más hallazgos de fémures gigantes y restos óseos humanos de tamaños descomunales a principios del siglo XX en el norte de España, la zona de los Pirineos y en varias zonas de Francia. Sin embargo ninguno de ellos se ha investigado en profundidad y no se ha podido determinar si se trata de anomalías puntuales, exageraciones en las mediciones, un simple fraude o verdaderos humanos gigantes del Neolítico que, a pesar de su tamaño, han pasado de puntillas por la historia.
Más de un siglo después del descubrimiento del Gigante de Castelnau, la ciencia ha dejado olvidado este increíble hallazgo y otros similares en las zonas cercanas. Hasta hoy, aún no se ha publicado ningún estudio moderno sobre los supuestos fragmentos óseos gigantes de Castelnau.
A partir del tamaño de los huesos se estimó que este gigante podría haber llegado a medir 3,5 metros de altura, casi un metro más de altura que quien es considerado el hombre más alto de la historia que se ha podido documentar, Robert Pershing Wadlow (con 2,72 metros).
Los tres fragmentos óseos (húmero, tibia y fémur) fueron descubiertos por el antropólogo Georges Vacher de Lapouge en el cementerio de la Edad del Bronce de Castelnau-le-Lez, Francia, en el invierno de 1890. Su hallazgo lo publicó en la revista científica "La Nature" (disponible online la publicación original en francés: "La Nature vol. 18, 1890 Número 888").
Los huesos fueron datados del período Neolítico ya que se encontraban en la parte inferior del túmulo sepulcral de la Edad de Bronce. La altura de este gigante se estimó en 3,5 metros y probablemente más de 400 kilos de peso. En la propia publicación de "La Nature" se incluyó una fotografía de los tres huesos del gigante comparados con un húmero de un tamaño normal en el centro.
En su artículo, el antropólogo describe los huesos en detalle: "Creo innecesario hacer notar que los huesos son indudablemente humanos a pesar de su gran tamaño [...]. El primero es la parte media del eje de un fémur, de 14 centímetros de largo, de forma casi cilíndrica y con una circunferencia de hueso de 16 centímetros [...].
La segunda pieza es la parte media y superior del eje de la tibia ... con una circunferencia de de 13 centímetros y una longitud del fragmento de 26 centímetros [...].
El tercer hueso es muy singular, siendo considerado por buenos anatomistas como la parte inferior de un húmero [...]. Los volúmenes de los huesos eran más del doble de las piezas normales. A juzgar por los intervalos habituales en los puntos anatómicos, implican longitudes también casi dobles [...]. El sujeto habría sido de un tamaño probable de 3,50 metros".
El fémur de un hombre normal representa generalmente el 27% de su estatura completa, siendo también las estimaciones de altura más precisas las basadas en el tamaño del fémur. Si la longitud total de este fémur gigante era de 83 centímetros, el tamaño total del esqueleto superaría los 3 metros, a los que habría que añadirle varios centímetros de carne. En base a estas proporciones, Lapouge estimó finalmente que el gigante de Castelnau representaba una anomalía humana de 3,5 metros de altura. La persona más grande de la historia.
En el mismo cementerio de Castelnau, Lapouge encontró también la base de una calavera perteneciente a un joven de 18 años. Según su descripción, se trataba de un cráneo de grandes dimensiones, superando el individuo fácilmente los 2 metros de altura a pesar de su edad y sin haber llegado a desarrollarse por completo. En el mismo artículo de "La Nature" comenta también este hallazgo y menciona el descubrimiento de otros huesos gigantescos que se reportaron en Lozere (150 kilómetros al norte de Castelnau), sin embargo no habían sido aún confirmados en el momento de escribir su artículo.
Los huesos del gigante de Castelnau fueron estudiados y examinados posteriormente en la Universidad de Montpellier por M. Sabatier, profesor de zoología de la Universidad de Montepellier y por M. Delage, profesor de paleontología de la misma Universidad, además de por otros anatomistas.
En 1892 los huesos fueron también estudiados por el Doctor Paul Louis André Kiener, profesor de anatomía patológica en la Facultad de Medicina de Montepellier, quien concluyó que se trataba de una raza humana "muy alta", aunque los encontró de dimensiones anormales y aparentemente de un crecimiento inusual que calificó como "mórbido". El descubrimiento de los huesos en Castelnau y la investigación de Kiener fue publicada en en el periódico "London Globe" y apareció en una nota de prensa de "The New York Times" en octubre de 1892. Preguntado por la posible existencia de una antigua raza de gigantes, Kiener indicó que no tenía suficientes evidencias para llegar a esa conclusión. (A Race of Giants in Old Gaul - The New York Times)
Poco después del sorprendente hallazgo de los restos fósiles del gigante de Castelnau, en 1894 varios informes de prensa mencionaron un nuevo descubrimiento de huesos gigantes de humanos que habían sido desenterrados en un cementerio prehistórico situado en Montpellier, Francia (situado a cinco kilómetros de Castelnau), cuando los trabajadores estaban excavando un depósito de agua.
Los cráneos hallados tenían unas dimensiones enormes, de entre 28 y 32 pulgadas de circunferencia (entre 71 y 82 centímetros). También se reportaron huesos de proporciones gigantescas que indicaban que pertenecían a un raza de hombres de entre 10 y 15 pies de altura (entre 3 y 4,5 metros), unos auténticos gigantes humanos que harían replantearse muchos mitos sobre esta legendaria raza.
Sin embargo, a partir de este punto los hallazgos se rodean de misterio, ya que éstos últimos huesos fueron enviados a la Academia de ciencias de París para su estudio y no existe más información sobre ellos.
Hay también reportes de más hallazgos de fémures gigantes y restos óseos humanos de tamaños descomunales a principios del siglo XX en el norte de España, la zona de los Pirineos y en varias zonas de Francia. Sin embargo ninguno de ellos se ha investigado en profundidad y no se ha podido determinar si se trata de anomalías puntuales, exageraciones en las mediciones, un simple fraude o verdaderos humanos gigantes del Neolítico que, a pesar de su tamaño, han pasado de puntillas por la historia.
Más de un siglo después del descubrimiento del Gigante de Castelnau, la ciencia ha dejado olvidado este increíble hallazgo y otros similares en las zonas cercanas. Hasta hoy, aún no se ha publicado ningún estudio moderno sobre los supuestos fragmentos óseos gigantes de Castelnau.
Excelente blog. No creo que sea el mismo que el canal de Youtube?
ResponderEliminarHola, nuestro canal de Youtube es este: Documentalium - Youtube
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