Mu es un supuesto continente que habría existido hace miles de años en el Océano Pacífico y que según las leyendas estaba habitado por una civilización antigua muy avanzada, la civilización Mu.
Al igual que otros supuestos continentes perdidos como la Atlántida o Lemuria, tras sufrir un gran cataclismo, el continente perdido de Mu acabó hundiéndose en el océano y desapareciendo.
La primera idea de Mu proviene de la obra de Augustus Le Plongeon, quien tras sus investigaciones en las ruinas mayas de Yucatán, anunció que había traducido varios escritos antiguos mayas y que su civilización era más antigua de lo que se creía (anterior incluso a las civilizaciones de Grecia y Egipto) y que posiblemente procedían de un continente aún más antiguo. Se cree que Le Plongeon en realidad cogió el nombre de Mu de una traducción que estaba realizando en 1864 el historiador y arqueólogo francés Charles Étienne Brasseur de Bourbourg.
Brasseur había traducido un códice maya que según él narraba una gigantesca erupción volcánica que destruyó un continente entero. El nombre del continente según la traducción sería MU y se identificaba con una tierra sumergida por una catástrofe.
Le Plongeon en sus teorías sobre este continente desaparecido mezcló el mito de Mu con la Atlántida y llegó a afirmar que la civilización del antiguo Egipto fue fundada por la Reina Moo, una refugiada de la desaparición de su continente. Otros refugiados supuestamente huyeron a América y se convirtieron en los mayas.
Mu, como continente perdido del Océano Pacífico fue popularizado y dado a conocer al gran público por el británico James Churchward a través de sus libros, especialmente el titulado "El Continente perdido de Mu, la patria del hombre" publicado en 1926 y reeditado en 1931.
Según su historia, Churchward, mientras era soldado en la India entabló amistad con un alto sacerdote que le mostró una serie de tablillas de arcilla antiguas, escritas supuestamente en un lenguaje Naga-Maya ya perdido y que solo él y otras dos personas en la India podían leer.
El británico aprendió el idioma y basándose en estas tablillas y en unas tablas de piedra descubiertas en México, Churchward afirmaba no solo que el continente Mu existió realmente sino que era además el origen del hombre y el origen común de las grandes civilizaciones de Egipto, Grecia, América Central, India y muchas otras, como la Isla de Pascua. Según él, fue también el origen de la arquitectura megalítica antigua. Como prueba de sus afirmaciones, se basaba en los temas comunes que eran símbolos en todo el mundo de forma muy parecida. Por ejemplo, según él, el Rey de Mu era Ra, que se asociaría con el dios egipcio del Sol, Ra y la palabra que se usa en lenguaje RapaNui para sol, ra'a.
Según su relato y traducción de estos objetos antiguos, en las tablillas se describía Mu como el hogar de una civilización muy avanzada llamada Naacal o simplemente civilización Mu que vivió y se desarrolló hace entre 50.000 y 12.000 años. En el momento de su desaparición, Mu tendría 64 millones de habitantes, varias ciudades grandes y diversas colonias en otros continentes. Su población era de raza blanca con ojos y cabellos oscuros, se dividía en diez tribus dedicadas principalmente a la agricultura gracias a una fértil tierra, el comercio y la pesca. Adoraban al Sol y creían en la inmortalidad del alma. Una suerte de paraíso terrenal donde apenas existía la violencia en una cultura avanzada y floreciente que desapareció de repente (las similitudes con el mito de la Atlántida son evidentes).
El continente perdido de Mu se encontraría en el Océano Pacífico y se extendía de este a oeste de las Marianas a la Isla de Pascua y de norte a sur de Hawai a Mangaia. Tras una serie de terremotos y erupciones volcánicas, Mu fue arrasado en una sola noche hundiéndose para siempre en el mar en un gigantesco cataclismo.
Una de las teorías existentes sostiene que los numerosos archipiélagos que existen actualmente en el centro del Pacífico serían los restos de ese antiguo continente tras su hecatombe, aunque esta teoría está casi descartada por los geólogos ya que el origen de estas islas parece claramente volcánico y no son parte de una masa de tierra sumergida.
Existe también una leyenda que dice que los grandes conocimientos de la civilización Naacal o Mu fueron guardados en cristales perfectamente tallados justo antes de ser destruida por el cataclismo. Una teoría que enlazaría con la leyenda de los cráneos o calaveras de cristal mayas y muy similar en muchos aspectos. (Más info: La Leyenda de las Calaveras de cristal).
Para la mayoría de arqueólogos e historiadores, Mu es simplemente un mito, para los geólogos no existe un evento concebible capaz de destruir enteramente un continente.
Sin embargo aún hoy existen investigadores que defienden la existencia de continentes perdidos como la Atlántida, Lemuria (un supuesto continente perdido del Océano Índico) o el propio Mu. Se basan principalmente en que existieron civilizaciones avanzadas mucho más antiguas de las que tenemos constancia y que esta teoría explicaría ciertos aspectos de la historia que aún siguen sin aclarar como la conexión cultural o similitudes arquitectónicas que hay entre distintas culturas y civilizaciones antiguas separadas por miles de kilómetros. La existencia de estos continentes habría servido de puente entre estas culturas, compartiendo conocimientos y expandiéndose o incluso podría ser el origen común de todas las grandes civilizaciones posteriores como afirmaba Churchward.
En el caso de Mu se esgrimen algunas pruebas que podrían avalar su existencia como diversos textos budistas antiguos que hacen referencia a una gran extensión de tierra que estaría en medio del Pacífico; o una posible migración masiva ocurrida hace miles de años en la costa este del Pacífico. Además, civilizaciones tan distantes como Egipto, las culturas mayas y pre-mayas o la Isla de Pascua compartirían similitudes sorprendentes como un sistema de escritura basada en jeroglíficos, creencias comunes en un dios solar y algunas construcciones arquitectónicas muy parecidas como las pirámides.
El descubrimiento más importante para quienes defienden la existencia de este continente perdido se produjo hace unos años en Japón, cuando se descubrió las ruinas de una ciudad sumergida de varios miles de años de antigüedad en la isla de Yonaguni.
La ciudad sumergida de Yonaguni son una serie de estructuras de piedra sumergidas bajo las aguas descubiertas en 1985 junto a la isla japonesa del mismo nombre en el archipiélago de Ryu Kyu. Se las conoce también como yacimiento o estructuras de Yonaguni y en Japón como Monumento Yonaguni.
Desde su descubrimiento por un submarinista japonés, han estado envueltas en polémica. Se ha estimado que su antigüedad es de 10.000 años, lo que la convertiría en una de las ciudades más antiguas del planeta y mientras que para muchos geólogos e historiadores este yacimiento tendría un origen natural, para muchos otros son sin duda estructuras construidas o talladas en parte por el hombre.
En 1998 se produjo otro hecho importante con estos restos arqueológicos, un terremoto submarino destruyó parte de la isla y del monumento de Yonaguni. Cuando se realizaron filmaciones posteriormente se descubrieron nuevas estructuras no vistas hasta entonces, algunas de ellas con formas de Zigurats que nos recuerdan a construcciones similares de Mesopotamia, en cualquier caso, unas construcciones que difícilmente pueden haberse dado de forma natural en la piedra sin la intervención humana. En total las ruinas cubren un área de 300 por 150 metros. En las estructuras se puede distinguir de forma más o menos clara las ruinas de un castillo, varios templos, un gran estadio, varios caminos y canales de agua protegidos por lo que podrían ser enormes muros. La estructura más grande es una pirámide monolítica, que se alza hasta 25 metros.
Rápidamente se asoció este descubrimiento en Yonaguni con el continente perdido de Mu, considerándose por parte de muchos como la prueba irrefutable de su existencia, siendo estos restos antiguos vestigios de la civilización Mu. Sin embargo investigaciones y estudios posteriores de estas estructuras señalan que su antigüedad puede ser menor, en torno a los 5.000 años y se habría hundido en las aguas hace unos 2.000 años. Incluso algunos investigadores siguen afirmando que se trata de formaciones geológicas naturales propias de una zona con gran actividad sísmica.
Sea como fuere, aún no se ha podido explicar a día de hoy de donde procede esta ciudad sumergida o que civilización la pudo construir y que podría formar parte de un misterio mucho mayor que sigue dividiendo a los investigadores e historiadores: si el continente perdido de Mu y su antigua civilización es un mito o tiene como ha ocurrido otras veces un trasfondo histórico y real detrás que aún tenemos que descubrir.
Al igual que otros supuestos continentes perdidos como la Atlántida o Lemuria, tras sufrir un gran cataclismo, el continente perdido de Mu acabó hundiéndose en el océano y desapareciendo.
La primera idea de Mu proviene de la obra de Augustus Le Plongeon, quien tras sus investigaciones en las ruinas mayas de Yucatán, anunció que había traducido varios escritos antiguos mayas y que su civilización era más antigua de lo que se creía (anterior incluso a las civilizaciones de Grecia y Egipto) y que posiblemente procedían de un continente aún más antiguo. Se cree que Le Plongeon en realidad cogió el nombre de Mu de una traducción que estaba realizando en 1864 el historiador y arqueólogo francés Charles Étienne Brasseur de Bourbourg.
Brasseur había traducido un códice maya que según él narraba una gigantesca erupción volcánica que destruyó un continente entero. El nombre del continente según la traducción sería MU y se identificaba con una tierra sumergida por una catástrofe.
Le Plongeon en sus teorías sobre este continente desaparecido mezcló el mito de Mu con la Atlántida y llegó a afirmar que la civilización del antiguo Egipto fue fundada por la Reina Moo, una refugiada de la desaparición de su continente. Otros refugiados supuestamente huyeron a América y se convirtieron en los mayas.
Mu, como continente perdido del Océano Pacífico fue popularizado y dado a conocer al gran público por el británico James Churchward a través de sus libros, especialmente el titulado "El Continente perdido de Mu, la patria del hombre" publicado en 1926 y reeditado en 1931.
Según su historia, Churchward, mientras era soldado en la India entabló amistad con un alto sacerdote que le mostró una serie de tablillas de arcilla antiguas, escritas supuestamente en un lenguaje Naga-Maya ya perdido y que solo él y otras dos personas en la India podían leer.
El británico aprendió el idioma y basándose en estas tablillas y en unas tablas de piedra descubiertas en México, Churchward afirmaba no solo que el continente Mu existió realmente sino que era además el origen del hombre y el origen común de las grandes civilizaciones de Egipto, Grecia, América Central, India y muchas otras, como la Isla de Pascua. Según él, fue también el origen de la arquitectura megalítica antigua. Como prueba de sus afirmaciones, se basaba en los temas comunes que eran símbolos en todo el mundo de forma muy parecida. Por ejemplo, según él, el Rey de Mu era Ra, que se asociaría con el dios egipcio del Sol, Ra y la palabra que se usa en lenguaje RapaNui para sol, ra'a.
Según su relato y traducción de estos objetos antiguos, en las tablillas se describía Mu como el hogar de una civilización muy avanzada llamada Naacal o simplemente civilización Mu que vivió y se desarrolló hace entre 50.000 y 12.000 años. En el momento de su desaparición, Mu tendría 64 millones de habitantes, varias ciudades grandes y diversas colonias en otros continentes. Su población era de raza blanca con ojos y cabellos oscuros, se dividía en diez tribus dedicadas principalmente a la agricultura gracias a una fértil tierra, el comercio y la pesca. Adoraban al Sol y creían en la inmortalidad del alma. Una suerte de paraíso terrenal donde apenas existía la violencia en una cultura avanzada y floreciente que desapareció de repente (las similitudes con el mito de la Atlántida son evidentes).
El continente perdido de Mu se encontraría en el Océano Pacífico y se extendía de este a oeste de las Marianas a la Isla de Pascua y de norte a sur de Hawai a Mangaia. Tras una serie de terremotos y erupciones volcánicas, Mu fue arrasado en una sola noche hundiéndose para siempre en el mar en un gigantesco cataclismo.
Una de las teorías existentes sostiene que los numerosos archipiélagos que existen actualmente en el centro del Pacífico serían los restos de ese antiguo continente tras su hecatombe, aunque esta teoría está casi descartada por los geólogos ya que el origen de estas islas parece claramente volcánico y no son parte de una masa de tierra sumergida.
Existe también una leyenda que dice que los grandes conocimientos de la civilización Naacal o Mu fueron guardados en cristales perfectamente tallados justo antes de ser destruida por el cataclismo. Una teoría que enlazaría con la leyenda de los cráneos o calaveras de cristal mayas y muy similar en muchos aspectos. (Más info: La Leyenda de las Calaveras de cristal).
Para la mayoría de arqueólogos e historiadores, Mu es simplemente un mito, para los geólogos no existe un evento concebible capaz de destruir enteramente un continente.
Sin embargo aún hoy existen investigadores que defienden la existencia de continentes perdidos como la Atlántida, Lemuria (un supuesto continente perdido del Océano Índico) o el propio Mu. Se basan principalmente en que existieron civilizaciones avanzadas mucho más antiguas de las que tenemos constancia y que esta teoría explicaría ciertos aspectos de la historia que aún siguen sin aclarar como la conexión cultural o similitudes arquitectónicas que hay entre distintas culturas y civilizaciones antiguas separadas por miles de kilómetros. La existencia de estos continentes habría servido de puente entre estas culturas, compartiendo conocimientos y expandiéndose o incluso podría ser el origen común de todas las grandes civilizaciones posteriores como afirmaba Churchward.
En el caso de Mu se esgrimen algunas pruebas que podrían avalar su existencia como diversos textos budistas antiguos que hacen referencia a una gran extensión de tierra que estaría en medio del Pacífico; o una posible migración masiva ocurrida hace miles de años en la costa este del Pacífico. Además, civilizaciones tan distantes como Egipto, las culturas mayas y pre-mayas o la Isla de Pascua compartirían similitudes sorprendentes como un sistema de escritura basada en jeroglíficos, creencias comunes en un dios solar y algunas construcciones arquitectónicas muy parecidas como las pirámides.
El descubrimiento más importante para quienes defienden la existencia de este continente perdido se produjo hace unos años en Japón, cuando se descubrió las ruinas de una ciudad sumergida de varios miles de años de antigüedad en la isla de Yonaguni.
La ciudad sumergida de Yonaguni son una serie de estructuras de piedra sumergidas bajo las aguas descubiertas en 1985 junto a la isla japonesa del mismo nombre en el archipiélago de Ryu Kyu. Se las conoce también como yacimiento o estructuras de Yonaguni y en Japón como Monumento Yonaguni.
Desde su descubrimiento por un submarinista japonés, han estado envueltas en polémica. Se ha estimado que su antigüedad es de 10.000 años, lo que la convertiría en una de las ciudades más antiguas del planeta y mientras que para muchos geólogos e historiadores este yacimiento tendría un origen natural, para muchos otros son sin duda estructuras construidas o talladas en parte por el hombre.
En 1998 se produjo otro hecho importante con estos restos arqueológicos, un terremoto submarino destruyó parte de la isla y del monumento de Yonaguni. Cuando se realizaron filmaciones posteriormente se descubrieron nuevas estructuras no vistas hasta entonces, algunas de ellas con formas de Zigurats que nos recuerdan a construcciones similares de Mesopotamia, en cualquier caso, unas construcciones que difícilmente pueden haberse dado de forma natural en la piedra sin la intervención humana. En total las ruinas cubren un área de 300 por 150 metros. En las estructuras se puede distinguir de forma más o menos clara las ruinas de un castillo, varios templos, un gran estadio, varios caminos y canales de agua protegidos por lo que podrían ser enormes muros. La estructura más grande es una pirámide monolítica, que se alza hasta 25 metros.
Rápidamente se asoció este descubrimiento en Yonaguni con el continente perdido de Mu, considerándose por parte de muchos como la prueba irrefutable de su existencia, siendo estos restos antiguos vestigios de la civilización Mu. Sin embargo investigaciones y estudios posteriores de estas estructuras señalan que su antigüedad puede ser menor, en torno a los 5.000 años y se habría hundido en las aguas hace unos 2.000 años. Incluso algunos investigadores siguen afirmando que se trata de formaciones geológicas naturales propias de una zona con gran actividad sísmica.
Sea como fuere, aún no se ha podido explicar a día de hoy de donde procede esta ciudad sumergida o que civilización la pudo construir y que podría formar parte de un misterio mucho mayor que sigue dividiendo a los investigadores e historiadores: si el continente perdido de Mu y su antigua civilización es un mito o tiene como ha ocurrido otras veces un trasfondo histórico y real detrás que aún tenemos que descubrir.
Podria ser posible la desaparicion de dos comtinente mu y la atlantida...
ResponderEliminarMuy interesante
ResponderEliminarRealmente son nuestros origenes. Mu, Lemuria, Atlántida.
ResponderEliminarTotalmente irracional que un continente entero pueda desaparecer de la noche a la mañana, y menos sin dejar rastro alguno en la faz geológica. Por otro lado, la genética no miente, y son en África donde hallamos los orígenes humanos, pues ahí encontramos la mayor diversidad genética de nuestra especie. Me parece que, a pesar del acceso al conocimiento sin precedentes del que disfruta nuestra generación gracias al Internet, sigue habiendo una carencia enorme de entendimiento y desinformación.
ResponderEliminarEste tipo leyó todo y lo desmiente jaja..
EliminarEs un artículo interesante, ya sea simple imaginación o una verdad de la que no se sabe mucho. Si como se dice Mu, Lemuria o Atlantis desaparecieron hace más de decenas de miles de años por fuertes cataclismos geológicos, es normal pensar que con la subducción de las placas tectónicas no quedase demasiado rastro de ellas, la piedra se erosiona y toda construcción humana puede ser fácilmente recubierta por la naturaleza en menos de 50 años. Es por eso que no concuerdo con el comentario del usuario de arriba. A nivel genético se han botado muchos dogmas en la última década, entre ellos dar por sentado que el nacimiento filogenético se dio solo en un área del planeta cuando quedan demasiados vacíos informacionales como son los transposones o genes saltarines que se dan en el genoma de los eucariontes que modifican el DNA como si fueran similares a plasmidios en bacterias. Como se dice, la curiosidad impulsa al mundo, mientras haya la voluntad de ver un poco más allá de lo evidente. Buen artículo, gracias por compartirlo.
ResponderEliminarMuy de acuerdo contigo, la ciencia misma ira desmitificando lo que ahora parece fantasía, y no es descabellado pensar en el hundimiento de un continente entero cuando nuestra civilización como tal tiene apenas 50 años de salto tecnológico y apenas empezamos a despejar realmente alguna de muchas preguntas que están el el aire aún.
ResponderEliminarEs ilogico pensar que las corrientes marinas tallen rocas con formar de estructuras creadas por el hombre, pueden dar diversas formas, ¡si ok!,mas no crear naturalmente una ciudad, un castillo, o un pasaje con escaleras, esa es una prueba real y debemos tomarla en cuenta, mas sin embargo es incierto saber si un continente puede o no undirse de un dia para otro, tal vez si, o quizas pasaron dias y no tenenos pruebas. Pero lo que si es real es que existio una civilizacion que tallo esas estructuras sumergidas y que probablemente formaron parte del continente MU.
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