
A pesar de estar localizado en pleno desierto del Kalahari, Tsodilo ha sido un lugar habitado por diversas culturas desde hace miles de años. Las colinas son de una gran importancia espiritual para los pueblos san (bosquimanos), un lugar sagrado al que denominan "Montañas de los dioses" o "Rocas que susurran". Cazadores-recolectores locales, cuyos antepasados vivían en cuevas y abrigos rocosos del lugar, y quienes pintaron las rocas.

La verdadera importancia del lugar, radica en sus pinturas rupestres, descritas por primera vez por el escritor sudafricano Laurens van der Post, en su libro "The Lost World of the Kalahari" (El mundo perdido del Kalahari). El conjunto suman en total 500 sitios individuales, hasta completar más de 4.500 pinturas rupestres en la zona que le han valido el apodo de "el Louvre del desierto". Las pruebas halladas, indican que algunos pueblos bantú son los responsables de muchas de estas obras de arte prehistóricas, estando datadas algunas de las pinturas de hace 24.000 años.

En la pared norte encontramos varias pinturas, destacando las pinturas de rinocerontes, de donde toma el nombre la cueva, y otra pintura de una jirafa roja, junto con otras pinturas de pigmentos rojos o naranjas de figuras geométricas, figuras humanas, y animales domésticos y salvajes.
Dentro de la cueva se hallaron también artefactos de hueso, cerámica o hierro, puntas de lanza y artefactos de piedra, normalmente cuarzo o jade. Las dataciones que se han hecho de los objetos encontrados y las pinturas, señalan que la cueva fue utilizada durante miles de años. Abarcando desde hace entre 50.000 y 25.000 años, en la época de la Edad de piedra en África, a períodos muy posteriores como la Edad de hierro africana, hace 2.000 años.

Cerca de la Cueva del Rinoceronte, al noroeste de la colina "Female", se encuentra una depresión en la roca que se utilizó antiguamente como refugio. Las paredes de la roca están decoradas con pinturas rojas de lo que parece ser ganado y las muestras halladas en su interior revelan que el lugar fue utilizado desde hace 30.000 años.

Por su importancia cultural, la UNESCO declaró las colinas de Tsodilo como Patrimonio de la Humanidad en el año 2001. Un lugar abierto al público para su visita, aunque de difícil acceso, necesitando un guía local para explorar la zona. Con el tiempo, se han comenzado a añadir señales e indicaciones para facilitar el acceso, y se ha habilitado un camping entre las dos colinas principales con duchas y aseos. La forma más sencilla de llegar a Tsodilo, es a través de un camino de tierra que parte desde el pueblo más cercano, Shakawe, situado a 40 kilómetros, también en Botsuana.
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