Patagones, auténtica raza de gigantes del pasado

Desde el gigante de Gilgamesh en la mitología sumeria, los Titanes, los cíclopes y los Hiperbóreos de los mitos griegos o los Jotuns en la mitología nórdica, los gigantes con forma humana y gran tamaño y fuerza han sido tradicionalmente una de las grandes leyendas en la historia de la humanidad desde la Antigüedad.

Patagones, auténtica raza de gigantesEn numerosas ocasiones se ha intentado buscar un trasfondo de verdad detrás del mito de los gigantes, asociando algunos descubrimientos como el caso del gigante de Castelnau, a que alguna raza de gigantes pudiera haber existido realmente en el pasado, dando lugar con el paso del tiempo a su popular leyenda.

Lo cierto es que este tipo de descubrimientos han sido constantemente rechazados por la ciencia poniendo en duda su credibilidad, sin embargo hay una considerable excepción. Se trata de los gigantes patagónicos o simplemente Patagones, un pueblo indígena de la parte más austral de Sudamérica, denominada actualmente como la Patagonia, y que forman parte de las tribus tehuelches o aonikenk. Con una altura cercana a los dos metros cuando fueron descubiertos por una expedición española en 1520, llevó a denominar rápidamente a los Patagones como una auténtica raza de gigantes.

El primer contacto de los europeos con los que posteriormente se conocerían como "Gigantes patagónicos" se producía poco después del 13 de marzo de 1520. Una expedición española comandada por Fernando de Magallanes, buscaba el paso del suroeste que debía conectar los océanos Atlántico y Pacífico para conseguir llegar a las Indias Orientales y establecer una nueva ruta comercial de especias.

Ruta de la expedición de Magallanes por el sur de SudaméricaLa expedición acabaría teniendo éxito, y no solo se descubrió la ruta entre los dos océanos a través del conocido Estrecho de Magallanes, sino que también sería la primera expedición marítima en dar la vuelta al mundo, siendo liderada el resto del viaje por Juan Sebastián Elcano.

Cuando aún no se había descubierto el Estrecho de Magallanes pero ya se encontraban cerca de este paso del suroeste, la expedición española decidió desembarcar el 13 de marzo de 1520 en una zona conocida actualmente como la bahía San Julián (Argentina), con el objetivo de reabastecerse y para pasar el invierno.

Al parecer, se hizo una partida formada por varios miembros de la expedición para rastrear los alrededores y asegurarse que la zona en la que se iban a establecer fuese segura y evitar así tener problemas con indígenas hostiles. Antes de encontrarse con los gigantescos indígenas que habitaban el lugar, los exploradores españoles hallaron varios rastros de enormes huellas humanas.

Se cree que estas huellas fueron de hecho el origen del nombre de "Patagones", en referencia al gigante Pathoagón que aparece en la novela de caballería "Primaleón", publicada solo unos años antes, en 1512. Los españoles los denominaron pues "patones" (literalmente de "pies grandes"), llamando a los habitantes patagones y estableciéndose así el topónimo para toda la región de Patagonia.

Tras hallar las huellas, los exploradores no tardaron mucho en encontrarse con uno de sus dueños. Estos gigantes patagónicos podían llegar a medir dos metros de altura, y en el caso de los varones era habitual superar estos dos metros de promedio. Auténticos gigantes en comparación con el tamaño de los europeos de la época, cuya altura promedio se situaba entre los 1,5 y 1,6 metros de estatura.

Encuentro de europeos con los gigantes de la PatagoniaEl mejor relato de este primer encuentro lo ofreció Antonio Pigafetta, un noble que participó en la expedición de Magallanes ejerciendo como escribano y dejando constancia de buena parte de los nuevos hallazgos y descubrimientos que iban sucediendo.

Pigaffetta fue quien describió por primera vez a esta mítica tribu de gigantes. Según relata Pigafetta, el primer patagón que encontraron era un hombre de una estatura gigantesca que se encontraba prácticamente desnudo en la playa mientras cantaba y se echaba arena sobre la cabeza. Cuando se acercaron a él, el tamaño del gigante impresionó al noble, quien lo describió diciendo "El hombre era tan alto que con la cabeza apenas le llegábamos a la cintura".

Se trataba de gigantes reales de al parecer una considerable fuerza pero que vivían de forma parecida a los hombres del Paleolítico, vistiendo con pieles de animales (que también usaban como calzado), y portando rudimentarias herramientas y armas como arcos de madera con unas pocas flechas y puntas de piedra como utensilios.

Este sorprendente encuentro de los españoles con los gigantes patagónicos dejó una considerable huella en la fantasía y literatura europea de los siguientes siglos, donde se destacaba su gran estatura y fuerza física. Sin embargo la llegada de los españoles también tuvo consecuencias para los pueblos indígenas tehuelches, afectando a su cultura y provocando además una gran mortandad entre los indígenas debido a la transmisión de enfermedades comunes entre los europeos como la gripe, el sarampión o la viruela.

Durante las siguientes décadas se siguieron produciendo avistamientos y algunos contactos de europeos con los gigantes patagónicos, confirmando así que el el relato español sobre esta verdadera raza de gigantes no era un mito. Uno de estos avistamientos se produjo durante una expedición comandada por el conocido corsario y explorador británico Sir Francis Drake en 1579, y en 1590 una expedición holandesa afirmó haber tenido un encuentro violento con los gigantes de la Patagonia.

Fotografía de los gigantes patagónicos, indios tehuelches en 1904Quizás el relato más sorprendente fue el que dio Anthonie Knivet, un marinero británico que aseguró haber visto en 1590 cadáveres de gigantes en la Patagonia que medían más de 3,5 metros de largo. Posteriormente se dieron relatos similares en otras expediciones a la zona, otorgando a los indígenas una altura que superaba los 2,5 metros. Si bien todas ellas se consideraron exageraciones, en todo caso el naturalista Charles Darwin llegó a afirmar que los patagones eran muy altos y la raza más corpulenta que había visto jamás.

Parte de mito y parte de realidad, los gigantes patagónicos acabaron diluyéndose en la historia. Sin embargo, las tribus y pueblos indígenas tehuelches de los que forman parte han llegado hasta la actualidad, en una poco definida clasificación conocida como "Complejo tehuelche", y por desgracia en constante declive, habiendo quedado extinguidos en Chile y manteniéndose en unas pocas reservas en Argentina a pesar de su enorme territorio geográfico.

La estatura media del ser humano no ha dejado de aumentar a lo largo de los siglos y en la actualidad es algo habitual que las personas superen los dos metros de altura. Incluso encontramos casos extremos de gigantismo como los 2,72 metros de altura que llegó a alcanzar Robert Pershing Wadlow y que lo convierten en la persona más alta de la historia.

Sin embargo, desde la perspectiva de un europeo de principios del siglo XVI, cuya altura rara vez superaba los 1,7 metros, el impacto de encontrarse con seres humanos que fácilmente superaban los dos metros de estatura, en una tierra además desconocida por entonces, fue enorme, siendo por tanto razonable que los patagones fueran considerados una auténtica raza de gigantes y asociados rápidamente a los mitos y leyendas de la antigüedad.

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